Hay que buscar ayuda profesional porque en el deseo de suicidarse intervienen muchos factores familiares, laborales, financieros, de salud, bullying, entre otros
José HANNAN ROBLES
Fotos: Jairo ARAGÓN
En esta entrevista utilizamos el seudónimo de Magaly, por así haberlo pedido la protagonista para proteger su identidad.
Para Magaly se fue convirtiendo en una obsesión la idea del suicidio desde muy temprana edad.
Lejos de tener una familia unida, amorosa, con los problemas normales de una familia de la clase media, se enfrentaba diariamente a la violencia intrafamiliar entre sus padres.
De los tres hermanos era la única mujer. Aún retumba en sus oídos los gritos de sus padres, que en muchas ocasiones, terminaban en agresiones mutuas.
Las lágrimas brotaban en sus ojos sin tener el apoyo de sus hermanos mayores que ella, que optaban por salirse de la casa desde muy temprano hasta media noche cuando sus padres ya estaban dormidos, para evitar problemas.
En ese entonces, dijo en entrevista, cursaba el tercer año de secundaria, frisaba en los 15 años, cuando en su mente creció la decisión del suicidio. En la escuela ya no ponía atención sus maestros le preguntaron que si estaba enferma, contestando con un movimiento negativo de cabeza.
Ni a quien contarle sus problemas. No tenía amigas, y mucho menos, novio, porque la misma condición de sentirse despreciada y tratada como inútil en su casa la llevó a aislarse de todos.
El día en que sus padres decidieron separarse, para ella fue un golpe brutal. Decidió llevar a cabo su plan de suicidio.
Esperó el momento de estar sola en su casa para ingerir raticida. No tardó mucho en que llegara su madre y con el apoyo de un vecino la llevó en su automóvil al Hospital General Aurelio Valdivieso donde le salvaron la vida.
Hoy vive con su madre, que le da el cariño que le faltó por mucho tiempo, y reflexiona: “Creo que no quería morirme sino solucionar el problema que vivía con mis padres a quienes quiero mucho. He encontrado el sentido de la vida. Han pasado cinco años, ahora tengo 20, y jamás he vuelto a pensar en suicidarme, gracias a Dios”.
¿Cuándo decides suicidarte?
El 16 de octubre de 2010, tres meses antes de que cumpliera los 15 años, que otras jovencitas celebran con fiestas y regalos. Seguramente la noche de mis 15 me iba a meter entre las sábanas para llorar. Mi única compañía sería un oso de peluche que me regaló uno de mis hermanos, y le pusimos Flippy, aún lo conservo.
¿Cuánto tiempo planeaste suicidarte?
Como seis meses, en días veía la vida diferente. Creo que quien tiene ideas suicidas lo que quiere es resolver su problema no morirse.
¿Cómo preparaste tu suicidio?
Compré en una tienda que se encuentra en Las Casas, frente al mercado, varios frascos de raticida. Esto fue varios días antes, los guardé donde nadie los viera.
¿Te dio miedo quitarte la vida, hubo un momento en que te arrepentiste de suicidarte?
Uno de los miedos que tuve es no morir, pero tampoco quería morir sino solucionar el problema por el que vivía yo y mis hermanos. Eran pensamientos encontrados.
¿Pensaste que quitarte la vida era un acto de liberación o desesperación?
Creo que ambos, aunque te repito lo que deseaba era liberarme del gran problema que vivía por los constantes pleitos entre mis padres. Necesitaba que alguien volteara hacía mí.
¿Qué hiciste el día en que tomaste la determinación?
Le dije a mi mamá que me sentía mal, que no iba a ir a la escuela. Cuando mi madre salió de la casa la desesperación me hizo soltarme en llanto, fue el momento en que me tomé el raticida.
¿Dejaste algún recado póstumo?
Sí. Culpaba a mis padres de mi muerte y al mismo tiempo le pedía perdón. Pedía a mis hermanos que se cuidaran que no perdieran el ánimo, que estudiaran.
¿Cómo fue que te salvaste de morir?
Entre el dolor del abdomen, la garganta y mis quejidos, llegó mi madre, quien al verme en ese estado, según me platicó después, pidió a un vecino que en su automóvil me llevara al hospital, ahí me salvaron la vida.
¿Hay que tener agallas para hacerse daño en busca de la muerte?
Llega el momento en que sientes que no le importas a tu familia, que les estorbas, que no eres nadie, que no tienes futuro. Todas esas ideas te sumen en la desesperación, quieres hacerte daño, desaparecer. Es lo que te lleva a tomar una determinación tan fuerte. No me sentía competente de tomar decisiones, como irme de mi casa.
¿Hubo alguien que te empujara al suicidio, es decir, te manipularon para que lo hicieras?
Nada tenía sentido para mí, lo que quería era morir.
Nadie me manipuló para suicidarme yo decidí hacerlo.
Al principio buscaba llamar la atención, después quería morirme.
El suicidio es una decisión que se toma en un instante, cuyas consecuencias son para siempre. Le tenía miedo al dolor físico, pero no quería que nadie me detuviera.
¿Qué pasó después del intento de suicidio?
No quería hablar de esto al principio, me sentía asustada, no era la misma.
¿Has pensado nuevamente en el suicidio?
No, fue un acto desesperación. La psicóloga que me trató reunió a mis padres y les habló de que cuando una pareja no se lleva bien lo mejor es que se separen de mutuo acuerdo, sin desatender a los hijos. Hoy vivo con mi madre. Mi padre vive con otra señora, que era el motivo de la violencia con mi madre.
Jamás he vuelto a pensar en el suicidio, creo que sirvió para llamar la atención de mis progenitores para que arreglaran su problema y no continuaran afectando a sus hijos.
No me avergüenza de haberlo hecho, pero si me da pena por mis padres y hermanos.
He recibido ayuda para resolver mis problemas, ha cambiado el ambiente.
¿Cómo reaccionaron tus padres contigo?
Me siguen queriendo después de todo el dolor que les he dado. Y digo me siguen queriendo porque ellos nunca dejaron de quererme a pesar de su conflicto como pareja.
Soy más responsable. Maduré, tomo conciencia de las consecuencias de lo que hago.
¿Eres adicta a alguna droga?
No.
¿Crees que se tenga que hablar de las personas que intentan suicidarse para concienciar a los demás?
No porque estás propensa a que te hagan más daños, a que digan que sufres una enfermedad mental. El suicidio ha sido un tabú como algunas enfermedades.
¿El sector salud debe atender el tema del suicidio como algo prioritario?
Claro que sí. Creo que en Oaxaca se ve con indiferencia el suicidio que va en aumento, sobre todo en jóvenes y niños que no encuentran la salida a sus problemas. Con ayuda profesional, algunas redes o clubes se evitarían muchas muertes dolorosas e inútiles.
Hay asuntos que corresponde atender a las autoridades como la drogadicción, el desempleo, el alcoholismo, que en muchas ocasiones propician que la gente se suicide.
¿Tu consejo a los jóvenes que han pensado en escapar por la puerta falsa?
Que se valoren ellos mismos. Que piensen que los problemas tienen solución, algunos son más difíciles que otros, pero hay que buscar ayuda con gente con experiencia como otros familiares, maestros, psicólogos.
Creo que el suicidio no resuelve nada por el contrario es causa de dolor en la familia. Hay que buscar ayuda profesional porque en el deseo suicida intervienen muchos factores familiares, laborales, financieros, de salud, bullying, entre otros.