Frente a la crisis económica más grave ocurrida en el último siglo, provocada por la pandemia del coronavirus, el gobierno de la Cuarta Transformación que encabeza Andrés Manuel López Obrador ha respondido con un plan miserable para reactivar la economía, que representa apenas el 0.4 por ciento del Producto Interno Bruto, la cifra más baja destinada por un gobierno en América Latina para hacer frente a esta emergencia. Especialistas advierten que la crisis será implacable y observan una caída del PIB de entre 6.5 y 7.5% al finalizar 2020
Alonso PÉREZ AVENDAÑO
El objetivo del presidente Andrés Manuel López Obrador, inscribir a su gobierno en la historia de México con letras indelebles, está cerca de cumplirse. El líder de la que nombró “Cuarta Transformación de México” pasará a la historia como el presidente que condujo al país durante la crisis económica más grave ocurrida en un siglo. Con más de 700 mil empleos perdidos en el segundo bimestre del año, marzo-abril, y un pronóstico anual que coloca al Producto Interno Bruto con una caída de hasta 7.5%, el escenario se observa complicado más aun cuando las respuestas del gobierno aún son limitadas y tardías.
Los números negativos han llevado al presidente López Obrador a plantear un cambio de estrategia, desestimando si la producción nacional cae, si las industrias y las exportaciones están frenadas. “Hay que cambiar los parámetros y no estar pensando en el Producto Interno Bruto ni en el crecimiento, sino que hay que estar pensando en el bienestar y en la felicidad del pueblo”, expresó en una conferencia mañanera del jueves 21 de mayo.
Adiós PIB, hola la “nueva felicidad”. El plan, expresó entonces, se daría a conocer el 23 de mayo. Se va a explicar, enfatizó, “cómo es que se va a proteger al 70% de la población y cómo también se va a beneficiar al 30% restante, para que no estén pensando que solo estamos contemplando un sector, aunque sea mayoritario. No, es en beneficio de todos los mexicanos, al final yo creo que a todos nos conviene el cambio”, dijo López Obrador.
Para los especialistas, sin embargo, antes que pensar en la felicidad hay que observar que las respuestas del gobierno federal ante la crisis que está generando la pandemia del coronavirus generan mayor incertidumbre.
“El tiempo va a correr en contra del país, no quiere decir que si se tarda mucho ya no sirva su plan de rescate, lo que pasa es que va a servir menos, entre más se tarde el gobierno en articular una propuesta coherente, viable, el deterioro de la economía va a ser mayor, es mejor apoyar a la economía ahora, con lo que tengas, a hacerlo en tres meses, en tres meses la economía va a estar más lastimada”, señala Javier Aparicio, doctor en economía investigador del Centro de Investigaciones y Docencia Económica (CIDE).
PLAN DE RESCATE, ENTRE LOS MÁS BAJOS
Ni en América Central, en Sudamérica ni en Europa ni Asia se encuentra una cifra de apoyos para reactivar la economía tan baja como la de México, que con los planes que ha lanzado el gobierno federal hasta ahora cuenta únicamente con 0.4% del PIB para atender la emergencia más grande presentada en el mundo desde 1929.
Un reporte del centro de investigación México ¿Cómo vamos? muestra que los planes de reactivación están siendo una prioridad para países de todo el mundo. Guatemala, por ejemplo, destinará el 3.4% de su PIB a estímulos fiscales, créditos y otros apoyos. Para Paraguay, la cifra es 2.4%; en Chile, 5.5%; las cantidades suben hasta 7.9% en Colombia y 12% en Perú.
El caso peruano resulta representativo pues en términos monetarios, destinará prácticamente el doble a programas para apoyar la economía que México. Mientras el país andino cuenta con una cartera de 7 ml 345 millones de dólares, la mexicana está acotada en 3 mil 831 millones de dólares.
Colombia triplica la cantidad de Perú, con 21 mil 126 millones de dólares; India tiene 264 mil millones listos para buscar sostener su economía (incluso más que Canadá y que Italia).
“México se queda corto, en términos brutos y reales, tomando en cuenta todo lo que se ha anunciado tiene un apoyo de alrededor de 0.4% del PIB, suena poco, es poco en comparación con lo que están anunciando otros países”, señala Ana Gutiérrez, investigadora de México ¿Cómo vamos?
Para Gutiérrez, otro de los elementos que resulta preocupante es que aun quienes están recibiendo apoyos del gobierno observan cómo los recursos son demasiado pocos.
