Carlos CERVANTES
Recientemente surgió la versión en el sentido de que el mural en el Palacio de Gobierno no fue pintado por el acuarelista Alfredo Guati Rojo, debido a que “el mundo de la crítica se le vino encima” y especialmente porque “no era oaxaqueño”, lo cual es un completo disparate no sabemos si de mala o buena fé, pero este asunto lo manejamos nosotros como reporteros en ese tiempo y logramos que el proyecto se viniera por tierra, lo cual tuvo su razón de ser.
El 24 de junio de 1965 hubo una reunión en el palacio de gobierno presidida por el gobernador Rodolfo Brena Torres, el presidente municipal, Lic. Alberto Canseco Ruiz y el pintor oaxaqueño Rufino Tamayo quien expuso su proyecto de donar a la ciudad de Oaxaca su rica colección de arte prehispánico para lo cual se requería del espacio adecuado y que fuera aportado por el Gobierno del Estado. Además, externó su intención de pintar un gran mural en el cubo de la escalinata principal de palacio. Lamentablemente en esa administración estatal no se pudo concretar ninguno de los dos proyectos del pintor. Fue años después durante el interinato del Lic. Fernando Gómez Sandoval cuando se logró inaugurar al Museo de Arte Prehispánico, en la casona que había sido sede del Archivo del Estado, en la calle de Morelos.
Apatía de Brena Torres hacia Tamayo.
Dos meses después del anuncio de Tamayo, el mismo pintor dio a conocer a los periodistas del desaparecido diario “Carteles del Sur” que había vuelto a hablar con el gobernador Brena Torres para ultimar lo relacionado con el mural y aun cuando el gobernante le dijo de mala gana que dispusiera de los muros, no le dio facilidades para hacer el trabajo pictórico, ni siquiera le ofreció personal para la instalación y movimiento de los andamios, por lo que Tamayo visiblemente molesto dijo que ya no insistiría y que cancelaba su proyecto de pintar el mural que quería heredar a su tierra. Después se confirmó que había otro plan del gobernador para halagar a su señora esposa por eso la desatención hacia el pintor oaxaqueño.
La señora María Luisa de la Peña de Brena Torres, esposa del gobernador del Estado, era alumna del pintor de acuarelas Alfredo Guati Rojo desde hacía años y mantenían estrecha amistad, por lo que es de suponerse que la dama pidió al gobernador que fuera su maestro de pintura quien hiciera el mural, trabajo que representaba una fuerte cantidad de dinero. Poco después nosotros observamos que se comenzaban a colocar en el cubo de palacio enormes pizarras de asbesto sobre las cuales se pretendía fuera pintado el mural, a cargo del acuarelista, de lo cual nada se había informado por parte del gobierno.
Encuesta entre los oaxaqueños
Por nuestra cuenta indagamos y al saber que sería Guati Rojo quien pintaría el mural y que prácticamente se desechaba a Tamayo, comenzamos una vigorosa campaña periodística para lograr saber el sentir de la población, el consenso de los oaxaqueños, sobre ese asunto. Logramos opiniones de personajes relacionados con el arte y la cultura, con dirigentes de instituciones de educación superior e incluso recordamos que el rector de la UBJ, Lic. Agustín Márquez Uribe, se negó rotundamente a opinar puesto que fue el gobernador del estado quien lo incluyó en la terna para rector y ganó la votación de tal manera que tenía motivos de agradecimiento para el ejecutivo estatal. También logramos las opiniones de dirigentes de mercados, de transportistas, de sindicatos y una amplia gama de los sectores sociales incluyendo a la Federación Estudiantil Oaxaqueña. Todos coincidieron en una sola opinión: ¡que el mural sea pintado por Rufino Tamayo y por nadie más!
Logramos saber también que el escritor don Jorge Fernando Iturribarría Martínez fue el de la idea original del mural, que la propuso a un gobernador anterior a Brena Torres, pero quedó en el saco del olvido.
La campaña que reporteamos directamente y con la asesoría de nuestro director el periodista Néstor Sánchez, molestó sobremanera al gobernador y desde luego a su señora esposa, puesto que ya se podía intuir por qué no hubo interés oficial para que Tamayo hiciera la pintura, si ya tenían comprometidos los muros de palacio con Guati Rojo. Nos imaginamos la rabieta de doña María Luisa de la Peña contra los grupos representativos oaxaqueños que se opusieron al mural del acuarelista y especialmente con quienes realizamos la encuesta que fue otra exitosa campaña periodística.
La universidad no
aceptó la encomienda
Sin embargo, poco después el gobernador dio a conocer en conferencia de prensa que encomendaba a la Universidad “Benito Juárez” de Oaxaca, eligiera el tema para que Guati Rojo hiciera la pintura del mural, ya que éste debía de realizarse puesto que todo estaba dispuesto, el compromiso firmado y se contaba con el presupuesto correspondiente. La Universidad no aceptó y fue la Escuela de Arquitectura quien, en carta abierta contestó al gobernador dando su negativa.
Llegó el mes de febrero de 1967 y el día 10 el gobernador se reunió con los dirigentes de la Federación Estudiantil Oaxaqueña presidida por Eusebio Jarquín, indicando que se suspendía el mural de palacio. Presente el pintor Guati Rojo visiblemente consternado anunció que ante el abrumador número de opiniones de la sociedad oaxaqueña publicadas en el diario “Carteles del Sur“, en contra del mural que pretendía pintar por encargo del gobernador, se retiraba de Oaxaca.
