Hay una peculiaridad que desconcierta a los seguidores y críticos de Estados Unidos por igual: ¿por qué suceden tantos tiroteos masivos?
La única variable que puede explicar el alto índice de este tipo de actos en aquel país es la cantidad estratosférica de armas. Las matanzas ocurridas en un centro comercial de El Paso, Texas -que se ha saldado con 22 muertos y 26 heridos- y en Dayton, Ohio -que ha dejado diez muertos incluido el atacante- son las últimas de una larga lista de masacres de civiles con armas de fuego, perpetradas en la nación que gobierna Donald Trump
Daniela CHAO
Casualidad absurda. El 1 de agosto de 1916 quedó aprobada una ley en Texas que permite portar armas de fuego en las universidades. Ese mismo día, pero en 1966, antes del mediodía, la quietud que reinaba en el campus universitario de la Universidad en Texas, se vio interrumpida por el estruendo de una bala, a la que siguió un tiroteo. El primero en Estados Unidos.
La ley Promulgada en 2015 por el gobernador de Texas, Greg Abbott, aprueba la portación de armas a los estudiantes para que puedan defenderse en el caso de que ocurra un ataque masivo.
La primera vez que en la historia de Estados Unidos se sabía de un tiroteo masivo, aplicado no a un campo de batalla, sino al campus de una universidad, ocurrió ese 1 de agosto.
Charles Whitman, un estudiante de ingeniería con entrenamiento de francotirador, disparó durante una hora y media desde arriba de la icónica torre del reloj del edificio del centro universitario, en un ataque que terminó con 17 muertos y más de 30 heridos. Antes había matado a su madre y a su esposa. Un agente de policía acabó con su vida.
Antes de que Whitman subiera a la torre del reloj de 27 pisos cargado con armamento y comenzara a disparar, la idea de una matanza generalizada no estaba en el imaginario nacional.
El tiroteo en la Universidad de Texas derivó en la creación en Estados Unidos de los equipos policiales de asalto SWAT.
Un país, donde hay más armas que habitantes, ha creado una historia repleta de tiroteos. Los estadounidenses tienen 20 veces más posibilidades de morir baleados que en el resto de países desarrollados.
LOS MÁS SANGRIENTOS
Las Vegas, 2017, 58 muertos. El 1 de octubre, Stephen Paddock, un jubilado adinerado de 64 años, disparó desde la habitación del Mandalay Bay Resort al público que asistía a un concierto de música country en Las Vegas y mató a 58 personas. Casi 500 resultaron heridas. Al entrar en su cuarto, la policía se encontró un arsenal y a Paddock muerto de un disparo. Se había suicidado. Se considera el tiroteo más mortífero de la historia de Estados Unidos.
Orlando, 2016, 49 muertos. La matanza de la discoteca Pulse fue un golpe a la comunidad gay, que formaba la principal clientela del lugar. El 12 de junio un joven de 29 años llamado Omar Mateen abrió fuego con su rifle de asalto y acabó con la vida de casi medio centenar de personas. Hirió a otras 53.
Texas, 1991. 23 muertos. Otro episodio inexplicable en el que un ciudadano entra en un restaurante y de forma arbitraria se pone a disparar a todo el que se mueve. Fue Jon Hennard, de 35 años, que se presentó en una cafetería de un pueblo llamado Killeen y ejecutó con calma y precisión a un total de 23 personas. Deja otros veinte heridos antes de suicidarse.
Colorado, 1999, 13 muertos. El 20 de abril de 1999 ocurrió la masacre de Columbine. Dos estudiantes de secundaria con problemas emocionales y psicológicos sembraron de bombas una escuela secundaria en Colorado, mataron a 13 personas, hirieron a 24 y se suicidaron. En los años siguientes, se produjo una avalancha de estudios para tratar de determinar la motivación que los dos muchachos tuvieron para cometer esta masacre. La matanza de la Escuela Secundaria Columbine, perpetrada por Eric Harris y Dylan Klebold, abrió además el debate sobre las armas de fuego en Estados Unidos y sobre cómo evitar otros sucesos similares.
California, 2015, 14 muertos. El 2 de diciembre Syed Farook, de 28 años, nacido en Estados Unidos, y su esposa, Tashfeen Malik, de 27 años, de origen pakistaní, mataron a 14 personas en un centro de servicios sociales para discapacitados donde los trabajadores celebraban una fiesta de Navidad. El Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) dijo que los asesinos eran seguidores suyos. Habían dejado tras de sí bombas que debían ser activadas por control remoto, pero fallaron.
Oregón, 2015, 10 muertos. Una decena de estudiantes mueren por disparos en la Universidad de Umpqua. El asaltante, identificado como Chris Harper Mercer, tenía 26 años y murió durante un intercambio de disparos con la policía.
