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Política exterior a mano alzada: ¿Y la Cancillería?

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JOEL HERNÁNDEZ SANTIAGO

 

A casi un mes de la cena promovida por Jared Kuschner, enviado por Donald J. Trump, en casa de Bernardo Gómez, alto funcionario de la empresa Televisa, quien invitó de pronto al presidente Andrés Manuel López Obrador para hablar de ‘altos asuntos de gran importancia bilateral’, la relación del gobierno mexicano con el de Donald Trump se complican.

 

… Hoy se sabe que en esa reunión nocturna se trató el tema económico de México, que preocupa al gobierno de Estados Unidos por las inversiones estadounidenses aquí, el tema de la violencia creciente en riesgo de la seguridad de estadounidenses en el país, los movimientos mundiales que requieren a México como zona estratégica para EUA, Venezuela y de pilón algo que ya estaba en la agenda pública: la migración centroamericana.

 

El Canciller mexicano, Marcelo Ebrard, no tenía idea de que se llevaría a cabo la reunión y fue hasta última hora cuando le avisó el presidente López Obrador para que lo acompañara.

 

Esto es: para el gobierno de Estados Unidos no es suficiente tratar con el secretario de Relaciones Exteriores mexicano ni con la embajadora de México en Washington, Martha Bárcena, quien tampoco fue invitada al convivio “de amigos”, diría luego el presidente mexicano, y agregó que se habló de la inversión bilateral de 10 mil millones de dólares para la generación de empleos y evitar la migración centroamericana: versión oficial.

 

El presidente de México atiende el tema internacional de forma directa, como ocurrió hace semanas cuando se le preguntó sobre la posición de México en relación con el Grupo de Lima y el tema de Venezuela, en sus mañaneras diarias defendió la Doctrina Estrada mexicana -1930-, la de la ‘no intervención en asuntos internos de otros países y la autodeterminación.’ El Canciller salió tarde a reiterar esta posición. Luego se ha mantenido callado, por supuesto después de la cena ‘de amigos’.

 

Tras filtrarse desde México la carta que el primero de marzo envió el presidente de México al Rey Felipe VI de España para pedirle que expresara su solicitud de perdón a los pueblos originarios de México por los hechos agresivos de la Conquista hace 500 años y de que el gobierno español, como legisladores y partidos políticos de allá (con excepción de “Podemos”) rechazaron tal petición mexicana y de que se generara un verdadero conflicto social entre los que “si” o los que “no” y de que allá y acá se refirieran a lo solicitado como un error y hacían chunga del presidente AMLO…

 

… Pues nada, que el Canciller mexicano estuvo fuera de la jugada. El gobierno español emitió un “no” rotundo a la petición en un documento oficial que se hizo público inmediato.

 

… El gobierno mexicano, desde su secretaría de Relaciones Exteriores no dieron respuesta a la decisión española, en tanto que el presidente de México, en una de sus ‘mañaneras’, dijo que no, que lo que quería era entrar en el terreno del análisis de los hechos, para sacar de los subterráneos de conciencia colectiva aquellos acontecimientos y su impacto en la sociedad mexicana y tal y tal… Que en todo caso respondería una vez “que se serenen” ¿quiénes?… ¿Los españoles? ¿Los mexicanos?… ¿él mismo? La Cancillería ausente.

 

El 27 de marzo, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, alertó que en Honduras se está formando una “Caravana Madre” con un contingente “de unas 20 mil personas”: “…podemos imaginarnos el tamaño, la dimensión de este flujo migratorio que a veces es tráfico humano, de crimen organizado y el negocio de esta organización criminal son de varios billones de dólares”, dijo.

 

Y exhortó a los gobiernos del llamado Triángulo Norte a que hagan lo que les corresponde para detener este movimiento. La Cancillería silenciosa. Tema internacional y, por lo mismo, horas después la vicecanciller de Honduras, Nelly Jerez, negó que se esté formando una enorme caravana de migrantes hondureños hacia EUA, “como informó la Secretaría de Gobernación mexicana…”

 

Y ahí, en el tema, la secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen, quien estuvo en Centroamérica el miércoles antepasado y con quien los países de la región trataron “las causas que generan la migración hacia Estados Unidos”. A su regreso a Estados Unidos le calentó la maceta al irritable Donald J. Trump quien, el 28 de marzo, en uno de sus twitts envenenados se lanzó contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en México:

 

“México no está haciendo NADA para ayudarnos a frenar el flujo de inmigrantes ilegales a nuestro país. Hablan mucho y no hace nada. De igual modo, Honduras, Guatemala y El Salvador se han llevado nuestro dinero por años y no hacen nada. ¡Podríamos cerrar la frontera sur!”…

 

… Y reiteró lo que dice desde octubre de 2018, que, o se frena a los migrantes que cruzan el país con miras a llegar a su territorio o sufrirán las consecuencias en forma de cierre de la “maldita frontera” y coste económico’. Días después siguió con las miasmas amenazas y él en mismo tono.

 

El presidente mexicano retomó el tema luego de estas declaraciones. Dijo que no entraría en controversias: “Es que él [Trump] tiene una visión, que respeto y que considere legítima, pero nosotros tenemos como estrategia fundamental para atender el fenómeno migratorio la creación de oportunidades de empleo y de bienestar”.

 

El 29 de marzo, al medio día, en Poza Rica, Veracruz, invocó a los asistentes a un mitin para que levantaran la mano “quienes no quieren que le conteste a Trump”. La multitud exaltada dijo “¡no!”. Y él presidente aplaudió la decisión del pueblo bueno. Ya no habló de “la inversión bilateral de 10 mil millones de dólares” para generar estos empleos… Y

 

Por la noche, Ebrard atisbó: “México no actúa con base en amenazas. Somos un gran vecino. Díganlo si no el millón y medio de estadounidenses que eligieron a nuestro país como hogar, la más grande comunidad fuera de EU. Para ellos también somos el mejor vecino que pudieron tener”.

 

La política exterior de México no es un tema menor. Requiere de mucho conocimiento de los hilos de estas relaciones con otros países –en este caso con EUA y ya con Centroamérica–. Se demanda firmeza al tiempo que diplomacia. Se necesita estrategia y amor por México y se necesita, por supuesto, a un Canciller.

 

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