“Otorgar créditos a empresas formales e informales es fundamental, sin embargo, el problema con los apoyos que se están anunciando es que no son de la proporción necesaria, son créditos por 25 mil pesos que difícilmente van a cubrir el monto mensual de la nómina de una empresa, menos para ayudar a sobrevivir en los meses de dificultad que tendremos, además tenemos situaciones como los créditos a la palabra entregados a beneficiarios del censo de Bienestar, del cual no tenemos información, no sabemos quién está registrado en ese censo, no nos garantiza que estén incluidas las empresas que más lo necesitarán”, señala la investigadora.
POBLACIÓN BENEFICIADA, MÍNIMA
En cualquier renglón que se observe, las características de retraso o limitación de los apoyos del gobierno federal son visibles. El director general del IMSS, Zoé Robledo, informó el 21 de mayo que respecto a los créditos solidarios a la palabra, destinados a trabajadores informales, incluyendo a trabajadoras domésticas, tiene un avance en aprobación de solicitudes de 7%, es decir, 3 mil 23 personas tienen autorizada la entrega de 25 mil pesos. El número de solicitantes de este tipo de beneficios es de aproximadamente 45 mil personas. Las estimaciones del INEGI son que al menos 2.3 millones de personas se dedican en el país al trabajo doméstico remunerado.
Los créditos a la palabra para empresas familiares tienen registradas 317 mil cuentas bancarias. El Infonavit ha apoyado con seguro para el desempleo y prórroga en pagos de créditos sin intereses a 53 mil personas; 77 mil recibieron solo uno de los dos beneficios. La dependencia más grande del país encargada de la política pública para la adquisición de viviendas tiene 61 millones de derechohabientes inscritos.
¿CUÁNTO CAERÁ EL PIB?
Si bien el presidente López Obrador busca que al final del año se analice qué nivel de felicidad tienen los mexicanos y no si se produjo o no lo suficiente para darles empleo, los números lo alcanzarán.
Los números, sin embargo, la producción, el crecimiento económico siguen siendo medidos y, depende de a quién se le pregunte, se observan variaciones en el pronóstico de la caída. Apenas en mayo 4, si se lee al Banco Mundial, la respuesta era 6%; para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la cifra era 6.5%; 6.60% para el Fondo Monetario Internacional y 7.16% para el Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (Cempe) de la Facultad de Economía de la UNAM. Para el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, la respuesta fue 3.90%.
El actual gobierno tenía ya en su hoja de honores el haber registrado por primera vez en una década la contracción del PIB, en 0.1%, de acuerdo con los reportes del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) difundido en febrero pasado.
Para los analistas resulta igualmente preocupante que además de los escasos apoyos, la determinación presidencial sea mantener intacto su proyecto de gobierno.
“El presidente lo ha repetido varias veces, ante esta crisis vamos a redoblar los esfuerzos para cumplir con nuestro proyecto, pero el entorno ya cambió, si ante un cambio de circunstancias drásticas –el mercado internacional, el petróleo, la economía doméstica- tu respuesta es ‘voy a cumplir e implementar mis programas sociales’, si no revisas prioridades, si no revisas la posibilidad de endeudarte, de apoyar a las empresas o a los hogares, no suena muy racional. No puede ser que el plan ideal para el país, hoy, sea el mismo que el plan propuesto hace 18 meses, no puede ser, las circunstancias han cambiado”, señala Aparicio, para quien la inmovilidad e insistencia del gobierno mexicano es prácticamente única en el mundo.
“Gobiernos de izquierda, de derecha, en todo el mundo están cambiando sus prioridades de gasto, están incurriendo en déficit, en deuda, algunos lo harán mejor que otros, por supuesto, pero México está en el catálogo de países que hacen pocas pruebas para el virus y que hacen un esfuerzo fiscal modesto, es una apuesta muy arriesgada la que nos está haciendo correr el gobierno”, asegura.
Para Ana Gutiérrez, por su parte, existen pocas señales para creer que pueda haber un cambio de rumbo en la conducción de la crisis económica.
“Del gobierno no hemos observado nada, el 5 de abril cuando fue el informe de gobierno, se esperaba un paquete económico de apoyo a la economía y solo se anunciaron dos medidas de créditos y se reafirmó el compromiso con proyectos como Dos Bocas o apoyos sociales que son prioritarios para el gobierno. Lo que hemos escuchado en diversas mañaneras es que el gobierno mexicano no entregará apoyos como se hacía antes. En términos de esperar un paquete económico mucho más grande no he visto señales que digan que pasará”, asegura.