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No tengo padrinos políticos: Alamilla

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Estigmatizado como el candidato del PRI y del gobierno estatal, dentro de un proceso de selección en el que predominaron señalamientos de corrupción, incluidos supuestos sobornos para que algunos de los diputados que primeramente se habían negado terminaran por votar por él, Bernardo Rodríguez Alamilla, próximo defensor de los derechos humanos de Oaxaca, habla en entrevista con Real Politik; rechaza ser ahijado político de Arturo Peimbert, actual titular de la DDHPO o del gobernador Alejandro Murat, confiesa haber cabildeado con casi todos los legisladores locales para convencerlos y dice que preservará la autonomía del organismo que encabezará a partir del mes de mayo

Texto: David MÉNDEZ
Fotos: Esteban CHINCOYA

“Cabildeé con ellos, cabildeé con ellos”, dice el próximo defensor de derechos humanos de Oaxaca, José Bernardo Rodríguez Alamilla, al explicar cuál fue la táctica que utilizó para poder convencer a los 30 diputados –de 28 necesarios– que votaron por él en el pasado proceso electivo que definió al nuevo ombudsman de la entidad, realizado entre el 10 y 12 de abril en el Congreso del Estado.
El abogado de 38 años, egresado de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), intenta desestimar aquellas versiones que circularon a lo largo de los casi 30 días que duró el periodo de selección y que lo ubicaron como el candidato “oficial”, impulsado por la fracción parlamentaria del PRI, el gobierno del estado y un sector de Morena, para fungir durante los próximos siete años –a partir del nueve de mayo– como titular de la Defensoría de Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO).
En entrevista con Real Politik, niega ser ahijado político de Arturo Peimbert Calvo, actual titular de la DDHPO, o del gobernador, Alejandro Murat, como se afirmó, lo cual fue calificado por él como “rumorología” que tuvo el objetivo de desprestigiarlo.
Sin embargo, aunque se deslinda de los actos de corrupción que presuntamente se registraron durante la selección del ombudsperson –según acusaciones de diversos sectores, encabezados por defensores y activistas como el sacerdote católico Alejandro Solalinde–, Rodríguez no puede asegurar que el proceso electivo que afrontó haya estado a salvo de sobornos o “incentivos económicos” hacia los legisladores, pues, según su versión, ignora cuál es el tratamiento político o las prácticas a las que los diputados someten sus determinaciones, de las cuales se dice “categóricamente” ajeno.
–Aseguran que usted es parte del PRI, que el PRI lo apoyó al igual que el gobierno del estado. Incluso, el sacerdote Alejandro Solalinde dijo que hubo reparto de dinero para que usted ganara, consulta el reportero, en la entrevista, que se lleva a cabo el miércoles 17 de abril, cinco días después de su designación.
–Yo hablé con todos los diputados… hablé con la mayoría; al final, me faltaron uno o dos… Traté de exponerles mi proyecto: de dónde vengo, cómo soy, que conocieran qué es lo que yo proponía para que hubiera una mejor Defensoría de los Derechos Humanos.
>Hasta donde tengo entendido, votaron (en la elección final) seis (diputados) del partido oficial (PRI), pero por tu servidor votaron de todas las fracciones; yo ahí es donde digo: ¡qué mayor legitimidad que no nada más un partido haya votado por mí, sino que todas las demás expresiones lo hayan hecho!, responde.
Y agrega: “Entiendo que hubo gente de Morena, que fue el (partido) que mayoritariamente votó por mí (19 votos)… lo que puedo decir es que yo hablé con ellos; con todos. Mi labor fue de convencimiento. Yo sabía que era un tema de votos.
“Sé que se ha especulado muchísimo, sé que se ha dicho, sé que es parte de todos estos procesos, (pero) yo no he tenido ningún acercamiento con la parte oficial; lo puedo decir abiertamente”.
–¿No se han acercado, de verdad?
–No,no, no… No tengo ningún acercamiento; eso me permite tener a mí garantía de autonomía, revira, el funcionario, nacido en la Ciudad de México en 1980, pero criado, desde los cinco años, en San Juan Chapultepec, uno de los barrios bravos de la ciudad de Oaxaca.
–¿Una llamada (del Gobernador) o un representante de ellos (del gobierno)?
–No, no, no… Yo he hablado con todos y he tratado de convencer a todos y, en esa lógica, tratar de ser lo más amplio posible. Creo que estos procesos tienen que ser así: en un proceso democrático tienes que hablar con todos…
>Existen esos esquemas de que si hablas con uno ya eres parte (de ese grupo) ¡no! o si hablas con otros (lo mismo), ¡pues no!…Yo, de alguna manera, podría obtener esos votos si hablaba con la mayoría…
>No he tenido ninguna llamada ni un proceso ahí… la gran fortaleza de la institución es la autonomía que tú tengas: si tú no eres autónomo, de poco te sirve la institución, de poco tú le vas a servir a la institución.

