EDITORIAL
La salud se convirtió en el “talón de Aquiles” en la administración de Gabino Cué Monteagudo, fue la piedra en el zapato de un gobierno que ofreció el cambio a los oaxaqueños pero después seis años sólo dejó frustración y desencanto.
En cualquier lugar de la accidentada orografía oaxaqueña hay hospitales o clínicas de salud inconclusas, otras permanecen abandonadas o están cerradas por falta de médicos o enfermeras y en la totalidad hay un desabasto insultante de medicamentos.
Por donde se vea o por donde se mire hay problemas en el sector salud. Lo preocupante de este asunto es que quienes pagan las consecuencias de esta situación como siempre son las familias pobres, las que viven en los lugares más apartados, donde la gente se muere por falta de atención medica.
La corrupción en este sector ha sido galopante en el gobierno del cambio, pero nada se ha hecho para llamar a cuentas a quienes desviaron miles de millones de pesos y dejaron en la quiebra total al sistema de salud en el estado. Los responsables tienen nombre y apellido.
Y ahí está el ex secretario de Salud, Germán Tenorio Vasconcelos, quien se pasea impunemente y hasta participa en eventos sociales quitado de la pena.
Uno de los tantos ejemplos de la situación que enfrenta el sector salud, lo representa, además del Hospital “Dr. Aurelio Valdivieso”, el
Hospital Civil “Macedonio Benítez Fuentes” de Juchitán donde falta todo, insumos que van desde gasas, jeringas medicamentos como el paracetamol, ceftriaxona, levofloxacino y cefotaxima.
Además, está inconclusa la obra de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatalaes (Ucin) y cuatro compresores del clima en el área de quirófano se encuentran descompuestos, esto entre muchas cosas más que llevaron al personal médico y administrativo a suspender laborales desde el pasado mes de junio, para exigir la atención de las autoridades estatales y federales.
La situación agonizante que enfrenta el Hospital Civil “Macedonio Benítez Fuentes” de Juchitán es la misma que viven muchos otros hospitales y clínicas de la entidad, donde se ha tenido que suspender la consulta externa y solo se atienden con grandes deficiencias los servicios de urgencias y hospitalización.
Cuántos oaxaqueños o oaxaqueñas tendrán que morir en espera de recibir una atención médica de calidad, cuántas mujeres más tendrán que dar a luz en los sanitarios o en los jardines de los hospitales para que las autoridades federales tomen cartas en el asunto y emprendan un plan para rescatar al sistema de salud en Oaxaca.
Es criminal, reproblable, condenable que una persona muera por falta de atención médica adecuada, mientras los causantes de esta desgracia vivan rodeados de lujos y sin preocupaciones.
La semana pasada estuvo en Oaxaca el secretario de Salud federal, José Narro Robles en una gira de trabajo en la que estuvo acompañado del gobernador Alejandro Murat Hinojosa. Vino, entre otras cosas a conocer la situación en que se encuentra el sector en la entidad.
El ex rector de la UNAM ofreció castigo para quienes saquearon y llevaron a la ruina al sector salud en Oaxaca, hay confianza en que así será y no quedará impune una acción tan grave como es el atentar contra la salud de las personas
Al tiempo.