Cuestionado por la población ante la falta de agua potable, problemas de inseguridad, anarquía en la vialidad y en el mercado, el presidente municipal de Tlacolula de Matamoros, Fausto Díaz Montes, emanado de la coalición PAN-PRD, se defiende y asegura que hay intereses políticos de algunos ex ediles que tratan de descalificar su gestión para golpearlo. El académico dice que en su comunidad hay gente que no aporta pero si obstruye, justifica que su administración va lenta porque no hay recursos y considera que va “relativamente bien”. Pretende demoler la Escuela Primaria “Adolfo López Mateos”, maestros, padres de familia y ex alumnos, se oponen
Jorge Vega Aguilar
TLACOLULA DE MATAMOROS.-Cinco meses después de haber asumido la presidencia municipal de esta población, Fausto Díaz Montes –al igual que el mandatario estadounidense Donald Trump- acepta que “no ha sido fácil gobernar”, porque “hay muchos grupos con intereses y resistencias por todos lados”.
Proveniente de la Coalición con Rumbo y Estabilidad por Oaxaca, conformada por el PAN-PRD, asegura que detrás de las acciones de protesta que ha habido en su contra, “hay intereses políticos de algunos ex presidentes”-aunque no dice los nombres- que, agrega, “de manera indirecta presionan para descalificar a la autoridad municipal y quieren aprovechar para golpearme”.
Ya han transcurrido los primeros cien días de su gobierno local y Díaz Montes, ha sido cuestionado en tres asambleas públicas por la falta de agua potable y de obras, problemas de inseguridad, anarquía en la vialidad y en el mercado, pero el primer concejal dice que no le preocupan sus detractores, porque “son necios e incongruentes”.
“Hay gente que no aporta, pero sí obstruye”, afirma en entrevista con Real Politik, en su oficina de la presidencia municipal donde también admite: “vamos lento”, pero culpa de ello a “las circunstancias” y justifica que opera con un presupuesto limitado y, “si algo se atraviesa hace que los tiempos se acorten”.
Detrás del escritorio de Díaz Montes, hay un cuadro con una fotografía del gobernador Alejandro Murat Hinojosa, en espera de ser colocada en una de las paredes. En una de ellas se observa un retrato donde, feliz, con el bastón de mando en su mano derecha ya está sentado en la silla presidencial municipal.
El alcalde vapuleado el pasado 15 de marzo por un grupo de tianguistas inconformes en el mercado “Martín González”, pese a las protestas en su contra, asegura: “vamos relativamente bien”.
Díaz Montes, es licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), y tiene una maestría y un doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos de América.
Notre Dame es una institución privada, católica, de la Congregación de Santa Cruz, ubicada en Indiana, reconocida por su excelencia en educación de licenciatura, investigación y trabajo académico, y los programas ofrecidos atraen a estudiantes y académicos de todas partes del mundo.
En esa institución, la educación siempre se ha vinculado con valores, entre ellos el servicio comunitario, y Díaz Montes, sostiene que ahora, como presidente municipal “hace un ejercicio académico, y trata de aplicarlo en la realidad, aprendiendo”.
Agua, no para todos
“Me gustaría escribir un libro sobre mi experiencia”, apunta, sin embargo, sus opositores le reclaman el incumplimiento de promesas de campaña en el sentido de que resolvería asuntos apremiantes.
Pero el alcalde, quien también fungió como subsecretario de Fortalecimiento Municipal de la secretaría General de Gobierno, en la administración del aliancista Gabino Cué Monteagudo, señala que en el caso del agua potable, desde antes que asumiera el cargo ya había problemas de suministro, y actualmente la escasez la atribuye a las fuentes de abastecimiento.
“Ahora sí hay agua, pero no para todos, debido a que una de los pozos –conocido como Langún 2 – no está incorporada a la red, ya que ha habido mucha desconfianza de que pueda ser utilizada”, menciona.
Explica que en cambio, en el fraccionamiento Ciudad Yagul –ubicado al norte de la población- y donde hay una propia fuente para surtir el líquido, no pagan por el bombeo del pozo.