*****

Ex alumno de la Escuela Secundaria Técnica 106 y del Colegio de Bachilleres de Oaxaca (COBAO) Pueblo Nuevo, Rodríguez Alamilla presume de que toda su trayectoria académica la hizo en instituciones públicas de la entidad.
Su padre es oriundo de Candelaria Loxicha, en la Sierra Sur, parte de la zona donde entre 1996 y 1997 el Ejército Mexicano, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), la Armada de México y corporaciones policiacas estatales y federales realizaron redadas para aprehender a más de 150 indígenas zapotecos acusados de pertenecer al EPR (sin que el progenitor del próximo ombudsperson haya estado involucrado).
A los 27 años, en 2007, Rodríguez comenzó su carrera en el servicio público como Coordinador de Grupos Vulnerables de la Extinta Comisión Estatal de Derechos Humanos, donde se mantuvo hasta 2009, un año antes del triunfo electoral de Gabino Cué Monteagudo.
Posteriormente, entre 2010 y 2012, fungió como asesor en materia de derechos humanos del entonces presidente municipal y empresario Luis Ugartechea Begué.
Antes de ser nombrado, en 2012, parte del Consejo Ciudadano de la recién creada DDHPO, también se desempeñó como asesor en el Congreso del Estado.
La entrevista continúa:
–Diversas fuentes confiaron a Real Politik que una fracción de Morena le ofreció dinero a otros diputados de Morena para que votaran por usted, se le vuelve a cuestionar.
–Me parece que también es parte de un proceso de rumorología; Yo puedo afirmar que de mi parte no ha habido absolutamente nada. Yo entiendo que, entre ellos, en términos de operación, no sé cómo lo manejen, pero de aquí para allá no ha habido absolutamente nada porque soy muy respetuoso de la autonomía, y cuidaré hasta más no poder esa autonomía, y eso pasa por no prestarme a ese tipo de situaciones.
–¿Y sobre lo de Alejandro Solalinde, quien afirmó que varios diputados habían recibido dinero a cambio de que votaran por usted?, ¿qué opina?
–Yo respeto al padre, creo que es parte de una cosa que tienen que procesar internamente las fracciones (de Morena). Existe, yo entiendo, mucha rispidez entre todos ellos y yo más bien, no me atrevo a decir o asegurar absolutamente nada.
>Yo hablo de lo que me toca a mí y yo puedo decir que traté de sentarme con todos, convencerlos y que, al final de cuenta, lo que privara de alguna manera en el proceso de temas fuera lo que yo les comentara; yo, de lo otro (de los presuntos sobornos), no tengo el menor conocimiento.
–¿No fue parte de eso?
–No, no porque no puedes ser autónomo, no puedes tener legitimidad, autoridad moral, si estás en ese camino, y yo, de verdad, si algo creo que es lo que significa esta institución o para lo que tú tienes que estar es para tener autoridad moral; yo no podría recomendar a nadie más, señalar a nadie más si yo estoy en esos procesos. Categóricamente, afirmo que no, de mi parte no tengo nada qué ver.
–¿Después de la elección, lo acompañó, lo escoltó a usted, Alejandro Avilés (líder del PRI en el Congreso), eso no deja qué desear?
