EDITORIAL
Por lo que se ha observado en los últimos días, tal parece que el magisterio oaxaqueño que milita en la Sección 22, nos tiene reservadas sorpresas desagradables para este 2017. Las acciones de violencia y provocación de los últimos días así lo advierten. Pero además, la negativa a recibir a los directores designados por el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), de parte de mentores identificados con grupos radicales y células afines a los extremistas, han impedido que asuman sus cargos. Adicionalmente, la respuesta que tuvo el titular de dicha dependencia, en torno a los oficios girados a supervisores y directores, para poner en marcha ya el nuevo “modelo educativo”, advierte que seguimos en las mismas: arrastrando un gravísimo rezago educativo, sin la menor intención de aplicar la Reforma Educativa, mejorar la calidad de la educación y menos, poner en marcha el nuevo modelo que recién anunció el titular de la SEP, Aurelio Nuño.
Las movilizaciones y la violencia prohijada por los maestros y su brazo golpeador, la Coordinadora Estudiantil Normalista del Estado de Oaxaca (CENEO), el pasado 21 de marzo y posteriormente, hacen pensar que una vez que el gobierno de Alejandro Murat les ha otorgado beneficios fuera de norma, como es el caso de los más de mil millones de pesos, para regularizar cerca de seis mil plazas otorgadas de manera atípica, la Sección y sus cabecillas, Eloy López Hernández, Secretario General y Genaro Hernández Morales, de Organización, van con todo para obtener los beneficios que tuvieron en el pasado. El mes de mayo es para los oaxaqueños, pero sobre todo para los citadinos, un infierno de marchas, plantones y protestas; cierre de bancos, centros comerciales, terminales de autobuses y secuestro de la caseta de cobro de Huitzo.
Diversos organismos civiles, como “Mexicanos Primero”, grupos empresariales y la sociedad en general, han exigido aplicar la ley y hacer realidad la Reforma Educativa. Sin embargo, en el pasado se encontró con un gobierno vacilante y timorato, como fue el de Gabino Cué, que permitió que la CNTE/Sección 22 se cebara en contra de la ciudadanía y, luego de los hechos de Nochixtlán, prácticamente secuestraran carreteras y caminos de Oaxaca y Chiapas. Hasta el momento, tenemos que reconocerlo, no se advierte ninguna política de fuerza o de mano firme en el gobernador Murat Hinojosa. Por el contrario, algunos de sus cercanos ya lo empinaron a dialogar con los maestros, con lo que cualquier interlocutor gubernamental, queda inhabilitado, pues la exigencia del Cártel-22 y sus personeros, es humillar al ejecutivo estatal y mantenerlo sentado en sus extenuantes mesas de negociación, que son más bien un monólogo de sordos.
Hoy, a más de cuatro meses de haber iniciado su gestión, el gobernador se debe dar cuenta que no se trata sólo de la visión humana de la Reforma Educativa, como mencionó hace un par de meses en entrevista, sino algo más serio. Son los vicios, las inercias y las mañas de un movimiento que se quedó anclado ideológicamente en el pasado, pero sigue perviviendo con esos viejos moldes. Si hasta antes de que el Estado recuperara la rectoría de la Educación, al asumir el control del IEEPO el 21 de julio de 2015, la S-22 vivía succionando apoyos tanto del gobierno federal como recibiendo dádivas de su socio y cómplice Gabino Cué, esta nueva dirigencia seccional quiere repetir el esquema. No es pues, ni la ley de Educación, ni el nuevo Modelo Educativo ni, mucho menos, su rechazo a la Reforma Educativa que impulsó el gobierno de Enrique Peña Nieto, lo que les preocupa. No. A lo que le apuestan es a seguir medrando de la educación en su nicho de confort y continuar recibiendo jugosos salarios sin responder a su tarea docente y así seguir ad perpetuam.