El ir y venir de las pipas de particulares que transportan agua se ha vuelto una cuestión cotidiana en esta población, y Díaz Montes señala que quienes venden el líquido tienen concesión de Conagua y lo surten de sus propios pozos.
Opina que el asunto de escasez de agua potable se resolvería dividiendo a la población en tres sectores y, mientras se trabaja en el desazolve de la red, se atiende la demanda por medio de pipas dando prioridad a las áreas públicas como escuelas y el mercado.
Refiere que hay problemas serios en el drenaje, porque en muchas partes de la población la red está colapsada, debido al inadecuado mantenimiento y “nadie se ha preocupado por ello”.
Policía desprestigiada
En el tema de inseguridad, comenta que “heredó una policía municipal desprestigiada y actualmente hay 7 patrullas, pero sólo 2 en buenas condiciones”.
Al preguntarle cuántos policías municipales hay, voltea hacia sus dos secretarias: “¿Alguien sabe cuántos policías tenemos?
“Bueno, me parece son 55, de los cuales el 90 por ciento es sometido a exámenes de control y confianza”, responde.
El currículum de Díaz Montes establece que ha sido profesor investigador y director del Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO (IISUABJO), secretario académico de la máxima casa de estudios de Oaxaca, donde contendió dos veces por la rectoría de la misma y perdió.
El munícipe resalta que ahora en el Ayuntamiento administra un presupuesto de 64.5 millones de pesos, que se incrementan con aportaciones, participaciones y cobros de impuestos.
La ciudadanía ha cuestionado el hecho de que en la administración de Díaz Montes haya empleados “reciclados” que trabajaron en los tres trienios anteriores –de Rolando López Maldonado –apoyado por el PAN-, la priista Concepción Robles Altamirano, y Pedro Ruíz González –impulsado por el PAN-PRD-.
El edil, a su vez, dice que hay 40 empleados de base, 50 mandos medios y de confianza, y que unos cobran como eventuales y otros por semana.
“A muchos de los empleados que ya estuvieron en administraciones anteriores los trajeron los actuales regidores, dice Díaz Montes, y estima que “no todos deben de irse, aunque algunos van a tener que hacerlo, porque no se acoplan en sus funciones o no rinden, porque además habrá ajustes de sueldos”.
Entre la ciudadanía circulan versiones de que en la nómina del Ayuntamiento figuran familiares de amigos del alcalde, pero él asegura que no tiene ningún recomendado y que percibe un sueldo mensual de 25 mil pesos.
A transportistas y
locatarios, la ley
El miércoles 17 de mayo, mototaxistas y taxistas de esta población se manifestaron en contra del edil y luego, en la explanada del palacio municipal, ante decenas de pobladores lo cuestionaron por la falta de resultados.
Díaz Montes, a su vez, afirma que “los transportistas se erigen como representantes del pueblo, pero, ¿quién los nombró?, además tienen una minuta de acuerdos que no es ley”, indica.
“Antes eran los ejidatarios quienes decían que ellos quitaban y ponían presidentes municipales, y ahora son ellos, los transportistas, pero sólo defienden sus intereses personales y económicos, además presionan por su capacidad de movilización”, puntualiza.
Ya ha transcurrido cerca de una hora desde que inició la entrevista. Díaz Montes prosigue. No se inmuta. Mueve de vez en cuando las manos, mientras señala que para poner orden en el transporte en esta población, hay que sentarse a dialogar.
“Lo mismo debe de suceder en el mercado para que un grupo de tianguistas que ahora ocupan un espacio a un lado del parque municipal se reincorporen a su área”. Sin embargo, advierte que, de no llegar a un acuerdo, “se aplicará la ley, sin perseguir ni golpear”.
La universidad intercultural
Díaz Montes ha enarbolado el proyecto de construcción de una Universidad Intercultural que, según ha mencionado “deberá iniciar actividades a más tardar en febrero de 2018”, y para ello creó un comité pro creación de la misma, que ha realizado rifas, una cena baile, entre otras actividades y planea reunir un millón de pesos.
En este sentido, ha sido criticado porque su aspiración no avanza, mientras otros poblados del valle de Tlacolula reclaman para sí esa institución.
