Hay momentos que la mejor arma del guerrero es la prudencia por el bien de su batalla y de su vida, porque se perece, qué queda de sus convicciones… estas mueren también. La decisión de Zamora, de optar por la retirada, es una decisión de inteligencia, mirando al futuro.
Por Gabriel IBARRA BOURJAC
¿Qué sucedió con la relación entre el gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval y el aún secretario general de Gobierno, Arturo Zamora Jiménez, quien en menos de dos semanas se separa de la administración estatal y regresa al Senado de la República?
¿Por qué el reconocido abogado y jurista decide adelantar su regreso a la Cámara Alta que tenía programado hacerlo a finales de año? ¿Qué sucedió? Porque la decisión va implícita su renuncia a la posibilidad de ser candidato del PRI a la presidencia municipal de Guadalajara y/o de Zapopan.
¿Fue acaso consecuencia del encuentro nocturno entre Aristóteles Sandoval y Enrique Alfaro al que acudieron varios amigos mutuos y funcionarios del gobierno estatal, reunión que no fue compartida a Arturo Zamora? ¿O cómo interpretar el reencuentro de dos viejos amigos, uno gobernador y el otro soñando con sustituirlo dentro de cinco años, pasando primero por Guadalajara?
Arturo Zamora al regresar al Senado de la República, sale ganando por varias razones.
Una, se va porque así conviene a sus intereses. No le pidieron la renuncia. Recordemos que llegó al equipo del gobernador Aristóteles Sandoval cuando estaba en su momento estelar como operador del líder camaral senatorial del PRI, Emilio Gamboa. Los reflectores lo seguían. Tenía relación directa con la elite del poder político de México. Convivía con secretarios de Estado, gobernadores, líderes y figuras políticas de la oposición.
Zamora demostró capacidad, primero en San Lázaro, como diputado federal y después como senador. Su sólida formación jurídica y la seriedad para atender las responsabilidades, le permitieron ganarse el respeto y reconocimiento de tirios y troyanos.
Cuando le dieron la instrucción desde Bucareli que apoyara al nobel gobierno de Jalisco, con Aristóteles Sandoval a la cabeza, el ex alcalde de Zapopan y ex candidato a la gubernatura de Jalisco (frustrado en el 2006 al perder ante Emilio González Márquez), integrándose como el número dos, debió de resultarle atractiva la nueva encomienda, pero por otro lado, dejaba un espacio de ejercicio de poder de ligas mayores, como en aquel momento le tocaba realizar.
Disciplinado el maestro universitario se vino a Jalisco y en estos 15 meses trató de cumplir lo mejor posible con la tarea. Desde un principio fue visto con recelo por el círculo aristotelista. Protagónico, fue una recriminación que constantemente le estuvieron machacando. Y como sea, de tanto ir el cántaro al agua, tarde o temprano se tiene que romper. Algo de ello debió suceder, a tal punto que Zamora Jiménez llegó a un grado de hartazgo, que mejor decidió marcharse.
Habrá que decir que en estos 15 meses, Zamora confirmó y hasta fortaleció la confianza en sectores importantes de la sociedad jalisciense, por su seriedad, su disposición siempre al diálogo y la intervención que llegó a tener en la resolución de problemas, evitando así que estos desembocaran en conflictos o que hicieran crisis. Con el fiscal General, Luis Carlos Nájera, tuvo entendimiento inteligente, de tal suerte que en el tema de la seguridad se dio la coordinación interinstitucional.
Irse a tiempo
La decisión de regresar al Senado constituye una decisión pertinente y oportuna. Por un lado el serio político jalisciense cumplió con una encomienda superior que le solicitaron, y por otro lado, se retira cuando el gobierno estatal ya se encuentra asentado, caminando y con el despliegue de sus principales proyectos de enfrentar rezagos y tratar de darle viabilidad al Estado, como son seguridad, movilidad y transporte, abastecimiento de agua a la zona metropolitana y a Los Altos de Jalisco, que en conjunto tienen como objetivo mejorar la calidad de vida de sus habitantes y hacer de Jalisco una entidad más competitiva y menos desigual.
Zamora se va a tiempo. Antes de que inicie el proceso electoral de renovación de gobiernos municipales y de los legisladores locales y federales. No se involucrará en estas disputas domésticas. No se enfrentará a Enrique Alfaro en Guadalajara. Y si el PRI tiene un resultado adverso, que puede suceder como es propio de elecciones intermedias, la culpa no será de quien ha sido el número dos en estos 15 meses en el gobierno de Jalisco.
Así, Zamora, estará en condiciones de conservar su capital político y quedar como una reserva para lo que se ofrezca en el 2018, que aún le restan cinco años, pero que muy rápido transcurren. Zamora constituye uno de los principales capitales políticos del priismo jalisciense y el que más votos ha logrado en la historia de esta entidad. Electoralmente no tiene que demostrar nada a nadie.