El daño causado en Jamiltepec, se suma a la crisis económica, moral y social de los pueblos indígenas; tantos muertos en un hecho donde debe haber un responsable, resulta dramático porque la gente pide justicia pero nadie hace caso, como siempre, se espera que en unos ocho o diez meses estén los dictámenes y así puede determinarse qué fue lo que pasó.
Abraham CRUZ GARCÍA
DUELO EN JAMILTEPEC.-La incursión de la oficialidad en Jamiltepec, Oaxaca, dio pésimos resultados para la cuenta de Alejandro Murat. Protagonista en todos los eventos, dejando siempre el tufo electoral, el caso de la caída del helicóptero en la Costa oaxaqueña, no fue la excepción. Acompañado de dos Secretarios de Estado, el joven gobernador sombró el terror en la sufrida población. De fracaso en fracaso es su andar porque, según me dicen, no da una. Busca quedar bien pero las cosas no le salen. Prueba de tantos traspiés es que la gente vive de horror, las calamidades están a la orden del día; la tragedia dejada por los temblores, las torrenciales lluvias y de manera criminal, la falta de atención médica en todas las zonas indígenas de Oaxaca, es una señal de que la política de Estado ha fracasado. Los hospitales no funcionan, la falta de medicamentos es preocupante y las personas enfermas van en aumento y topan con clínicas que están cerradas y la falta de médicos es total. Eso habla muy mal del gobernador; además, de que los Secretarios del ramo le han fallado al no tener la capacidad de nombrar a la persona indicada. Ahora, el daño causado en Jamiltepec, se suma a la crisis económica, moral y social de los pueblos indígenas; tantos muertos en un hecho donde debe haber un responsable, resulta dramático porque la gente pide justicia pero nadie hace caso, como siempre, se espera que en unos ocho o diez meses estén los dictámenes y así puede determinarse qué fue lo que pasó; hecho minimizado por muchos medios masivos de comunicación que se encuentran doblegados ante el poder del dinero.
OLA DE CRÍMENES.-En todo el territorio oaxaqueño, sigue operando la delincuencia, las carreteras se han convertido en caminos de la muerte, a cada paso el peligro asecha a los automovilistas; en los destinos turísticos, como Huatulco, los paseantes tienen fundado temor para viajar, son incontables los atracos que sufren en las carreteras sin que la autoridad responda a tanto clamor. Ahora que se accidentó el helicóptero donde viajaba Alejandro Murat, la gente deplora que el mandatario viaje por carretera, como cualquier ciudadano, para que sienta y sufra lo que todos los días viven las personas en las principales arterias comunicantes del estado…
MENOS PROTAGONISMO.-Si bien es cierto que la autoridad tiene que brindar auxilio a la población de manera emergente, también lo es de que se debe valer de todos los medios existentes para corroborar y actuar con prontitud y eficacia; en este caso, Facebook, correos electrónicos, wat shap y el mismo teléfono celular, pueden ser auxiliares indiscutibles para conocer lo que acontece en cualquier punto del país; tanta imprudencia en el caso de Jamiltepec, tiene irritada a la población e inconforme por la aventura de la autoridad en incursionar a una zona donde la emergencia no ameritaba el riesgosísimo actuar el gobernador, principal responsable de tan lamentable percance…
CUANDO LOS AUXILIOS NO LLEGAN.- Insisten las autoridades de Protección Civil que están trabajando para cuidar a la población. Pero a la hora de la verdad, todo es “jarabe de pico”. En días pasados, un incendio puso pelos de punta a la población de Hacienda Vieja, Santa María Huatulco, por más llamadas al 911, al municipio y a la policía, todos en el momento crítico se hicieron “ojos de hormiga”; en el 911, unas muchachitas, al parecer, sin experiencia y sin capacidad para atender las llamadas, solo se concretan a decir: “ya va en camino el auxilio”, como en efecto, después de pasada una hora de la emergencia hicieron acto de presencia los bomberos de la cabecera municipal; lamentablemente, lo debe saber Don José Hernández, el que dice gobernar Huatulco, sus muchachos están muy lejos de ir preparados para sofocar un incendio de grandes proporciones; es cierto que ponen corazón y todo el espíritu para controlar el fuego. Pero la verdad, cuando se está en el infierno, faltan una buenas botas, mascarillas, palas, barretas, machetes, cubre-bocas, chalecos especiales, es decir, todo el equipo elemental propio para estos casos en que se arriesga la vida. Quizá José Hernández nunca ha estado en estos eventos y pensamos que esa es la razón para tener tan en el olvido a gente tan valiosa como son los bomberos. Políticos tan experimentados, como Heliodoro Díaz Escárraga, mandamás de Protección Civil en el Estado, deberían también actuar para que en esta época de estiaje el pueblo disponga de más información y de números telefónicos dónde acudir para casos de incendios. Me tocó ver que la gente llamaba al 911, otros al regidor del ramo, de la cabecera municipal, otros a las oficinas de los bienes comunales, instancias que hicieron acto de presencia cuando ya se tenía controlado el fuego; el llamado es para que las autoridades municipales y comunales tomen acciones conjuntas para intervenir en un solo sentido, en los casos de emergencia, que no haya duplicidad de funciones. Se agradece la presencia del regidor del ramo y la representación comunal de Santa María en Hacienda Vieja, que aunque tarde trataron de actuar su presencia fue buena. El problema de los incendios debería ser un problema de Estado, porque el fuego consume gran parte de la naturaleza, poniendo en riesgo la fauna y significa una brutal contaminación que daña al planeta. Por ello, muchos ciudadanos comentan: qué lamentable que el gobierno de Oaxaca le dé tan poca importancia a un asunto que en otros países se le da capital importancia…