Washington, 2013, 12 muertos. Aaron Alexis, 34 años y ex reservista del Ejército, asesinó a 12 personas y dejó otras 14 heridas al asaltar el Mando de Operaciones de la Armada a menos de cinco kilómetros de la Casa Blanca y dos del Capitolio. El tirador resultó muerto en el ataque.
Newton, Connecticut, 2012, 27 muertos. Es una de las matanzas grabadas a fuego en la memoria de los estadounidenses porque la mayor parte de víctimas eran niños. Ocurrió poco antes de Navidad, el 14 de diciembre, un joven entró en la escuela primaria Sandy Hook y disparó 154 balas. Acabó con la vida de 20 niños y seis adultos.
Colorado, 2012, 13 muertos. El joven de 24 años James Holmes irrumpe en un cine y dispara contra los espectadores del estreno de la última película de la saga Batman. Va cubierto con una máscara de gas y un chaleco antibalas. Asesina a 12 personas y hiere a otras 58. Holmes pudo causar una masacre aún mayor: había dejado varias granadas listas para explotar en su apartamento en el instante en el que entrase la policía. El FBI consiguió desactivarlos antes.
Virginia, 2007, 32 muertos. El 16 de abril Seung-Hui Cho, un estudiante de 23 años, comenzó a disparar en el campus universitario de Virginia Tech y se llevó por delante a 27 estudiantes y cinco profesores antes de suicidarse.
San Ysidro, California, 1984, 21 muertos. En julio de 1984 un guardia de seguridad en paro abrió fuego en un restaurante. Murieron varios niños. Tardó una hora en ser reducido por la policía
Texas, 2009, 13 muertos. Un psiquiatra militar destacado en Fort Hood, Texas, provoca la mayor matanza en un centro del Ejército estadounidense. Asesina a tiros a 13 compañeros y hiere a otros 32 mientras esperaban para vacunarse en la base militar antes de viajar a Afganistán. Era el 5 de noviembre de 2009.
AUMENTA LA VIOLENCIA
Pese a la controversia generada por estas matanzas, después del tiroteo ocurrido en Columbine en 1999, la venta de armas fue en aumento. Se vendieron hasta tres millones más en los cinco meses posteriores a la tragedia. Este incremento coincidió con un mayor número de muertes por disparos accidentales y más tiroteos.
El 29 de julio de 1999, tras haber matado a su mujer y sus dos hijos, un especulador bursátil de 44 años abrió fuego en dos fábricas de corretaje en Atlanta, Georgia (sureste) matando a nueve personas, tras lo cual se suicida.
El 21 de marzo de 2005 en Red Lake, Minnesota, un adolescente de 16 años mató en su escuela a nueve personas, entre ellas cinco estudiantes de secundaria, antes de suicidarse.
El 24 de diciembre de 2008, un hombre disfrazado de Papá Noel abre fuego contra los invitados de una fiesta en Covina, California, matando a nueve personas. Luego se quita la vida.
El 10 de marzo de 2009 un hombre desequilibrado mata a diez personas, entre ellas su madre, en tres ciudades de Alabama antes de dispararse.
El 3 de abril de 2009 un vietnamita abre fuego en un centro para inmigrantes en Binghamton, Nueva York, matando a 13 personas.
El 20 enero 2010 un hombre mata a ocho personas durante un tiroteo en Virginia, y luego se rinde tras una cacería humana en la que participan 150 policías.
El 3 agosto 2010 un hombre que tenía problemas con sus empleadores mata a ocho colegas en una empresa de distribución de cerveza de Connecticut, antes de suicidarse.
El 12 de octubre 2011 en el balneario de Seal Beach, California (oeste), un hombre, que tenía problemas con su ex esposa por la custodia de su hijo, abre fuego en la peluquería donde ella trabajaba dejando además ocho muertos.
El 2 de abril de 2012 un coreano de 43 años mata a siete personas en la Universidad religiosa de Oikos, California antes de entregarse a la policía. El atacante asesinó metódicamente a sus víctimas tras alinearlas contra un muro.
El 5 de noviembre de 2017 un hombre de 26 años, que sirvió para la Aviación estadounidense en una base en Nuevo México, asesinó a 26 personas que se encontraban en el interior de una Iglesia Bautista de Sutherland Springs, Texas, mientras se celebraba la misa.
Los niños tampoco se salvan, los más pequeños son dos chicos de seis años. Uno de ellos, el 29 de febrero de 2000 en el colegio Buell de Flint, Michigan, mató a un compañero de clase delante de otros 22 estudiantes, al parecer porque no le caía bien, aunque no se esclarecieron los motivos.