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Prepara Ortega el camino para su segunda reelección

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La  Corte Suprema de Justicia deja fuera de la contienda electoral a la principal coalición opositora del país

El ex dirigente sandinista va por su cuarto periodo de gobierno, blindado por los poderes del Estado, el Ejército y la Policía

La oposición irá debilitada y buscará sobrevivir en la elección del 6 de noviembre ante un Ortega “todopoderoso”

 

 

Redacción / Agencias

gstgsagManagua.- Debilitada por los fallos judiciales que dejan sin participar en los próximos comicios a la principal coalición opositora de Nicaragua, los demás partidos adversos al Gobierno buscarán su supervivencia ante un favorito Daniel Ortega que, de ganar las elecciones, sumará un cuarto período y el tercero consecutivo.

La oposición, fragmentada desde inicios de siglo cuando el ex presidente Arnoldo Alemán (1997-2002) se enfrentó por luchas de poder desde el Congreso con su sucesor y quien fue su vicepresidente Enrique Bolaños (2002-2007), tendrá que enfrentarse a un Ortega blindado por los poderes del Estado, el Ejército, la Policía, una alianza con el sector privado y la mayoría de alcaldes en su bolsillo.

Sin intenciones de unidad de cara a los comicios del 6 de noviembre, sin recursos, sin propuestas claras y sin la principal coalición opositora en el juego electoral, el principal partido que competirá contra los gobernantes sandinistas será el Liberal Constitucionalista (PLC), de Alemán, quien cuando gobernó se repartió los poderes del Estado con Ortega, entonces líder opositor.

El PLC fue la tercera fuerza política en las elecciones generales de 2011, con un 5,91 % de votos, en la que, Alemán, quien estuvo preso por corrupción, se postuló de nuevo a la Presidencia.

La coalición opositora que lideraba el Partido Liberal Independiente (PLI), con 24 de los 91 diputados de la Asamblea legislativa, confirmó que no participará en los comicios tras la decisión de la Corte Suprema de Justicia, controlada por magistrados afines al Gobierno, que la dejó sin opciones de ir a la contienda electoral por medio de dos fallos judiciales.

 

Ortega contra

un exguerrillero

 

En su pasada convención nacional del 11 de julio, el opositor Partido Liberal Constitucionalista (PLC) eligió a un ex guerrillero de la Contra como su candidato a la presidencia de Nicaragua, de cara a las elecciones de noviembre próximo, en las que no participará la principal coalición opositora del país.

Maximino Rodríguez, exmiembro de la Contra en los años 80, fue elegido por unanimidad por los miembros de la convención del PLC, quienes le otorgaron la tarjeta roja, que en el caso de este partido político significa aprobación.

Rodríguez fue Contra en la guerra de los ochenta y dice que su trayectoria como opositor al actual régimen de Daniel Ortega está respaldada por su pasado como guerrillero rebelde. Ahora es el candidato presidencial del PLC pero hace unas semanas decía que no había condiciones para ir a elecciones.

La fórmula del PLC fue completada por la exministra de Salud durante el gobierno de Arnoldo Alemán (1997-2002), Martha McCoy, quien aspirará a la Vicepresidencia.

Rodríguez y McCoy fueron ratificados durante la conmemoración del aniversario número 123 de la “Revolución liberal”, que en 1893 llevó a José Santos Zelaya a la Presidencia y cambió la historia del país centroamericano.

“Creo yo que los nicaragüenses debemos de hacer una reflexión profunda por el bien del país”, expresó durante su presentación como candidato presidencial del PLC, que tiene un 5,6 % de intención de votos, de acuerdo con una reciente encuesta que da como favorito a Daniel Ortega, quien busca su segunda reelección consecutiva.

El PLC es ahora el principal partido de oposición, después de que la Corte Suprema de Justicia desintegrara, en mayo pasado, a la principal fuerza opositora de Nicaragua, cuando le quitó la representación legal del Partido Liberal Independiente (PLI) a su líder, Eduardo Montealegre.

Tras una serie de fallos, la Coalición Nacional por la Democracia, que encabezaba el PLI, decidió que no presentaría candidatos a las próximas elecciones, las cuales considera una «farsa» manipulada por el Gobierno de Ortega.

El PLI también ha pedido a otros partidos disidentes del oficialismo, como el PLC, no participar en los comicios para evitar «legitimar» una nueva reelección de Ortega, quien gobernaría por un tercer período consecutivo.

En 6 de noviembre próximo, Nicaragua elegirá a su presidente, vicepresidente, 90 diputados nacionales y 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano.

 

El control absoluto

 

Sin gagasPara el disidente sandinista Edmundo Jarquín, Ortega quiere ganar las elecciones sin “oposición electoral”, al descartar al PLC como una fuerza realmente opositora.

El analista político Arturo Cruz dijo en un programa de opinión en la televisión local que si en estas elecciones solo participan otros partidos, sin la coalición opositora que coordina el dirigente y diputado Eduardo Montealegre, “con figuras ya devaluadas”, le restará “credibilidad al ejercicio electoral”.

“Y si eso ocurre, nuestro país, independientemente de lo que podamos querer argumentar se va a ver enfrentando a condiciones objetivas que no van a abonar al crecimiento, a la prosperidad de Nicaragua”, valoró Cruz, que fue el primer embajador de Nicaragua en Washington cuando Ortega retornó al poder en 2007.

Para Jarquín, la estrategia de Ortega, de sacar del juego político a la principal coalición opositora, es para “controlarlo todo».

El primero en hacer sonar la alarma, tras los fallos judiciales en contra de la coalición, fue la Conferencia Episcopal, que calificó de “nocivo” todo intento de querer implantar un “régimen de partido único” en el país.

“Todo intento por crear condiciones para la implantación de un régimen de partido único en donde desaparezca la pluralidad ideológica y de partidos políticos es nocivo para el país desde el punto de vista social, económico y político”, advirtió el Episcopado en un pronunciamiento suscrito por los 10 obispos del país, incluido el cardenal Leopoldo Brenes.

La principal cúpula patronal de Nicaragua, que mantiene una política de consenso con el Gobierno, secundó esa preocupación de la iglesia Católica.

El presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, destacó entonces la importancia de que la mayor fuerza de oposición de Nicaragua participe en las elecciones, ya que, a su juicio, su presencia ayuda a un proceso electoral transparente.

Pero Ortega no cederá a esas presiones, según analistas consultados, porque apuesta a controlarlo todo a nivel interno, al estilo del régimen cubano, sin balance de poderes, y conviviendo en su alianza de consenso con el sector privado.

En tanto, a nivel externo mantendrá sus relaciones de colaboración y cooperación en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico con Estados Unidos, el principal socio comercial de Nicaragua, y con la Unión Europea (UE).

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