Evaluación: El fracaso del Cártel-22
Acostumbrados a amedrentar, amenazar e intimidar, los capos del Cártel-22, Rubén Núñez y Francisco Villalobos, esta vez acompañados por el frustrado aspirante a la diputación local, el ex dirigente Azael Santiago Chepi, fracasaron en su intento en boicotear el examen de evaluación a que fueron convocados poco más de seis mil maestros de la Sección 22, el sábado 28 de noviembre. En la retaguardia de sus radicales, permeados con grupos violentos como los del Frente Popular Revolucionario (FPR) y otros, pretendieron romper el cerco que impusieron alrededor de la Ciudad Administrativa –sede del examen- más de cinco mil elementos de la Policía Federal, Policía Estatal y otras corporaciones. El referido examen, si bien con la inasistencia de muchos mentores, se llevó a cabo, lo que constituye una batalla perdida de estos retrógradas que al amparo de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), han pretendido frenar la Reforma Educativa, la más importante del gobierno federal.
Luego de dos enfrentamientos con la Policía Federal, la deslucida marcha de la Sección 22 avanzó hacia la sede del evento, en un plan prácticamente de aceptación, de que la primera derrota fue la inscripción de al menos cuatro mil maestros para realizar el examen, lo que significa que poco a poco el terrorismo magisterial pierde poder de convocatoria, pero además, de que el miedo a las sanciones sindicales, son cosa del pasado. La segunda, es la inminente pérdida de representatividad para seguir insistiendo en echar atrás o acotar lo que ya es precepto constitucional: la Reforma Educativa. El Cártel-22 bien puede ir escribiendo la crónica de la batalla perdida.
El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Aurelio Nuño Mayer sostuvo después que al fin los maestros oaxaqueños se sacudían el yugo que durante mucho tiempo los mantuvo sujetos. Y no le hace falta razón. La dirigencia seccional, a pesar de que las cosas han cambiado de manera radical, mantiene aún un control brutal, a través del terror y la amenaza sobre importantes sectores del magisterio. Ello se da por las células cuasi-criminales que se sostienen aún en el interior del estado y que ya hemos mencionado: los jefes de sector, supervisores escolares, delegados sindicales y directores. Es ahí en donde se intimida, se agrede a los maestros que presentaron el examen, el manipuleo a los padres de familia para que exijan su salida y las presiones de tipo económico.
Si se realizara una encuesta en el sector magisterial de todo el estado, sin duda habría sorpresas. Un altísimo porcentaje desea trabajar, evitar problemas, descuentos y sanciones. Pero no pueden sacudirse el estigma de “charros” o “traidores” que les acuñan sus mismos compañeros en los centros educativos. Además, existe otro sector que ha obtenido plazas, ascensos, prestaciones y otros, gracias a la potestad que la dirigencia seccional mantuvo en el IEEPO, por lo que le guardan cierta disciplina. Miles y miles han pervivido de las dádivas logradas por los líderes y están convencidos de que la Reforma Educativa les quitaría esos privilegios. Para mantener esta permanente tensión y desconfianza, la demagogia ha hecho su parte. A cada momento se reitera la “privatización de la educación” –que el gobierno debe desmentir- para alterar los ánimos de muchos maestros, que ante el rumor de que perderán su trabajo, adoptan actitudes temerarias. Una campaña masiva de información para evitar rumores, trascendidos y malos entendidos, podría ser un buen antídoto a la demagogia de los dirigentes.
