Guerrero es un estado prácticamente bipartidista. Sólo el PRD o el PRI tienen posibilidades de ganar las elecciones del 2015. De ahí surgen tres preguntas naturales: ¿A quién beneficia que la izquierda divida sus votos en un estado donde gobierna? ¿Qué ofrece el PRI a cambio de recuperar el Palacio de Gobierno? ¿Qué calificativo merece la persona que realice tal acción de dividir el voto en esas condiciones?
Hermenegildo Casto Ojeda
Como usted sabe, Guerrero es uno de los bastiones más importantes para el PRD, tanto por el número de votos y seguidores como por las posiciones políticas que ocupa. El gobernador Ángel Aguirre Rivero es un priista que ganó con los emblemas del PRD, dos de los tres senadores son perredistas, ocho de los nueve diputados federales de mayoría son del PRD, los 20 diputados locales de mayoría también lo son. Las principales ciudades de los 81 municipios son gobernadas por perredistas.
Y a pesar de eso, las elecciones son reñidas entre el PRD y el PRI. Por ejemplo, en la contienda pasada para gobernador el PRD obtuvo 670 mil 911 votos. El PRI, su más cercano competidor, 512 mil 468. El PAN no tuvo candidato. En 2012, en la votación para senadores, el PRD contabilizó 461 mil 766 sufragios frente a los 429 mil 201 del PRI. En este contexto, Andrés Manuel López Obrador ha tomado una decisión que puede inclinar la balanza a favor de los priistas.
En una de sus típicas decisiones unipersonales, López Obrador designó al ex senador perredista Lázaro Mazón Alonso como candidato al gobierno del estado por el Movimiento de Regeneración Nacional, “una vez que obtenga su registro”. La decisión no sólo afecta al PRD, sino que favorece directamente al PRI pues no se necesita ser vidente para saber que, dividida, la izquierda perdería la gubernatura.
Mazón Alonso tiene historia electoral y base social. Fui testigo en 1988 de su éxito como coordinador de campaña en Guerrero de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Fue dos veces presidente municipal de Iguala, activo coordinador en su momento de los alcaldes perredistas del estado, precandidato a la gubernatura del estado. Pero varios expertos en la política local consideran que no le alcanza para ganar las elecciones.
Desde una perspectiva local, se cree que la función de Mazón Alonso no será ganar, sino cerrarle el paso al senador perredista Armando Ríos Piter con quien, según la prensa local, ni se habla ni mantiene cortesías de política y buena educación. Los votos que gane servirán para conservar el registro de Morena y mantener así el flujo de dinero público a la tesorería de la organización.
Que López Obrador destape candidatos donde no tiene posibilidades de ganar, resulta anecdótico y hasta chusco, una clara muestra de providencialismo. Pero, donde el conglomerado de las tribus de las corbatas amarillas puede ganar, ¿no es acaso legítimo preguntar a cambio de qué? La pregunta cabe perfectamente en la lógica política que utiliza López Obrador, tan celebrada por quienes creen en las teorías de la conspiración y el compló.
Claro que el PRD también puede contribuir con su granito de división interna. El otro senador perredista, Sofío Ramírez, con el apoyo de Aguirre Rivero, también quiere la gubernatura. Desde mayo pasado dijo en una reunión de la Asociación Civil Acapulco que será gobernador. Mi nombre suena, ayúdenme para que suene más, pidió.
Los hechos anteriores prueban, más allá de interpretaciones interesadas, que en Guerrero empieza a brillar un rayito de esperanza para el PRI.
Twitter: @Castroherme
Del autor
Tiene 30 años de experiencia en medios de comunicación privados y públicos y en direcciones de comunicación social del sector público. En el sector privado, participó en la fundación de tres periódicos: como reportero en La Jornada, subdirector de información en La Crónica y asesor de la dirección en Diario 29, de Tijuana, Baja California. En los medios públicos fue Director de Operaciones Internacionales de la agencia mexicana de noticias Notimex, y subdirector de edición del diario hoy desaparecido El Nacional. Entre sus experiencias como reportero se cuenta la cobertura de la guerra en Afganistán, la Segunda Intifada en Israel y el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas.