EDITORIAL
Desde el primero de diciembre inició el segundo año de gobierno de Alejandro Murat. Para el gabinete debe haber terminado la llamada “curva de aprendizaje”. Nada justifica ya novatadas o yerros, mucho menos echarle la culpa al de atrás. El capítulo con el antiguo régimen, en torno al saqueo, a la corrupción, ya no es argumento para seguir echándole la bolita. Hay en prisión cuatro ex Secretarios del gabinete de Gabino Cué y otros mandos menores que, a la vista de la sociedad oaxaqueña, lo que representa que se está aplicando la ley sin perfil político. En efecto, es necesario instrumentar procesos resarcitorios para que devuelvan algo de lo que se llevaron, pero principalmente, Gabino Cué y su hombre fuerte, “El Virrey”, Jorge Castillo.
Más allá de ello, el ejecutivo estatal debe darle un repaso a sus ofrecimientos de campaña, con lo que se ganó el voto de los oaxaqueños. Una de ellas es la terminación de las carreteras a la Costa y al Istmo. Dio un plazo de quince meses. No se ha cumplido. Las obras citadas no han avanzado un solo kilómetro. Cuando se abordó el tema de las mismas en algunos medios impresos, no faltaron quienes montaron en cólera. Los hechos ahí están. Nadie puede afirmar que se ha avanzado. Las obras están tiradas al igual que los materiales. Se dice que hay crisis financiera de la empresa contratista –Ingenieros Civiles Asociados (ICA) y también CARSO, no puede- la cuestión es que las obras no caminan.
Se ha dicho a menudo que habrá nuevas inversiones. Son pocos los grandes empresarios que han invertido en Oaxaca. La presión del magisterio, de organizaciones sociales y transportistas no han dejado títere con cabeza. Es impresionante el chantaje que se ejerce a través de los bloqueos carreteros y vialidades en la capital. Por ello, ha llamado la atención –como dijimos en la RP pasada- la iniciativa que ofreció enviar al Congreso el gobernador Alejandro Murat, para acotar los bloqueos, aunque ha dicho que él es sólo el vehículo de la inquietud de grupos civiles y empresariales. La ciudadanía está harta de este tipo de prácticas que han servido para medrar del presupuesto estatal y llenar los bolsillos a los dirigentes, que han hecho de ello una verdadera industria. La industria del chantaje, como en otros estados la de las amenazas de los grupos delictivos, ha creado un ambiente de expectación y zozobra en los diversos sectores sociales.
Aceptando sin conceder –como dicen los abogados- que el primer año haya estado permeado por la tragedia y los fenómenos naturales que no dejaron pie a que hubiera obras, esperamos que este segundo año sea de logros; de satisfacción para los oaxaqueños y que se emprenda el anhelado camino del desarrollo. En realidad los oaxaqueños merecemos otro destino. Ya basta de vivir acorralados, secuestrados, alienados por turbas de maestros, normalistas, por las más de cuatrocientas organizaciones sociales que reconoció el Secretario General de Gobierno, Héctor Anuar Mafud, que existen en la entidad, con las que el gobierno ha tenido interlocución. Y nadie los ha parado en su intento de seguir viviendo del magro presupuesto estatal.
En fin, este segundo año debe ser de concreción al menos de las promesas de campaña; de avanzar en el camino de aplicar la ley y el Estado de Derecho; de llamar al diálogo o de imponer la Reforma Educativa en la Sección 22. Es tiempo de poner orden en el transporte, en las organizaciones sociales, en hacer de la gobernabilidad un compromiso irrebatible con los oaxaqueños. Insistimos: nada caminará ni habrá desarrollo, mucho menos progreso, en tanto sigamos como hasta hoy, a merced de maestros, normalistas, transportistas, ambulantes y dirigentes corruptos y sin escrúpulos.
