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Violencia sexual en el transporte público

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Taxistas locales y foráneos, moto taxistas y choferes del transporte urbano se han convertido en un peligro para las mujeres, porque es en estos medios de transporte donde se han cometido desde violaciones tumultuarias, violaciones hasta abuso sexual; la mayoría de los casos no son resueltos, impera la impunidad y las víctimas se quedan sin que les hagan justicia. Esta situación llevó a la Secretaría de Movilidad a poner en marcha dos rutas “seguras” para mujeres, que han resultado inoperantes

 

 

“A las víctimas que me ha tocado atender, agredidas dentro de un transporte público y principalmente si el atacante es el chofer, presentan trastornos en su estado emocional y psicológico”

Liliana Patricia Morales Castellanos

Psicóloga de seguimiento del Centro de Justicia para las Mujeres

 

 

 

Texto: Yolanda PEACH

Fotos: Esteban CHINCOYA

 

“Mamá, el chofer del camión se llevó a mi hermanita”, fue el grito angustiado de Érick, de 7 años, a su mamá, quien regresó a su casa a los pocos minutos de que salió para la primaria con su hermana mayor.

Se había subido con su hermana, de 10 años, a un camión que iba vacío, en la carretera Cristóbal Colón. Una cuadra adelante el chofer le pidió al niño que le comprara un refresco y eligiera lo que quisiera y le dio un billete. No dejó que fuera acompañado.

Ni bien bajó, el camión arrancó y el pequeño, asustado, corrió a su casa para avisarle a su mamá.

Ambos tomaron un taxi y visualizaron el camión en la avenida Panteón Jardín. Estaba estacionado.

La mujer se bajó y comenzó a golpear los vidrios e intentar abrir la ventana; por ahí sacó a la pequeña en lo que el chofer abría la puerta delantera para escapar.

La escolar estaba lastimada. El chofer la había intentado violar.

A pesar de que se encontró en el camión la mochila de la niña y su ropa interior, del dictamen psicológico que describió la afectación, el médico que detalló las lesiones en sus partes íntimas, el dictamen químico que detectó líquido seminal en la muestra tomada a la niña, las declaraciones de testigos, inspección ocular y otras pruebas, el juez negó la orden de aprehensión.

Son 46 agresiones sexuales las que han denunciado en contra de choferes de taxis locales, taxis foráneos, camiones urbanos y mototaxis en la actual administración, del 1 de enero de 2017 hasta el 31 de agosto de 2019.

Las agresiones sufridas en el transporte público, llevó a la Secretaría de la Movilidad (Semovi) a implementar, hasta ahora, dos rutas “seguras” para Mujeres. Una va de Álamos al Rosario, y la otra, de la Primera Etapa a la Central de Abasto.

No obstante, la inseguridad en el transporte público es una realidad que pocos reportan.

 

HISTORIAS

 

Reyna había salido de su trabajo por donde estaba la agencia de Volkswagen y tomó un camión rumbo a su domicilio, en Montebello, Xoxo. Lo abordó a las 17:42 horas. Poco a poco se fueron bajando los pasajeros hasta que se quedó sola con el chofer y un adolescente.

Al pedirle la parada no frenó y se siguió de largo. Al insistirle el chofer le informó que no iría a la terminal y poco antes de llegar, le pidió al jovencito que se bajara. A Reyna no la dejó bajar y le pidió que lo dejara tocarla.

Lo empujó, pero éste la dominó, le quitó algunas prendas de vestir y la atacó sexualmente.

Brígida salió después de las 2 de la madrugada de la taquería en la que trabaja, en la colonia Niños Héroes. Llegó a la carretera y tomó un taxi. Le pidió que la llevara al centro de la ciudad, pero éste, se fue rumbo a San Juanito.

Al advertirle que éste no era el rumbo y que el taxista la ignoró, le exigió que la bajara, pero el ruletero soltó el volante para tocarle un pecho, mientras le decía: “a las mujeres les gusta y se hacen del rogar”. Brígida le dio un bofetón y abrió la puerta del taxi, asustada, así que éste bajó la velocidad, frenó y la gritó que se bajara.

Gabriela, de 16 años, salió a mediodía de la escuela, en Cuilápam de Guerrero. Tomó un mototaxi para ir a su casa. En el camino, el conductor le comentó que antes iría a dejar unas cosas y ella le pidió que la dejara ahí, en lugar de frenar aceleró.

“No sé que me pasó, no podía gritar por el miedo que sentía”, relató Gabriela. Se paró frente a una casa y ella se bajó con su mochila para correr, pero a los pocos metros el mototaxista la alcanzó, la sometió y la violó; después le permitió vestirse y le advirtió que si lo acusaba le iba a ir muy mal.