–Se conformó una Comisión de Bienvenida y en esa Comisión de Bienvenida estaba Laura Estrada (líder de Morena), estaba el diputado Alejandro Avilés (líder del PRI), la diputada Aleida Serrano (Mujeres Independientes) y había otras dos o tres diputadas. Ellos salieron por mí a recibirme, me llevaron a donde tomé protesta y me volvieron a acompañar a la salida. Fueron todos, no fue una sola persona.
–¿Ha habido mala intención contra usted?
–Sí, ha habido varios señalamientos que no tienen ningún fundamento; cosas que me han mencionado en las que no tengo nada que ver, en las que yo mismo digo: ‘Bueno, ¿y esto qué?’. Me parece que sí es un tema de tratar de desprestigiar a la persona.
>Tampoco he salido en automático a decir algo porque, primero, no soy así. Segunda, me parece que sería darle juego a algo que no tiene la mayor importancia. Entiendo que pueden quedar ciertas dudas, pero, en el día a día, hay que trabajarlo… el día a día, el trabajo diario, y que sea el trabajo el que hable por ti.
–¿Usted es cercano a Arturo Peimbert?
–Dentro del Consejo Ciudadano de la DDHPO nos hemos reunido como 200 veces… Con Arturo Peimbert es una relación institucional, es una relación en la que hemos logrado construir ciertas bases en la Defensoría y en esa lógica hemos tenido un acercamiento.
–¿Son amigos?
–Me parece que es una persona a la que le tengo respeto y me parece que él también para conmigo y es una relación institucional; yo la manejaría ahí. Pudimos, como Consejo, impulsar cosas y eso de alguna manera creo que es importante reconocerlo, hay que reconocer que hubo apertura, pero de ahí a lo que mencionan no, no es una continuidad.
–¿Arturo Peimbert lo impulsó, lo apoyó?
–Yo creo que fueron varios actores.
–¿Arturo Peimbert (sí) le apoyó?
–Varios actores. Me parece que esta es una labor de equipo, es una labor de equipo en la que, sobre todo, sociedad civil, la iniciativa de donde yo vengo (forma parte desde 2006 de la agrupación Iniciativa Ciudadana por Oaxaca), impulsaron, pero desde su propio ámbito.
>Yo no soy una propuesta de Arturo Peimbert; lo digo abiertamente. Ya comenté la relación de dónde viene, no es un tema que él haya hablado. Yo apelaría a que se tome en cuenta de dónde, creo, vino mi impulso, que fue el yo haber ido a hablar con cada uno de los diputados.
–Su impulso, entonces, fue el acercamiento con los diputados.
–Cabildeé con ellos, calbildeé con ellos, cabildeé con ellos en el sentido de expresarles (quién soy).
–¿Arturo Peimbert falló en su papel al frente de la DDHPO?
–Es algo que la sociedad tiene que señalar. Lo que puedo decir es que hay cosas que es necesario fortalecer, otras que, me parece, sí fueron importantes. Lo que puedo decir es que en la Defensoría hay un antes y un después, dentro de lo que era la anterior Comisión de Derechos Humanos; no hay un punto de comparación y eso me permite de alguna manera tener una idea clara de que sí se hicieron cosas. Hay que fortalecer otras, pero sí hay un avance en el tema.
–¿Su trabajo va a estar sujeto al escrutinio de cualquier tipo?
–Yo lo pediría. Una institución como la DDHPO debe tener como aliada natural a la ciudadanía y rendirle cuentas a la ciudadanía.

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