Vividores, corruptos y personajes “huecos”, sin vocación social, han sumido a la dirigencia estatal del Partido de la Revolución Democrática, otrora emblema de la izquierda mexicana, en una crisis sin precedente que lo mantiene al borde del colapso; en los últimos 18 años, aquel instituto político ha perdido casi 90 mil votos en elecciones estatales, producto del repudio de la sociedad por incorporar a sus filas a personajes reciclados del viejo régimen priista; la deshonestidad de varios de sus dirigentes ha propiciado que, en la actualidad, el partido permanezca bajo el control del PRI, lamenta el diputado oaxaqueño y presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara Baja del Congreso de la Unión, Francisco Martínez Neri
David Méndez
Envuelto en la peor crisis política, electoral y de gobernabilidad de su historia local, con la pérdida de 84 mil votos durante las últimas tres elecciones gubernamentales y pugnas internas que han derivado en enfrentamientos, actos vandálicos y procedimientos jurídicos, son las condiciones en que se encuentra el Partido de la Revolución Democrática (PRD) a cuatro meses del comienzo del proceso electoral 2017-2018, que habrá de renovar alcaldías, diputaciones locales, el Congreso de la Unión y determinará al nuevo Presiente de México.
El Sol Azteca paga, en la actualidad, las consecuencias de las malas determinaciones asumidas durante el último sexenio por su dirigencia, en el que dio cabida a “vividores”, corruptos y personajes “huecos” que dañaron la imagen de aquella organización política, sentenció el diputado federal y presidente de la junta de Coordinación Política (Jucopo) de la Cámara Baja del Poder Legislativo, Francisco Martínez Neri.
Tras los comicios de 2016, que renovaron la gubernatura del estado, el Sol Azteca quedó ubicado como la tercera fuerza política de Oaxaca, debajo del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), en un resultado sin precedente.
Con 239 mil 738 sufragios, el PRD tuvo su peor actuación de los últimos 18 años, sólo por arriba de la primera contienda gubernamental en la que compitió, en 1992, cuando Raúl Castellanos –a la postre priista acusado de corrupción– obtuvo 48 mil 273 votos, según datos históricos del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO).
En las votaciones de 2010, cuando llevó a la gobernación a Gabino Cué, obtuvo 302 mil 500 votos y en 1998, cuando Héctor Sánchez perdió ante José Murat, registró 320 mil 40 sufragios.
“El PRD en Oaxaca atraviesa por un momento de dificultad que, básicamente, tiene su origen cercano en el hecho de que hay una diferencia entre corrientes al interior”, añadió, en entrevista.
La disputa
Desde diciembre pasado, la presidencia estatal la disputan, por una parte, el ex presidente municipal de San Pedro Pochutla, Raymundo Carmona Laredo –líder impugnado–, representante de Nueva Izquierda, el grupo que firmó el Pacto por México y que encabezan a nivel nacional Jesús Zambrano y Jesús Ortega, y, por otro, el expresidente municipal de Santa Cruz Xoxocotlán, José Julio Aquino, miembro de Alternativa Democrática Nacional (ADN), la tribu que durante 18 años ha controlado las riendas de este instituto político en Oaxaca y cuyos detractores la acusan de haberlo sumido en la división y la derrota.
En 2016, tanto Nueva Izquierda como ADN promovieron la candidatura de José Antonio Estefan Garfias al gobierno de Oaxaca, un expriista cercano a los exgobernadores Diódoro Carrasco Altamirano y Gabino Cué Monteagudo.
Cuatro años antes, en 2012, los líderes de Nueva Izquierda negociaron con el ex gobernador José Murat la adhesión del PRD al Pacto por México, que promovió las reformas Educativa, Energética y Fiscal, severamente cuestionadas por Morena, el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano.
Además, Raymundo Carmona Laredo es amigo desde la juventud de José Murat.
“Entiendo que, en este momento, las cosas van marchando en el sentido de que estas dos tendencias puedan tener la titularidad. Todo parece indicar que el compañero Carmona pudiera estar al frente del partido”, apuntó, Martínez.
“El partido nació como un conjunto de tendencias que se unieron. Hay un arcoíris de participación en el PRD y esa situación tan disímbola es la que ha generado en el PRD diferencias y formas distintas de ver las cosas”, justificó, al ser cuestionado sobre los problemas que enfrenta su instituto político.
Para Martínez Neri, la principal causa de la debacle perredista es el alejamiento de su dirigencia con la base y, por el contrario, su acercamiento a los grupos de poder, que ha derivado en recurrentes componendas y actos de corrupción que “han desilusionado” al electorado.
