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El Oaxaca ingobernable

 EDITORIALLa vieja sentencia de Max Weber, respecto a que el Estado es quien tiene el monopolio de la violencia legítima, es algo que hoy yace en el olvido en el Gobierno de la alternancia. Existe un temor absurdo y verdadera paranoia para aplicar la ley. Por ello, nuestra entidad se ha sumergido en la anarquía y la ingobernabilidad. Maestros de la Sección 22, normalistas, comuneros, sindicatos universitarios y el atomizado directorio de organizaciones sociales, manejados por líderes sin escrúpulos, pueden prácticamente hacer lo que quieran en la ciudad o fuera de ella, incluso bloquear cruceros, oficinas públicas, carreteras, casetas de peaje, centros comerciales, etc. La impunidad va de la mano con la voracidad de los dirigentes que cobran los desalojos, en proporción directa al punto estratégico que sus esbirros bloquean. La ciudad ahorcada por movilizaciones o las carreteras de acceso a la capital o las principales cabeceras, es la estampa cotidiana de nuestra agitada ingobernabilidad.

Los derechos de las mayorías son a menudo vulnerados por turbas y vividores del erario estatal. Por ejemplo, esta semana, marchó la Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui (UBISORT) para “entregar su pliego de peticiones”. La pregunta es: ¿con cargo a qué, una organización beligerante y violenta, pide al Gobierno recursos y demanda prebendas, cuando todos los oaxaqueños saben que se trata de parásitos sociales que no rinden cuentas de lo que se les otorga ni, mucho menos tienen una representación oficial o constitucional para recibirlos? Sin embargo, parte de la etnia triqui se desplazó en decenas de viejos camiones para hacer una demostración de fuerza, justamente cuando otra organización triqui, el Movimiento Unificador de la Lucha Triqui (MULT), está hoy sumergida en el escándalo, luego de que dos policías que cuidan al dirigente, Uriel Díaz Caballero, asesinaron a un ciudadano de la comunidad de San Francisco Telixtlahuaca, a quien persiguieron hasta la puerta de su casa.

Pero en los últimos días ha habido otro factor de inestabilidad: estudiantes de la Coordinadora de Escuelas Normales del Estado de Oaxaca (CENEO), en absoluta impunidad, y habituados a seguir con los vicios de antaño, el martes tomaron el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) y el miércoles 26 bloquearon los accesos a la capital, ubicándose en las entradas, además de una decena de cruceros en la capital. ¿Cuál es el quid de esta soterrada y abusiva protesta? Exigen 740 plazas docentes sin examen y que les sean concedidas en automático. Es el mismo esquema de años anteriores cuando el IEEPO se las otorgaba libremente, incluso sin haberse autorizado el techo presupuestal para ello. Es evidente que una acción de esta naturaleza pondría al Gobierno de Gabino Cué en un serio predicamento, pues no sólo se tiene que restituir una suma millonaria por el pago irregular a maestros “comisionados” y justificar el uso de recursos de otros programas, fuera de norma, sino que además, ir en contra de los postulados de la Reforma Educativa, que ha sido aprobada en el Congreso de la Unión.

Es insostenible ya la situación del magisterio oaxaqueño, por lo que el Gobierno de la alternancia se ha puesto en la mira no sólo de la Federación sino de los órganos institucionales de fiscalización y auditoría, que puede repercutir en el flujo de los recursos para verdaderas prioridades sociales. La CENEO no puede imponer a través del chantaje y la presión, una política de contratación en un momento cuando las reglas cambiaron radicalmente. De ceder el Gobierno a estas pretensiones, no hay duda que se meterá una vez más, en camisa de once varas.

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