LUIS CARLOS RODRÍGUEZ GONZÁLEZ/The Éxodo
2019 pasará a la historia como un año nefasto para la migración. Es el año en que el Gobierno de México, por primera vez en la historia, se convirtió abiertamente y sin rubor en un aliado de Estados Unidos para frenar, hostigar, encerrar y deportar a los migrantes centroamericanos, caribeños y africanos.
En el año que termina, el llamado Gobierno de la Cuarta Transformación, construyó la versión mexicana de la Border Patrol, utilizando miles de elementos de la Guardia Nacional no para combatir a los cárteles que asesinan familias, desaparecen jóvenes o envenenan al país. Sino para, literalmente, cazar migrantes no sólo en la frontera sur, sino también en la norte y en prácticamente todo el país.
Año nefasto para la migración. Pasamos del Plan Frontera Sur, de Enrique Peña Nieto, al llamado Plan México de Andrés Manuel López Obrador, que en los hechos se traduce en un muro fronterizo militar establecido en Chiapas que impide el paso a los migrantes hacia el centro y norte de México.
Las detenciones se dan lo mismo en carreteras, brechas, en centrales de autobuses, en el tren conocido como “La Bestia” y cualquier transporte público o privado. Los taxistas y las líneas de autobuses tienen prohibido subir a centroamericanos, caribeños o africanos. Como en los tiempos del peor racismo estadunidense.
El muro fronterizo de Donald Trump, en los actuales tiempos, ya no es necesario. Del Río Bravo pasó al Río Suchiate. En 2019 y contrario a lo que todos en México no esperábamos, se acabó pagando aquí, con nuestros impuestos el anhelado muro de Trump. Puro amor y paz entre los dos gobiernos y garrote a los migrantes.
Se rompieron todos los récords en detenciones y deportaciones. Lo peor es que el Gobierno de México lo presume: De acuerdo al Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) sólo por vía terrestre México deportó en este 2019 a 66 mil 660 hondureños, mientras los guatemaltecos tenían 48 mil 686 retornos y El Salvador se posicionaba en tercer lugar con 15 mil 837 personas.
Es decir 131 mil centroamericanos, sin contar los detenidos en la frontera norte y los sudamericanos y africanos que fueron deportados en este año. Más los miles que viven en las virtuales cárceles migratorias, llamadas estaciones. Sumado a los que están en la intemperie, lo mismo en Chiapas que en Tijuana o Ciudad Juárez, en espera de una visa humanitaria para cruzar a Estados Unidos.
También 2019 no sólo será el año más mortal para los migrantes mexicanos y centroamericanos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó que al menos 634 perdieron la vida, sumado a los que desaparecieron en su trayecto hacia Estados Unidos.
De acuerdo con cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), de enero a agosto de este año, 535 migrantes, principalmente centroamericanos, fueron reportados como desaparecidos en su recorrido hacia la Unión Americana. Muchas de esas muertes se derivaron de la persecución y hostigamiento de la Guardia Nacional que obliga a los extranjeros a buscar rutas alternas y más peligrosas.
Paradójicamente el Gobierno de Donald Trump, a pesar de los favores recibidos por la Cuarta Transformación, no ha frenado la deportación de cientos de miles de mexicanos, detenidos en redadas.
De acuerdo al Instituto Nacional de Migración, durante el 2019, 207 mil 714 mexicanos fueron deportados desde Estados Unidos y Canadá, de los cuales sólo el 5 por ciento corresponden a menores de edad.
En 2020 de persistir la luna de miel Trump-López Obrador, se espera que en el marco de las elecciones en Estados Unidos, nuestro gobierno siga haciendo el trabajo sucio para la reelección del actual inquilino de la Casa Blanca. Tal Cual.