Arabia.- El príncipe Mohamed bin Salmán, de 32 años, heredero al trono de Arabia Saudita, se propuso reformar el reino ultraconservador al tiempo que muestra mano dura en un contexto de crisis abierta con el vecino Qatar.
El sábado, pocas horas después de la creación de una comisión anticorrupción que él preside, Arabia asistió a la repentina detención de 11 príncipes y decenas de ministros actuales o antiguos, además de la destitución de poderosos responsables militares, en una purga sin precedentes.
El joven prometió en octubre una Arabia «moderada», que practique un islam «tolerante y abierto»; ante esto las mujeres obtuvieron en septiembre el derecho a conducir (una decisión histórica de la que se lo considera inspirador), pronto abrirán las salas de cine y las saudíes pudieron celebrar la fiesta nacional junto a los hombres en un estadio.
Esto, según algunos expertos, se debe a la detención en septiembre pasado de decenas de religiosos e intelectuales, medida percibida como una demostración de fuerza del príncipe Mohamed para reforzar su poder y denunciada por las organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Este plan de reformas, bautizado Visión 2030, propone vender en bolsa menos del 5% del gigante petrolero Aramco y dotarse así de un fondo soberano de dos billones de dólares, el mayor del mundo.
Mohamed bil Salman, nació el 31 de agosto de 1985, este hombre de barba oscura y calvicie incipiente trabaja 16 horas al día, y afirma que su madre lo educó estrictamente; fue nombrado el 21 de junio heredero al trono.
Además, tuvo la oportunidad de desempeñar una serie de cargos económicos y militares tras el ascenso al trono de su padre, en enero de 2015, había logrado ser nombrado segundo en el orden de sucesión.
Licenciado en Derecho por la King Saud University, MBS tiene dos hijos y dos hijas y no es partidario de la poligamia en vigor en Arabia.