Carta abierta dirigida al gobernador
En su número 953 “Carteles del Sur” publicó la carta abierta que la directiva de la Escuela de Arquitectura de la UBJ dirigió al Gobernador Brena Torres y que entre otras cosas decía:
“En relación a su petición de 28 de enero en la que encarga a nuestra Universidad la selección de elementos para la temática del mural con que se pretende decorar la escalera principal del palacio de gobierno; nosotros en consciencia plena de nuestras obligaciones como estudiantes y, por ende, parte integrante de esta institución tenemos a bien exponer ante usted lo siguiente:
“La obra pictórica en cuestión por su carácter y por la importancia del sitio en que se localizará adquirirá el carácter de monumento que engrosará el acervo histórico de nuestra entidad y, queremos hacer notar que tal obra que quedará a las generaciones futuras no debe dejar la posibilidad de un juicio erróneo de los valores estéticos de nuestro tiempo.
“Un mural, a nuestro entender, es un tipo de pintura con una problemática muy diferente a la de un cuadro de caballete o a la de una acuarela, sean éstos de la clase técnica que sean y demandan para su creación, ejecución, etc., a un artista con la capacidad necesaria para ese fin, además de una amplia experiencia en ese aspecto del arte pictórico. No queremos discutir la personalidad del maestro Guati Rojo en el campo del arte, pero no consideramos que sea el indicado para plasmar en un mural de la importancia y trascendencia de éste, nuestro arte, nuestra historia y nuestro tiempo.
“Hasta cierto punto hallamos curioso que el mismo pintor contratado por un gobierno, solicite que se le señale tema para la composición del mural, cuando un artista de la categoría necesaria para la ejecución de una obra de tal magnitud, no solamente no pediría la intervención de nadie, sino que la rechazaría vigorosamente. La pintura señor gobernador, así como todas las manifestaciones de arte, debe de ser libre, pues la libertad ha sido la cuna de las más altas manifestaciones del arte, y la libertad es también la herramienta de los artistas.
“Se dijo que el estilo del maestro Rufino Tamayo, quedaba fuera de la comprensión del pueblo de Oaxaca, y lamentamos que sean oaxaqueños los que piensen de este modo, siendo de público dominio que las construcciones de Mitla y Monte Albán, los pintores de códices en los que notamos inquietudes artísticas notables, los que moldearon el barro para ser convertido en cerámica de suprema estilización en formas, figuras y colores, no fueron otros que los zapotecas y los mixtecas y con estos antepasados se nos niega la sensibilidad necesaria para comprender a uno de los máximos exponentes mundiales en materia de arte; realmente consideran que para que una pintura sea captada y comprendida por nosotros ésta debe ser necesariamente un coctel fotográfico. Como universitarios rechazamos ser considerados en esa opinión tan temeraria y hacemos estas preguntas:
“Si nuestro pueblo es incapaz de comprender la pintura de un paisano como Tamayo no será también incapaz de apreciar la importancia de una educación universitaria como medio indispensable para aprender a aquilatar esos valores? ¿No pensará también nuestro pueblo que la existencia de escuelas como Bellas Artes y Arquitectura, es inútil?
“Lo que primordialmente nos impulsa a exponer lo presente, señor gobernador, es la petición que usted hace a nuestra Universidad de que ella sea la que señale el tema para el mural en cuestión. Desde ahora declaramos que también con este asunto estamos inconformes pues no queremos que se nos adjudique la responsabilidad de algo que previa nuestra, se ha contratado y se encuentra ya en periodo de ejecución.
“Se dijo también, muy a ligera, que la universidad no cuenta con elementos capaces de intervenir en asuntos históricos y artísticos y que, para cumplir con el encargo hecho por su gobierno, tendría la necesidad de recurrir a personas extrauniversitarias. Nosotros sabemos que dentro de nuestras aulas se encuentran personas de reconocido prestigio dentro del campo del arte. Sin embargo, consideramos que sería mejor que se liberara a nuestra universidad del compromiso histórico que significa de intervenir de algún modo en la ejecución del citado mural. Creemos que el costo que tendrá el mural tendría mejores aplicaciones en obras de pavimentación, agua potable, drenaje y escuelas…”
Firmaron la carta por la directiva de la Escuela: el presidente Mateo García; el secretario Francisco José Santibáñez y el tesorero, Carlos Allier.
Contra la voluntad del gobernador el asunto se quedó pendiente y durante lo que faltaba del sexenio no se volvió a mencionar el mural de palacio, ni tampoco Brena Torres hizo el intento de hablar con Tamayo a fin de convencerlo de que hiciera la obra pictórica, a pesar de que no iba a cobrar un solo centavo y el proyecto propio era legar su obra al pueblo de Oaxaca.
Lo pinto García Bustos
Muchos años después durante el gobierno interino del general Eliseo Jiménez Ruiz éste acordó que fuera pintado el mural para lo cual contrató al grabador Arturo García Bustos y plasmó la pintura que se advierte actualmente en la escalinata principal de palacio. Se perdió para siempre la oportunidad de contar con una pintura de Tamayo. Recordamos que quienes salieron a favor de Guati Rojo en aquella ocasión alegaban que el arte de Tamayo era abstracto y que difícilmente la entenderían los oaxaqueños. Otros opinaron que el pintor era lo suficientemente inteligente como para dejar algo de su arte al alcance del entendimiento de la población en general.
Fue en 1985 durante el interinato del contador Jesús Martínez Álvarez, cuando el mismo pintor García Bustos decoró la escalera lateral izquierda con motivos prehispánicos. Aún falta la otra escalera lateral derecha, lo cual difícilmente se hará cuando la entrada a ese edificio que fue ícono del poder está vedada porque así lo determinaron grupos de indígenas manejados que ponen en evidencia todos los días a la fallida autoridad de Oaxaca.