El Papa Francisco que ha puesto en marcha “la revolución de la ternura” recibió como regalo de Vladimir Putin un icono de la Virgen de Vladimir, conocida como la “Virgen de la ternura”.
Al final de un encuentro de 35 minutos en la biblioteca privada del Papa, el presidente ruso le entregó el icono, le pregunto si le gustaba, hizo la señal de la cruz y besó la imagen. Francisco, conmovido, hizo lo mismo.
La coincidencia en los gestos era una imagen visible de la cordialidad sin precedentes en las relaciones mutuas. Putin agradeció al Papa la famosa carta de septiembre en la que pedía que el G20 de San Petersburgo hiciese un esfuerzo por evitar el ataque norteamericano contra Siria.
Según el comunicado del Vaticano, además de la paz en Medio Oriente, hablaron también de la vida de la comunidad católica en Rusia, la contribución fundamental del cristianismo a la sociedad, así como la situación crítica de los cristianos en algunas partes del mundo, donde sufren violencia y persecución.