“De ahí la necesidad de que en el partido se tenga muy clara esa situación. Quienes hemos vivido la izquierda oaxaqueña, la izquierda nacional, sabemos con claridad quiénes son proclives a ese tipo de situaciones; qué dirigentes tienen vínculos, que dirigentes han tenido relaciones que no necesariamente son las más sanas, con los gobiernos, particularmente con el de Murat, que eso perjudica muchísimo”, añadió, en entrevista, en su casa de “gestión”, localizada en el centro de la capital oaxaqueña.
Carmona, líder no deseable
El caso de Raymundo Carmona, ex edil de San Pedro Pochutla, recrea el perfil del liderazgo que no sirve al PRD, añadió, debido a su cercanía con la familia Murat.
“Hay gobernantes que tienen una proclividad de corromper a los demás; hay una tendencia de buscar una cierta gobernabilidad en el estado a partir de atomizar a los grupos opositores.
“(En el caso de Carmona) se incurre en una especie de conflicto de interés y, entonces, los gobernantes se van metiendo a los partidos y terminan manejándolos; la oposición queda minada.
PRI controla
a la oposición
P.- ¿José Murat controla a los partidos de oposición?, cuestionó este medio
R.- Yo creo que sí. Murat está muy metido en el atomizamiento de las izquierdas, por un lado, y en los movimientos sociales. Ulises Ruiz hizo lo propio en su momento; también se metió en la vida interna de las organizaciones. Están más metidos en sus negocios personales y atendiendo a un grupo que se enriquece del recurso del país; esa es la lógica que hemos visto desde Diódoro Carrasco, pasando por Ulises Ruiz y (José) Murat, y vemos con preocupación que Alejandro (Murat) pudiera tener ese tipo de inclinaciones.
Y sentenció: “El PRI, de alguna manera, controla a la oposición; en mayor o menor medida, lo hace”.
P.- ¿Por qué se permite?
R.- No ha habido una oposición al interior del propio partido que permita discutir esos temas. No ha habido quién denuncie esos hechos y, desde luego, precisamente por eso hay sectores del partido que se inclinan hacia esa naturaleza.
El día que en que el Consejo Estatal eligió a su nueva dirigencia, Neri afirmó que pronunció un discurso para condenar “que personas que tengan relación con el poder ocupen la dirigencia, (pues es) una situación que genera, desde luego, inquietudes”.
Liderazgos parásitos
Para el académico, existen otros liderazgos tan nocivos como el de Carmona; éstos, caracterizados por obtener dádivas a través de la “negociación” y la conformación de grupos de choque.
Sin querer pronunciar los nombres de quienes enarbolan este sistema, sentenció que éste ha perjudicado sobremanera al partido del Sol Azteca y causado el repudio de la sociedad.
“(El PRD) lo está pagando, porque la gente dice: ‘Ese señor vino y me extorsionó, me vendió terrenos y no eran de él…’ (aquellos líderes) repartieron por ahí lotes y la gente dice: ‘¿Cómo es posible que este señor esté ahí (en el PRD)’… pues yo me voy a otra parte”, comentó.
Tal descripción concuerda, por ejemplo, con el representante de la tribu conocida como Izquierda Democrática Nacional (IDN), Hugo Jarquín, quien es líder de vendedores ambulantes y posee un grupo de choque que se posiciona de terrenos en diversas partes del estado.
Gracias a su organización, Jarquín ha ostentado diversos cargos públicos, entre ellos una diputación federal.
IDN, a nivel nacional, es la corriente que fundó el exsecretario particular de Andrés Manuel López Obrador, René Bejarano, conocido por aquel video en el que aparece guardando en un maletín 45 mil dólares que le había entregado Carlos Ahumada.
“Hay gente que, por el hecho de que se plante en un foro o que esté obsesivamente en la toma de fotografías y que tiene pasados ominosos de control, de mal manejo de recursos, me parece que no tendrían que estar en la izquierda; eso nos da mala imagen, muy mala imagen”, agregó.
“Espero que las capas intermedias y las de base del PRD vayan tomando conciencia y vayan apartando a esa gente, porque es gente vividora; están porque quieren un espacio, porque quieren ser diputados, porque quieren ser senadores.
“No van por un vocación o un servicio de transformación. Yo a ellos no les he encontrado una sola idea transformadora para el país… están completamente huecos… la izquierda no es eso.
P.- Diga algunos nombres, insistió el reportero.
R.- No, porque es entrar en una dinámica de confrontación y no creo que sea este el momento.
El problema de los
candidatos externos
Martínez Neri reveló que, internamente, se opuso a la nominación del ex priista José Antonio Estefan Garfias como candidato al gobierno de Oaxaca de la alianza PAN-PRD en los comicios gubernamentales de 2016.