El edil, por su parte apunta que ya se acordó con el gobernador Alejandro Murat agilizar la firma de un convenio de coordinación entre el Gobierno del Estado y la SEP, como paso previo para emitir el decreto de creación, e iniciar los trabajos de construcción en el paraje “El Zapote”, en una superficie de 20 hectáreas donde a los propietarios de predios se les pagaría 350 mil pesos por hectárea.
Díaz Montes, menciona que en el asunto de la Universidad “todo se transparenta”, y “quienes quieren saber dónde está el dinero recaudado de las rifas, son quienes nunca cooperan y reclaman un derecho que no tienen”.
Demolición de la primaria
Otro problema que enfrenta el munícipe es el relacionado con la intención de su proyecto de demolición de la Escuela Primaria “Presidente López Mateos”, ubicado en el centro de la población y construido hace 50 años, el cual, de acuerdo a un dictamen, se encuentra en riesgo.
Padres de familia, profesores que laboran en la institución, ex alumnos, y hasta la sección 22 del SNTE se han pronunciado en contra de las intenciones del munícipe.
Han señalado que si hay necesidad de derribar el inmueble, que lo hagan, pero que construyan un nuevo plantel en el mismo sitio donde ahora se ubica.
Pero Díaz Montes, asegura que “todo parece indicar que habrá que derruir el edificio y reubicarlo en otro lugar, para garantizar una buena educación en un plantel en buenas condiciones”.
Dice que “el tema se abordará en su momento, no es de los profesores, alumnos y padres de familia, porque es un espacio público, ni tampoco tiene injerencia la Sección 22 ya que no es su edificio”.
“Hay que rescatar ese espacio para una plaza cívica, porque ahí está el ombligo de Tlacolula”, señala al referirse a una fuente que se encuentra en el centro de la escuela y que es considerada como patrimonio de esta localidad.
De repente, el rostro del munícipe se enciende, mientras señala al reportero quien le pregunta acerca del posicionamiento de los profesores de la sección 22 del SNTE. ¿Porqué van a oponerse”, plantea.
“Lo que sucede es que también ustedes, los periodistas, endiosan a un gremio que sólo tiene derecho a defender las condiciones de trabajo de sus afiliados y pelear por sus prestaciones”.
“Yo respeto a ese sindicato, pero mejor que pongan mucha atención a la educación que los mentores imparten a la niñez oaxaqueña y, en el caso de la escuela presidente López Mateos, ellos no deciden y tampoco tenemos porqué preguntarles”, indica.
“Somos la autoridad y representamos a los ciudadanos de Tlacolula, pero además hasta ahora no hay ningún comunicado oficial respecto a ese asunto”, reitera.
El futuro político
Luego, interrogado acerca de sus aspiraciones políticas y las versiones de habitantes de este lugar en el sentido de que buscará reelegirse el próximo año para un periodo de tres, Díaz Montes dice: “agradezco que se preocupen por mi futuro, pero mejor deberían de interesarse por el suyo”.
¿Aspira Fausto Díaz a la diputación local o federal? “Mejor a la presidencia de la República”, responde en tono irónico, y luego asegura: “mi atención está centrada en cumplir mis responsabilidades, y para elegirme a otro cargo de elección popular yo puedo querer pero si los ciudadanos no me apoyan todo serán buenos deseos”.
A punto de concluir la entrevista, Díaz Montes sostiene que “gobierna de cara al pueblo y la ciudadanía debe aprender a tener gobiernos democráticos como el suyo”.
Desde su escritorio, sentado en su cómodo sillón, Díaz Montes dirige su mirada hacia el parque municipal, donde el quiosco luce ahora con los colores azul y amarillo, del PAN y PRD, respectivamente.
“Je je je, no me había dado cuenta, apunta y mientras ríe nerviosamente, asegura que “el azul y el amarillo son parte de los colores del arco iris”.
“Bueno, el azul representa la tranquilidad y el amarillo pues tiende a iluminar, pero además hay otros colores en el parque, como el verde de los árboles o el anaranjado de la copa del flamboyán”, agrega.
¿Pintarán el palacio municipal de azul y amarillo? “Mejor de blanco, como símbolo de paz”, resalta, aunque acepta que en su administración “no hay tranquilidad para trabajar”.