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“Ulises no me compró la candidatura”: Héctor Pablo

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El ex priista, hoy candidato de la coalición PAN, PRD, MC, al senado de la República rechaza que el ex gobernador Ulises Ruiz sea el artífice de su postulación y recuerda que fue el propio dirigente estatal del PRD, Raymundo Carmona Laredo, quien le presentó a los Chuchos, Ortega y Zambrano; afirma que no sólo el PRD le propuso la candidatura, también lo hizo Morena. En entrevista con Real Politik, el ex director general de Liconsa confiesa que tiene temor y que sufre el hostigamiento del SAT; del PRI dice que está a punto de estrellarse y que la euforia de las elecciones cubre el manto de la ingobernabilidad en Oaxaca

 

Texto: Alonso PÉREZ AVENDAÑO

Fotos: Esteban CHINCOYA

 

Mayday, el llamado que envían los aviones y los barcos cuando están a punto de estrellarse, ese es el llamado de auxilio que está enviando el candidato presidencial José Antonio Meade, asegura el candidato senatorial Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, que observa que su ex partido, el Revolucionario Institucional (PRI) ha excluido sistemáticamente a sus liderazgos, él como una de las pruebas.

El hoy abanderado de Por México al Frente fue una de las figuras políticas que mayor representación priista logró en el sexenio de Gabino Cué y, tras dos elecciones tratando de alcanzar la máxima postulación en juego -primero la de gobernador en 2016 y este año la de senador-, se retiró de la nave tricolor. Se retiró cuando le cerraron los caminos.

Retirado de la contienda por la gubernatura en 2010, cuando el tricolor perdió por primera vez el Poder Ejecutivo de Oaxaca con Eviel Pérez Magaña como contendiente, Héctor Pablo, como se le menciona habitualmente en el mundo de los medios de comunicación y la política, encontró acomodo como director de Liconsa, la dependencia encargada de abastecer leche a comunidades marginadas del país.

Desde ese cargo, Ramírez Puga buscó posicionarse durante seis años con logros inobjetables: convirtió a más de una tercera parte del estado en territorio Liconsa, cubriendo 203 municipios con litros de leche a un peso y dejó en números negros la dependencia. Durante todo el sexenio peñista entregó leche pensando en una candidatura que le permitiera convertirse en el próximo gobernador solo para darse cuenta que al final en su partido, el PRI, el autoritarismo es un monstruo que se come a sus propias crías.

Héctor Pablo fue incapaz de ver lo que era evidente: si la dinastía Murat había vuelto al poder en el estado lo hacía para construir un proyecto transexenal, sin figuras que pudieran convertirse en  contrapesos para el actual mandatario. El trabajo sobre tierra estorba, los nombres de experiencia estorban.

Hoy, convertido en candidato al Senado por la coalición PAN-PRD, asegura que el PRI tanto a nivel nacional como en el estado, ha encontrado la fórmula perfecta para perderlo todo empezando por dejar a cargo del proyecto sucesorio a personajes que nunca han sido priistas.

Su recuento lo inicia desde el mismo candidato presidencial, José Antonio Meade, que más que ser priista se le percibe por el voto duro como “antipriista”; al ex secretario lo acompañan en la carrera presidencial figuras sin militancia: uno, el presidente nacional, Enrique Ochoa Reza; otro, el coordinador de campaña, Aurelio Nuño Meyer, personajes cuyo alcance se limita al círculo cercano al presidente con los peores niveles de aceptación en la historia de México.

Otra de las notas que compuso la melodía de la salida de Héctor Pablo del tricolor fue su cercanía como funcionario federal con quien fuera secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

En el país, subraya, por primera vez en la historia el PRI no va a la cabeza en ninguno de los 300 distritos electorales y lo único que le queda es «ganar perdiendo», rescatar al menos un poco de todo lo que le van a arrebatar, empezando por la presidencia.

Para el hoy aspirante perredista la última nave para rescatar al tricolor se llama voto útil, que el PRI se sume al Frente para ser competitivo.

En Oaxaca la situación es similar. En las postulaciones al Congreso de la Unión quienes o quien toma las decisiones en el PRI lo dejó o dejaron fuera no solo a él, sino a militantes con historia y trabajo y el resultado será una caída fuerte. En la contienda al Senado acepta que por el efecto Obrador la dupla Susana Harp-Salomón Jara duplica la intención de voto del segundo lugar que, asegura, ocupan él y Lenín López.

El equipo morenista, asegura, ha cometido errores, el más grave, haber lastimado a las estructuras municipales, lo que obligará a que haya un voto diferenciado en el que quien vote por AMLO para presidente busque una opción distinta para la Cámara Alta. Esos votos más los indecisos, que son hasta el 30% son su apuesta para recuperarse.

 

La candidatura no

me la compró Ulises

 

Franco, Ramírez Puga acepta el escrutinio sobre cada uno de los temas que lo involucran, uno de ellos la gestación de su candidatura. Pese a que el presidente estatal del PRD, Raymundo Carmona Laredo, señaló al ex gobernador Ulises Ruiz Ortiz como el artífice que compró la postulación, Ramírez Puga Leyva le devuelve el señalamiento y recuerda que fue el propio Carmona quien le presentó al grupo de los Chuchos, Ortega y Zambrano, líderes de la corriente que carga con la autoría del desastre que hoy es el Sol Azteca a nivel nacional.