Era preferible, apuntó, que el abanderado surgiera “de la izquierda” y no de grupos “prestados”, sin méritos ni vocación comprobada al interior del partido.
Tal determinación, afirmó, es otro de los factores que desembocaron en la actual crisis que vive su partido.
“Yo recibía a mucha gente que me decía: ‘Oiga, vamos a ir porque usted nos está invitando, pero no estamos tan convencidos (de la postulación de Estefan)’, y yo creo que a una buena parte de la izquierda le pasó eso, por eso muchos emigraron”.
Inconforme con su candidato, el electorado, subrayó, se sumó a Morena, que presentó en Salomón Jara un cuadro con pocas virtudes, pero que resultó para la ciudadanía mejor opción que Estefan, quien “tenía meses de venir del PRI”.
“No podemos vivir de prestado. Necesitamos vivir de lo nuestro. Con todo y que se puede perder; no importa, pero que se construya”.
Confiar en personajes externos, aseveró el ex rector, es crear un castillo que se desmorona al cabo del tiempo, como sucedió con Gabino Cué Monteagudo.
P.- ¿Usted porque, entonces, respaldó a Estefan Garfias durante la campaña?
R.- Porque el PRD había tomado una decisión institucional.
P.- ¿El PRD decepcionó a su gente?
R.- No creo que sea general; más bien, algunos cuadros no son bien vistos por la sociedad. Nosotros no estamos en la mafia del poder, nosotros estamos en la lucha por la transformación.
P.- ¿Cómo puede salir su partido de esta crisis?
R.- Con el alejamiento de los dirigentes de las autoridades, del poder. Tiene que haber una distancia y los dirigentes tienen que estar lejos de ser cuestionados de relaciones con el gobierno.
Al punto anterior, sumó que los procesos de designación de candidatos se haga a través de vías democráticas, que permita la participación de la sociedad y no sean determinaciones de tribus.
P.- ¿Es necesaria una depuración?
R.- Yo veo bien que unas gentes se vayan, como los últimos que se fueron (Benjamín Robles, Jesús Romero, Karina Barón y Roberto López Rosado, entre otros). Está bien porque si alguien no está a gusto, no puedes estar casado a fuerzas. La gente que se queda debe construir.
Antecedentes
En medio de actos violentos, como la detonación de bombas de gas en la sede donde se realizaba el cónclave, el 24 de febrero de 2016 el PRD nombró a José Antonio Estefan Garfias como abanderado de aquel partido de cara a las elecciones de junio.
Benjamín Robles Montoya y el grupo que lo respaldaba, acusaron que tal designación había sido una imposición del entonces gobernador, Gabino Cué Monteagudo.
Este hecho marcó una fractura al interior del Sol Azteca y la salida de decenas de simpatizantes de Robles Montoya. Éstos, acusaron a las tribus Nueva Izquierda, IDN, ADN y Foro Nuevo Sol de haber cedido la postulación con el objetivo de que el PRI pudiera retomar la gubernatura de la entidad, como finalmente sucedió.
Días después, el Partido del Trabajo anunció su salida de la alianza que integraba con el PAN y PRD, y lanzó como su candidato al exjefe de la Oficina de la Gubernatura.
Meses después, con la derrota electoral a cuestas, el Consejo Estatal del Sol Azteca convocó a la renovación de su dirigencia en diciembre pasado.
ADN propuso como candidato a José Julio Aquino, ex edil de Santa Cruz Xoxocotlán, con el aval de Foro Nuevo Sol; en contra parte, Raymundo Carmona, de Nueva Izquierda, tuvo el apoyo de IDN.
Durante la realización del proceso electoral, el 29 de diciembre, Carmona, tres representantes del CEN, y sus seguidores abandonaron el salón, en un hotel al sur de la cuidad, donde se realizaba el acto, tras un connato de bronca.
El grupo encabezado por el exedil de San Pedro Pochutla, aprovechando la presencia de los tres representantes nacionales, reinstaló la sesión en otra sede, con la presencia de 92 consejeros, quienes lo eligieron como presidente estatal para un periodo de nueve meses.
En la otra sede, donde permanecieron José Julio Aquino y los representantes de ADN y Foro Nuevo Sol, nombraron al ex alcalde como dirigente del partido.
Una semana después, el Tribunal Electoral de Oaxaca ratificó el triunfo de Carmona, veredicto que fue respaldo posteriormente por el CEN del PRD; sin embargo, ADN impugnó la resolución ante la Sala Xalapa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que aún no emite su sentencia.