Desde el inicio de la semana anterior arrancaron sus campañas de proselitismo, los siete aspirantes a la gubernatura del estado. Sin embargo, son dos quienes han ido a fondo para lograr la conquista del voto popular: Alejandro Murat Hinojosa, al frente de la coalición formada por el PRI-PVEM-PANAL y José Antonio Estefan Garfias, de la que forman los partidos PRD-PAN. A juicio de analistas y observadores de la política local, el asunto está entre los dos. Sin embargo, no bien arrancaron y las filtraciones mediáticas han empezado. En torno al priista, se ha cuestionado severamente al menos a dos de sus cercanos colaboradores: Samuel Gurrión Matías y Heliodoro Díaz Escárraga. En torno al primero, algunas fuentes periodísticas lo han ubicado como un personaje que ha estado en la mira del Sistema de Administración Tributaria (SAT), por presuntas operaciones de lavado de dinero; en torno al segundo, le sigue pesando el trillado tema del Porsche.
Tampoco se ha salvado el candidato de la coalición con Rumbo y Estabilidad por Oaxaca (CREO), Estefan Garfias. Las primeras fotos de su inicio de campaña, aparece la inconfundible presencia de Jorge Castillo Díaz, operador político-financiero del gobernador Gabino Cué. Asimismo, se ha ventilado la presencia de un político y ex diputado argentino, de nombre Daniel Ivoskus, especialista en operar campañas negras, cuya especialidad es “bombardear” al candidato opositor de mensajes negativos. Se dice que la mano del actual Secretario General de Gobierno de Puebla, Diódoro Carrasco está presente. Para ello ha trascendido, usa las redes sociales para desprestigiar a los opositores y orientar el voto a favor de sus clientes.
En todo este entorno, es importante destacar la campaña del candidato del PT, Benjamín Robles Montoya, cuya estrategia está dirigida no a ganar la elección sino para desacreditar a Estefan Garfias y a sus protectores y mecenas, empezando por el gobernador Gabino Cué. Del resto de candidatos, poco hay que decir: definitivamente no figuran. Este entorno da cuenta de que una vez más los oaxaqueños estaremos en un proceso electoral en el que hay orfandad de propuestas, pero abundancia de descalificaciones y denuestos. El uso patológico de las redes sociales coadyuvarán a agudizar las contradicciones, el encono social, pero sobre todo, a confrontar más a la fracturada ciudadanía oaxaqueña.
No está por demás insistir en el llamado que a tiempo realizó el Consejo General del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (IEEPCO), a todos los partidos políticos, a fin de que sus candidatos se conduzcan con madurez, con civilidad y tolerancia. Y es que por lo que se ha visto a pocos días de haber arrancado las campañas, se advierte que al ciudadano de a pie le otorgarán una nueva dosis de filtraciones, ataques sistemáticos, grabaciones, etc. Los estrategas, los especialistas en marketing, los íconos de la publicidad política, deben encaminar sus esfuerzos en la propuesta de los candidatos, no en las debilidades del opositor. Oaxaca requiere de una oferta viable no más promesas, al menos hoy, en que hay un total desencanto de todo lo que huela a partidos políticos, discursos y demagogia.
Murat y Estefan deben emprender campañas de cara a la sociedad, sin mayores expectativas que ofertar al ciudadano que vota, la esperanza de una entidad mejor. Pero eso no se logrará si se siguen utilizando los mismos moldes acartonados del pasado: giras de trabajo para la foto; concentraciones masivas de acarreados; equipos de campaña bajo sospecha y lo que el pueblo ya vio mucho.