La mala nota
La vaticinada no aprobación de la Ley Estatal de Educación por parte del gobierno de Gabino Cué –el plazo se venció el pasado 12 de marzo- le hizo ganar de nueva cuenta, la crítica más descarnada y brutal de que se tenga memoria. Los señalamientos duros no faltaron, como aquellos que consideraron un “crimen de Estado”, la postura complaciente adoptada respecto a la mafia de la Sección 22 o aquella que de plano lo acusó de “entregar la plaza”, al cártel de sicarios de la educación oaxaqueña. Hasta el viernes 14 de marzo, tres entidades no habían aprobado sus leyes particulares: Baja California Sur, Sinaloa y Oaxaca. No obstante, en las primeras se advertía un avance notable, no así en nuestra entidad, en donde parece ser que va en serio el desafío a la Federación y el desacato al mandato constitucional, pues a la fecha no se sabe para cuándo será aprobada la citada ley. En el ínterin, el vandalismo de los normalistas, para hacer más patética la situación del gobierno de la alternancia.
“En Oaxaca –dijo Federico Reyes Heroles en Excélsior- el asunto cobró una dimensión descomunal, en los hechos se encamina a una emboscada. El plazo para cumplir con el mandato constitucional fue de seis meses, suficiente. La gran mayoría de las entidades cumplió. En Oaxaca, justo en la víspera del término de ley, el gobernador Cué firmó un acuerdo con el Congreso local y —lo increíble— ¡con la Sección 22! En el desplegado oficial se invoca el derecho soberano del pueblo de Oaxaca para fortalecer, actualizar y hacer más eficientes las leyes de orden estatal”. Suena bien, pero el párrafo continúa “…ciñendo su contenido a las particularidades que subyacen en el territorio oaxaqueño, a los anhelos de inclusión de nuestras comunidades indígenas, a nuestras lenguas maternas y a nuestros saberes comunitarios”. A la par, se anuncia la organización de 37 foros de consulta pública como un ejercicio de “democracia participativa”. Parece de avanzada, pero…”
En efecto, nada justifica el papel tan lamentable asumido por el gobierno de la alternancia, sino tal vez sólo uno: ninguna acción de Estado, con Gabino Cué al frente, tocará los cotos de poder, los privilegios y prebendas que tiene la Sección 22 y de su engendro, la CENEO. Muchos se preguntan: ¿Por qué no organizaron los foros antes para cumplir en tiempo y forma con el mandato constitucional? ¿Por qué se sobrepone un pacto local a las leyes federales?. ¿Por qué se negocian los contenidos educativos? ¿Por qué se ponen en el mismo nivel el Ejecutivo local, el Congreso local y la sección sindical? Y muchas más. El gobierno pues, cayó en el juego de los malandrines del Cártel-22, empecinados en demoler todo aquello que huela a evaluación, reforma educativa, restricciones a la movilización, etc. Todo lo anterior fue el corolario de la información que a tiempo dejó escurrir la Comisión de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (COTAIPO), en el sentido de que durante 2013 y 2014, se habían dado más de 3 mil movilizaciones, incluyendo bloqueos, que hacen un promedio de 9 eventos diarios, en los cuales la Sección 22 y adláteres, como el FPR, el FALP y los normalistas, entre otros, han devenido los látigos de la sociedad.
“Dejémonos de ambages y circunloquios –concluye Reyes Heroles-, el gobierno estatal se entregó a la Coordinadora. Probablemente proceda una controversia constitucional. Paradoja: los mismos partidos que conformaron la coalición que logró la alternancia en Oaxaca, también aprobaron la Reforma Educativa. Muchos pensamos que con la alternancia y la llegada de Gabino Cué al poder daba inicio el ansiado rescate de esa entidad. Hoy queda claro que el gobernador está maniatado. Pobre Oaxaca, tan necesitada de buena educación”.