Mónica tomó un taxi foráneo a Telixtlahuaca y se subió en el asiento delantero. Al poco rato el taxista le puso su mano derecha en la pierna y la subió con rapidez a su parte íntima. “Si te portas bien no te cobro el viaje”, le espetó antes de que ella reaccionara y le pidiera que la bajara.

La Fiscalía especializada para la Atención a Delitos contra la Mujer por razón de Género, informó que se han denunciado en la actual administración, 17 violaciones o violaciones tumultuarias, 10 cometidas dentro de un transporte público, así como 29 abusos sexuales, todos infringidos en el interior del vehículo.

Respecto a las violaciones o violaciones tumultuarias, cinco fueron cometidas por taxistas foráneos, seis por taxistas locales, uno por un chofer de un camión urbano y cinco por mototaxistas.

Al detallar los delitos de abuso sexual y abuso sexual agravado, indicó que 16 fueron cometidos por taxistas foráneos, cuatro por taxistas locales, tres por choferes de camiones urbanos y seis por mototaxistas.

Respecto a las violaciones, 10 fueron cometidas en el interior del transporte público, taxi local, foráneo o mototaxi, en tanto los 29 abusos sexuales se perpetraron en estos vehículos.

 

SIN SOLUCIONES REALES

 

Otras agresiones recurrentes, son las cometidas por los pasajeros. Marcela se había tomado el camión a la Primera Etapa para dirigirse a su secundaria. Se sentó pegada a la ventanilla cuando un hombre se sentó a su lado.

A los 5 minutos el hombre hizo a un lado la mochila que llevaba sobre sus piernas y se empezó a masturbar. Marcela le pidió que le diera permiso para bajar, pero él no le hizo caso, así que ella gritó, los pasajeros voltearon, entonces se tapó rápidamente con la mochila y la dejó pasar.

Estudios de la Secretaría de Movilidad en México, establecen que el 96 por ciento de las mujeres han sido víctimas por lo menos una vez de algún acto de violencia en el transporte público, desde agresiones verbales, contacto físico forzado o persecución.

Uno dato a resaltar es que los agresores tienden a ejercer este tipo de violencia cuando las mujeres están solas; el 72 por ciento de las víctimas.

En Oaxaca, la Semovi puso en marcha una primera etapa del programa Piloto Ruta Segura en el trayecto de Álamos al Rosario. Hace unas semanas emprendió una segunda etapa con un nuevo recorrido, Primera Etapa Unidad Ricardo Flores Magón a la Central de Abasto.

Esta ruta funciona en dos horarios, 10:30 y 16:30 horas, con una patrulla de acompañamiento durante el trayecto.

“Realmente este horario no es funcional. Debería ser en la última corrida de la noche, cuando muchas mujeres salimos de trabajar o de las primeras, cuando nos dirigimos a nuestras actividades cotidianas”, plantea Marisol, quien se queja del acoso que sufre en los urbanos.

“Es incómodo que algunos pasajeros te quieran restregar sus partes cuando el urbano va muy lleno o que, cuando pretendas bajarte, te toquen con morbo”, anota.

La adolescente, estudiante de secundaria, admite que aprendió a callar este tipo de agresiones. “No quiero preocupar a mis papás”.

“A las víctimas que me ha tocado atender, agredidas dentro de un transporte público y principalmente si el atacante es el chofer, presentan trastornos en su estado emocional y psicológico”, refirió Liliana Patricia Morales Castellanos, psicóloga de seguimiento del Centro de Justicia para las Mujeres.

“Sufren alteraciones del sueño, terror nocturno, miedo, ansiedad, sentimientos de enojo y de vergüenza, sobre todo, aumenta la inseguridad de andar con libertad en la calle (….) pasa mucho tiempo para que vuelvan a querer salir solas y abordar un transporte público”.

Explicó que las víctimas requieren, por mucho tiempo, de acompañamiento, ya que les da terror volver a sufrir una agresión tan denigrante. “Es un sentimiento indescriptible, terrible”.

Puntualizó que las agresiones más recurrentes en el interior del servicio de transporte público son tocamientos, muestra de genitales, fricción de genitales y majaderías sexuales.

“Sin embargo, son pocas las que denuncian. Sólo lo hacen cuando se trata de un delito que ellas consideran más grave”, señaló.

Advirtió que el sentimiento es generalizado. Las mujeres no confían en usar el transporte sin riesgo de acoso, abuso o violencia sexual.

Las mujeres, las que tienen que tomar en sus manos el protegerse de los actos de violencia. Medidas como evitar quedarse solas en el transporte, no salir de noche o utilizar ropa muy holgada mientras utiliza en transporte público.

Ser víctima de agresiones en el transporte público no sólo implica tener miedo. También llegar más tarde a la escuela o al trabajo, pedir que la acompañen, pagar un servicio más caro, como los taxis locales, no asistir a eventos tarde y vestir para “no provocar”.

 

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