Puga asegura que no solo el PRD el que lo buscó como candidato, sino también el Movimiento de Regeneración Nacional.

En el PRI le ofrecieron nuevamente una candidatura plurinominal, esta vez por una diputación federal, pero esa, advierte, hubiera sido una salida muy fácil, quedarse sentado, esperar tres años y entonces empezar a moverse otra vez. Hoy la fecha en la que piensa Héctor Pablo lleva en el año tres números dos. Su apuesta, subraya, es máxima “porque si pierdo no me la voy a acabar, se me van a cerrar todas las puertas”.

 

Temor y acoso

 

Ramírez Puga ve necesario aceptar que dejar el PRI no fue una decisión fácil, por el contrario, siente temor y hoy tiene notariado a quien responsabilizar si le pasa algo.

Siente además una campaña de hostigamiento institucional que empieza con el SAT buscando por todas partes, en todo lo que tiene pero, asegura, no hay más que lo que ya declaró.

De su gestión en Liconsa, asegura, no van a encontrar nada, al contrario, afirma, la administración que le sucedió está acabando con el superávit que consiguió.

 

Ingobernabilidad para Oaxaca

 

La euforia de las elecciones está cubriendo por ahora los elementos de ingobernabilidad que pueden explotar si las condiciones precisas se combinan. El eventual triunfo de la oposición despertaría el ánimo bélico de los enemigos del gobierno. Viene mayo, la negociación con la Sección 22, siguen los problemas en la universidad, el sindicato de burócratas mantiene pugnas internas y, además, los municipios están inconformes porque no hay inversión y a más de un año de la nueva administración no ha habido una sola obra de impacto social. Él, dice, tuvo experiencia deteniendo a grupos de presión que intentaron entorpecer su trabajo en Liconsa, uno de ellos El Barzón, que tomó dos días la dependencia cuando era director y nunca más. La solución: deshacerse de los funcionarios vinculados con esa organización.

“Yo no digo que tenga la varita mágica, pero hay que saber cómo, hay que tener experiencia, a veces cuando eres joven piensas que la experiencia es algo que te va a llegar después, pero no es cierto”.

El diagnóstico de Ramírez Puga Leyva sobre la realidad nacional es convencional. Lanza incluso un par de datos incorrectos. El gasolinazo, dice, mantuvo la estabilidad económica; la deuda hoy, agrega, no representa un problema tan grave como en el pasado. Lo cierto es que el gasolinazo mantuvo a flote las cuentas oficiales, permitió al gobierno federal pagar las cuentas corrientes y ministrar recursos a estados y municipios, pero en la calle y en las casas de estabilidad nada. La inflación ha subido 4.8% desde su puesta en marcha.

La deuda está en niveles históricos y no necesita ser el peor escenario para ser suficientemente mala. Hoy supera los 10.88 billones de pesos.

De Andrés Manuel López Obrador asegura que sus propuestas son riesgosas. Cancelar el aeropuerto u ofrecer ampliar los programas asistencialistas serían acciones que implicarían arriesgar el crédito internacional del país y que muestran dos de los rasgos principales del tres veces candidato presidencial: su autoritarismo y su desconocimiento sobre el origen de los recursos públicos.

 

Anaya, el camino del segundo

 

Héctor Pablo lleva como compañero en la campaña más que a Lenin López NeIio a un hombre con presencia mínima en Oaxaca: Ricardo Anaya Cortés, el candidato presidencial que logró la histórica alianza por la presidencia entre Acción Nacional y que dejó en el camino a una ex primera dama y al jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Cuando haga campaña Puga Leyva llevará la tarea de explicar quién es el queretano, cómo se convirtió en candidato y de qué se trata la pugna que tiene con el presidente Enrique Peña Nieto. En el ex presidente panista, al que aún no conoce personalmente, reconoce a un “excelente tribuno” el cual acompaña su juventud con capacidad y con el mérito de haber construido una candidatura pese a tener mucho en contra. Si alguno de los dos aspirantes que luchan por el segundo lugar frente a López Obrador va a declinar, asegura, el panista debiera ser el beneficiado. El PRI, sentencia, está a punto de estrellarse.

“Si tú ves las últimas dos elecciones de Andrés Manuel, el voto útil ha funcionado, Raymundo Riva Palacio habla del mayday, del último llamado de auxilio de Meade, mayday es la palabra que se utiliza para cuando el avión se va a estrellar, es de socorro, eso está sucediendo en el PRI, la pregunta es qué va a pasar con el priismo tradicional, si se va a ir con Andrés o nuevamente va a pactar con el PAN”.

Ramírez Puga recuerda las palabras de un ex gobernador reconocido como uno de los “mayores operadores políticos” del PRI, quién decía que cuando una elección se iba a perder “se olía”. Hoy que el tufo de la derrota priista es asfixiante, asegura que el tricolor debe reconocer que una elección perdida “no se puede comprar” ni en el país ni en Oaxaca. Él, mientras su ex partido decide o no aprender, ha decidido continuar su camino en la búsqueda de un segundo lugar que le permita seguir con vida política seis años más.

 

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