El escándalo de robo de información de 87 millones de usuarios de la red social, un botín que sirvió al equipo de campaña de Donald Trump en la elección presidencial de 2016, se suma a la difusión de propaganda rusa en Facebook durante la contienda.
“No hicimos suficiente”, dijo el fundador de la red social en su comparecencia, de cinco horas, “fue mi error y lo siento”.
Sin embargo, ante la injerencia rusa en Facebook y otros sistemas estadounidenses, consideró que “vale la pena” discutir si hace falta una nueva regulación de protección de datos en EU, redimensionando así la tarea a la que se enfrentan los legisladores y las redes sociales.
Y es que aunque el escándalo de Cambridge Analytica –que también intentó influir en elecciones en México– provocó la rendición de cuentas de Facebook, otras plataformas como Twitter o Google llevan más de un año en el centro del debate en Washington.
Las elecciones presidenciales de 2016 pusieron sobre la mesa el uso perverso de las redes sociales para difundir noticias falsas, fomentar división e intentar favorecer a algún candidato.
En ese sentido, Zuckerberg sugirió que Facebook podría habilitar un servicio de pago, libre de anuncios y enlaces patrocinados, que funcionaría en paralelo con el modelo actual.