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Secuestro, la pesadilla de los migrantes en México

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Hace cuatro años, los medios de comunicación llenaron de horror sus espacios al informar sobre el secuestro y la matanza de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas, al final se descubrieron 47 fosas clandestinas y más,  casi 200 ejecutados. Las cosas no han cambiado mucho desde entonces

 Agencias 

FOTO 1 Entre el 22 y 23 de agosto de 2010, en el ejido El Huizachal, de San Fernando, Tamaulipas, el fenómeno del secuestro de migrantes en México alcanzó su momento más álgido: 72 personas (58 hombres y 14 mujeres) fueron asesinados luego de que sus familias no pagaron el rescate y de que ellos se negaran a pertenecer al crimen organizado, de acuerdo con las investigaciones de la Procuraduría General de la República (PGR).

La mayoría de esos migrantes que intentaron cruzar por México para llegar a Estados Unidos eran centroamericanos, 21 hondureños, la misma nacionalidad de Armando Medina, un joven de 23 años que en dos ocasiones estuvo a punto de ser secuestrado.

En su más reciente informe sobre el paso de migrantes en nuestro país, la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) señala que las redes del narcotráfico se han expandido por toda la ruta que recorren quienes buscan el sueño americano, pues ese ilícito, el del secuestro, les deja ganancias hasta por 50 millones de dólares al año, una cifra que, reconocen, es conservadora.

En 2010, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) documentó 214 casos de secuestros colectivos en Veracruz, Tabasco, San Luis Potosí y Chiapas.

 

Muertos de miedo

 

“¿Que cómo se siente que te estén asediando para secuestrarte? Es como un perro rabioso ladrándote a dos centímetros de la cara”. A Armando se le enchina la piel y recuerda que no fue una, sino dos las ocasiones en las que estuvo a punto de ser secuestrado.

“La primera vez fue en Tapachula, Chiapas, cuando él y otros 15 hondureños esperaban montarse en La Bestia. Dos vagonetas con los vidrios polarizados aparecieron de la nada, se bajaron varios cabrones con armas largas”, recuerda este joven de cabello ensortijado y bigote y barba incipientes.

“Nosotros ya estábamos bien chivas (atentos) porque nos habían dicho que en México eso pasaba, que te podían secuestrar. Fue instintivo, nos echamos a correr todos con dirección al centro de Tapachula. Ellos nos disparaban, pero como nos dividimos ya no nos siguieron», recuerda con una ligera sonrisa, sabedor de que ese día tuvo suerte.

Pero sólo la libró para que en Veracruz otra pandilla los bajara del tren, los hiciera desvestirse y les robará todo.

“En Pijijiapan (Chiapas) un señor ofreció regalarnos un pollo rostizado si regresábamos en la tarde a su local. Mi hermano si volvió y cuando yo intenté alcanzarlo ya no estaba, se lo había tragado la tierra”, dice.

Los esfuerzos por convencer a la policía local y a la delegación de Migración fueron en vano. Nadie le hizo caso, por eso tuvo que montarse nuevamente en La Bestia para ir a Ixtepec, Oaxaca, a buscar a la única persona que, le habían dicho, lo podría ayudar.

“Gracias a la intervención del padre Alejandro Solalinde, a las dos semanas hicieron un operativo y encontraron a mi hermano con otros 17 secuestrados en una casa de Pijijiapan. Habían pedido 50 mil dólares para liberarlo. Lo extraño es que nunca agarraron al cabrón ese que ofreció regalarnos el pollo rostizado”.

 

Millonario negocio

 

En su primer informe sobre casos de secuestros de migrantes, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) reveló que en el periodo de septiembre de 2008 a febrero de 2009, ocurrieron 198 casos con nueve mil 758 víctimas.

De la cifra anterior, 9 mil 194 de los secuestros habrían sido efectuados por el crimen organizado, 35 por autoridades estatales y 56 por delincuentes de los tres órdenes de gobierno. En promedio, concluyó el organismo encabezado por Raúl González Plascencia, por cada migrante se pidió un rescate que ronda los 2 mil 500 dólares.

Tomando como base los datos de la CNDH, las organizaciones Humanidad sin Fronteras, Frontera con Justicia y Belén Posada del Migrante, estimaron que en 2009 se habrían producido más de 18 mil secuestros de migrantes en México, que le generaron al crimen organizado una ganancia cercana a los 50 millones de dólares.

Sin embargo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alertó en su más reciente informe “Derechos Humanos de los migrantes y otras personas en el contexto de la movilidad humana en México”, que la investigación de la CNDH “sólo representa una cifra mínima y no una relación exhaustiva de todos los secuestros”.

En un segundo informe sobre estos casos, en 2011, la CNDH documentó la ocurrencia, entre abril y septiembre de 2010, de 214 secuestros con un total de 11 mil 333 víctimas. En uno de cada 10 de los casos hubo alguna autoridad gubernamental involucrada.

Felipe González, relator de la CIDH, señala que a diferencia de 2002, cuando se realizó el informe anterior, ahora “se observa un involucramiento pleno del crimen organizado, principalmente de los carteles de la droga en actividades relacionadas con el secuestro de migrantes y la trata de personas”.

 

“SonFOTO 3 como perros”

 

A raíz del hallazgo de los cuerpos de 72 migrantes asesinados por la espalda, el secuestro de personas de nacionalidad centroamericana se posicionó en la agenda de las instituciones de seguridad en nuestro país.

Después de aquella fecha se han documentado operativos para rescatar a decenas de indocumentados secuestrados en estados como Veracruz, Tabasco, San Luis Potosí y Chiapas, entidades que de acuerdo con la CNDH y la CIDH conforman el “corredor del secuestro”.

El 19 de abril de 2011 fueron liberados 68 migrantes en Reynosa, Tamaulipas, quienes manifestaron haber sido secuestrados mientras viajaban en autobús. Las víctimas narraron que sus secuestradores eran miembros del Cártel del Golfo.

El 9 de mayo de ese mismo años otros 120 migrantes, 81 de ellos mexicanos, fueron liberados por las Fuerzas Armadas, también en Tamaulipas.

El 9 de julio 2012, la entonces Secretaría de Seguridad Pública rescató a 85 migrantes privados de su libertad en una casa de seguridad de Reynosa. Un mes más tarde, el Ejército rescató a otros 77 centroamericanos… También en Reynosa.

Tanto la CNDH y la CIDH ha alertado a autoridades mexicanas sobre un listado de 71 municipios en los Estados antes mencionados, considerados como focos rojos, pues son en los que más migrantes son secuestrados. El listado está encabezado por San Fernando y Reynosa.

¿Cómo podrías definir a los secuestradores de migrantes?, se le pregunta a Armando Medina, el joven hondureño que en dos ocasiones se ha salvado de ser secuestrado.

“Son como perros, nomás asediando a ver a qué hora te pueden morder, secuestrar, matar”.

En su artículo “De la fosa clandestina a la fosa común”, Martha Fernanda Sánchez Soler recuerda a los miles de migrantes que han desaparecido en su paso por México:

A cuatro años del descubrimiento de la masacre de San Fernando, Tamaulipas, hablamos del terrible suceso como si sólo fueran 72 los migrantes asesinados, sin recordar que desde el 1 de abril del 2011 se descubrieron nuevas fosas y a final del mes sumaron 193 los muertos hallados en 47 fosas clandestinas en Tamaulipas. (La Silla Rota)

 

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