Aún no se inician las campañas formales en términos de la normatividad electoral y sin embargo, amparados en las galimatías de la misma ley, todos los aspirantes a ocupar la “Silla de Krauze” –versión Peña FIL de Guadalajara- están –en los hechos- enfrascados en el debate mediático; algunos a la defensiva, cometiendo errores de cálculo, otros a la ofensiva o fingiendo demencia. Lamentablemente para la cuestionada democracia a la “mexicana”, privilegiando la descalificación del adversario, los golpes bajos, la guerra sucia, sobre las propuestas; que por si algo faltara no pasan de ser buenos deseos alejados de la realidad o buenas ocurrencias. Por su parte, los “independientes” –que no independentistas, no confundir con Cataluña- por lo menos tres, con una buena ayudadita de los poderes fácticos, incluyendo los del Estado, alcanzaron ya el número de firmas necesarias para aparecer en la boleta del 1 de julio.
En este escenario, al día de hoy quien da la impresión de estarse llevando la peor parte es José Antonio Meade. Las malas noticias comenzaron cuando el pasado 4 de enero el INE rechazó el nombre que habían adoptado para su coalición el PRI, Verde y Panal “Meade Ciudadano por México”, por considerar –la comisión responsable- que ese nombre no representa el espíritu de los partidos y de la coalición. Con cierta ironía un amigo politólogo me argumentó: “No podía haber sido de otra forma. Ni es candidato ciudadano, ni es por México”.
Dicen los que aseguran saber que su pretendida candidatura ciudadana no ha permeado como tal en la sociedad, que lo identifica como parte del gobierno actual y del pasado reciente, lo que en conjunto resta en lugar de sumar; en contraparte la militancia priista que es la más orgánica y –quizá- aún mayoritaria de todos los partidos, no se siente identificada con él; recién platicando con un muy distinguido cuadro nacional del PRI me decía “a nosotros , la militancia, nunca nos consultaron, yo no me siento representado”. Su discurso contrasta con acciones de su pasado reciente; “a los priistas les duele profundamente que Duarte nos haya traicionado y lastimado nuestro prestigio” dijo en Veracruz. A los pocos minutos circulaban en redes escenas de encuentros en diversos foros y circunstancias, muy sonrientes de ambos personajes; en Aguascalientes ante la insistencia de los reporteros rechazó ser “el padre de los gasolinazos” –que en enero del año pasado como Secretario de Hacienda había avalado, justificado y colocado sus efectos como “menores”- respondió “el precio de los combustibles se determina internacionalmente y fluctúa con las condiciones del costo”.
A lo anterior, como validando que entre los priistas no hay personalidades para cubrir los espacios relevantes, en particular uno tan sensible como lo es la relación con los medios de comunicación, se le ocurrió –por decirlo comedidamente- designar al alguna vez priista luego panista y recién renunciante a la “Mafia Azul” -debido a sus diferencias con Ricardito el “niño Fidencio” de la cosa nostra azul- Javier Lozano, “uno” de los voceros oficiales de su campaña; acción que no pocos priistas relevantes califican en corto y en público como una mentada de madre a los que se la han jugado defendiendo al partido y al presidente. Javier Lozano, como Secretario del Trabajo de Felipe Calderón –hoy flamante comandante de la “Band of Brothers” que impulsa su reelección por interposita Margarita-, vocero de la campaña de Antonio Gali –hoy gobernador de Puebla- y como senador fue un crítico severo al gobierno federal actual y al PRI; para muestra aquí les presentamos algunas de sus credenciales declarativas –resumidas por el diario El Universal- que “avalan” su repentina reconversión e incorporación al cuarto de guerra del candidato Meade; que de triunfar seguramente lo convertirá en Secretario de “algo”:
“No es tanto la ignorancia, lo preocupante son la poca audacia, los pocos reflejos que mostró Enrique Peña Nieto para salir del paso a una situación embarazosa, se hundió más, no supo cómo reaccionar” –a propósito de atribuir a Enrique Krauze la autoría de “La Silla del Águila” de Carlos Fuentes en la FIL de Guadalajara. “Verdaderamente no tiene madre. No diseñamos una reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión para hacer este lucro indebido y grotesco con afanes electorales. Pura madre que el nuevo PRI, pura madre que son de otra estatura, de otros valores” –acusando al tricolor de entregar televisores por el apagón analógico a cambio de votos-. “No dejaremos que el PRI lucre con los más pobres porque no queremos volver a ese pasado de vergüenza” –al presentar una denuncia por utilizar recursos de PROSPERA en la campaña de Blanca Alcalá en Puebla-. “Con el regreso del PRI al gobierno federal, ha quedado claro que su discurso cambió mas no así su genética. Estamos de vuelta en los tiempos de los excesos, las devaluaciones, y el endeudamiento excesivo” –en un artículo sobre elecciones en los estados-. “Es sin lugar a dudas, el día más largo, más oscuro, más nefasto de @EPN –Enrique Peña Nieto- en lo que va de su gobierno #TrumpEnMéxico” –minutos después de que Donald Trump se reuniera con Peña Nieto en la residencia oficial de los Pinos-.
Y así el rosario de “buenos deseos” de Javier Lozano, dedicados al partido donde vuelve como el “hijo prodigo” y al “primer priista de la nación” es largo y muy “estimulante”. Aunque presume haciéndole un flaco favor a su ahora candidato presidencial «no estoy en el PRI ni Meade esta en el PRI». ¿Así o más claro?
Sin duda el pre candidato único Meade se está rodeando de puros “Buenos Muchachos” –para la política-; algo así como aquellos del thriller dirigido por Martin Scorsese, estelarizado por Robert de Niro, Ray Liotta, Joe Pesci, Lorraine Bracco y Paul Sorvino. Otro tema en el que también erró el equipo de Meade fue en la forma y fondo de cómo respondieron al reportaje de Animal Político, primero amenazando veladamente al portal y al reportero y luego auto desmintiéndose; la más elemental conseja en una campaña electoral aconseja –valga la redundancia- jamás subirse al ring por una nota periodística invocando represalias legales, menos cuando es cosa juzgada o investigación en curso.
En este contexto, sin haberse iniciado formalmente las campañas, aún podemos decir que son rounds de sombra. Al candidato ciudadano Meade no le ha ido muy bien este principio de año; al rechazo del INE a la denominación de origen de la coalición que lo postula; sin un perfil definido, la sociedad no lo asume como candidato ciudadano y la base priista no lo advierte como uno de los suyos, habría que agregar el endoso de la paternidad del gasolinazo, en su momento ponderado y apoyado por él, quien ahora candidato lo atribuye a las reglas del mercado; y la condena a la traición de Javier Duarte contrastada de inmediato en redes con imágenes de ambos sonrientes donde no parecen tener diferencia alguna.
Por supuesto esto apenas comienza, es muy temprano para asumir hechos consumados.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh