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Una cloaca de opacidad  

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EDITORIAL

 

 

07agosto2016-contrayuneslinaresA casi cuatro meses de ese fatídico 19 de junio, el caso Nochixtlán ha caído en el fango de las verdades a medias, la ficción y el manipuleo. Se advierte con claridad la intención perversa de quienes manejan la Comisión de Víctimas, de que nunca se sepa la verdad. La perversa negativa a que la Procuraduría General de la República (PGR), haga su trabajo, huele a podredumbre. Obvio: algo se trata de ocultar y presumimos que es a los infiltrados y provocadores que llegaron a “coberturar” a la CNTE/ Sección 22, el día de los hechos. Nos referimos a potenciales guerrilleros o grupos en la clandestinidad que han tomado como programa de lucha, atentar en contra de las Fuerzas Armadas y policiales.

Los viajes de representantes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y los de la Defensoría local (DDHPO), no tienen más sentido que seguir atizando la negativa de los que ya se montaron sobre el caso, para seguir difiriendo la verdad y el resultado de las investigaciones. En efecto, se trata de un plan orquestado con dolo y premeditación, pues lo que el ciudadano común observa es que ahí “hay gato encerrado” y que el propósito de los demagogos que se han enquistado en el caso Nochixtlán, es seguir manteniéndolo en suspenso, como una perpetua piedra en el zapato para el gobierno federal.

Hace unos días, en una acción inédita, pero producto de la presión y el chantaje, la PGR entregó a la citada Comisión de Víctimas, el informe de los avances de la investigación. La autoridad cedió ante la petición de que se dejara entrar a la población a los peritos. No ocurrió así. Se sabe que estos grupos de vividores y demagogos no cumplen acuerdos. La PGR cayó en el juego. El argumento para no dejar pasar a los servidores públicos federales, es que no llevaban los elementos necesarios para realizar su trabajo. Esta situación ocasionó hilaridad, pues ahora los agitadores y falsos redentores califican cuestiones técnicas de las que se supone, no conocen ni saben.

La idea es pues seguir obstaculizando y poniendo piedritas en el camino al gobierno federal, para seguir arropando a los verdaderos criminales; a los asesinos de los ocho civiles y, de paso, utilizar el hecho para seguir presionando con dádivas y apoyos financieros.  No es fortuito que este caso haya sido calificado ya como un asunto tenebroso, que obedece a otras expectativas, no precisamente de castigar a los responsables y hacer justicia. Hemos insistido mucho en este tema, pues en Oaxaca estamos hartos de la manipulación que ejercen sujetos como Juana Ramón y Maurilio Reyes, habituados ya, sobre todo el último, a torcer la realidad y empinar a las autoridades. Asimismo, resulta sospechoso que no se haya realizado una investigación a fondo en torno a las organizaciones que participaron con infiltrados y provocadores, pues varios de ellos se han lavado las manos.

La idea de que los nochixtecos perdieron ya a su comunidad; que la misma está en manos ajenas; que las actividades de las que vivían muchos vecinos, ya no serán posibles. Hablan por Nochixtlán personas ajenas a la comunidad. Le robaron su identidad de una población tranquila, apacible, tradicional. Muchos citadinos iban allá los domingos a disfrutar de la barbacoa que ahí expenden. Ya no pueden hacerlo. Cualquier vecino que tenga la osadía de querer entrar a la comunidad, es sometido a revisión corporal, de su vehículo, como si quien lo hiciera fuera autoridad y los afectados delincuentes. Todo ello encierra un misterio: algo podrido huele en Dinamarca, parafraseando a W. Shakespeare.

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