Luis RAMÍREZ / Miguel Ángel Schultz
La arenga retumbaba y se confundía con la algarabía priista.
-“La Sección 22 es la única no hay dos”…
Uno de los oradores del mitin gritaba a todo lo que daba su voz.
Cientos de maestros se estacionaron a unos metros de la Plaza de la Danza, donde se efectuaba la toma de protesta de la nueva dirigencia estatal del PRI. Estuvieron a punto de penetrar.
La presencia del magisterio tomó por sorpresa a los policías municipales que resguardaban la fiesta de los priistas. A lo lejos, el antiguo Palacio Municipal era mudo testigo del retorno del dinosaurio.
La policía estatal brilló por su ausencia. Los municipales forcejearon cuerpo a cuerpo por unos instantes con los maestros de la Sección 22. Eran poco más de cien sindicalistas.
A la esquina de avenida Morelos y Martiniano Aranda se desplazaron decenas de priistas, hombres y mujeres del grupo conocido como Unión. Encararon a los maestros. La situación se tornó tensa pero no pasó a mayores.
Los maestros al verse en desventaja emprendieron la retirada. Tras ellos se escucharon disparos de gas lacrimógeno.
Los sindicalistas se reagruparon y volvieron arremeter pero ahora por la calle de Matamoros, para bajar de nueva cuenta por la calle de Aranda, sin conseguir su propósito. Para entonces la policía municipal había levantado vallas metálicas.
Al frente del contingente de la 22, desde una camioneta con aparato de sonido, se lanzaba la advertencia:
“No permitiremos en Oaxaca ningún evento del PRI ni del presidente Enrique Peña Nieto”.
Uno de los oradores que tomó la palabra fue el profesor Síbaja Mendoza, miembro de la dirección política de la Sección 22.
Advirtió que el incidente de la Plaza de la Danza encendió las luces de alarma social
Y sentencio:
“No permitiremos que el mayor traidor de la historia de México, Enrique Peña Nieto pise suelo oaxaqueño, porque le daremos el recibimiento que merece”.
Minutos antes de la siete de la noche los sindicalistas entonaron su himno “Venceremos” y se retiraron del lugar. A unos cuantos metros los priistas celebraban el arribo de su nuevo dirigente.
No se reportaron lesionados ni detenidos.