Algunos miembros de la dividida oposición en Venezuela comenzaron ayer, conversaciones con el Gobierno en un intento auspiciado por el Vaticano para desactivar la crisis política en el País, en antelación a otra gran protesta convocada para exigir la salida del presidente Nicolás Maduro.
El Mandatario llegó a un museo en el oeste de Caracas para dar inicio formal al diálogo, que muchos de sus enemigos temen podría ser una táctica dilatoria con el fin de reducir las presiones sobre el gobernante, cuya popularidad está muy mellada debido a una elevada inflación y la escasez de alimentos y otros artículos básicos.
Quince partidos integrados en la alianza opositora Unidad Democrática boicotearon la sesión bajo el argumento de que no están dispuestos a sentarse en la mesa de las negociaciones con el Gobierno mientras éste no ponga en libertad a varios activistas opositores recluidos ni revierta su decisión de cancelar un referendo revocatorio contra Maduro tal como lo autoriza la Constitución.
“Para un eventual diálogo debe quedar muy claro desde el inicio que se trata de acordar los términos para la transición democrática en lo que resta de 2016”, afirmaron los partidos en un comunicado.
El inicio del diálogo tiene lugar en momentos en que la oposición ha intensificado su campaña para obligar a Maduro a que deje la Presidencia.
La semana pasada, los opositores reunieron a decenas de miles de simpatizantes en todo el País y convocaron a una nueva protesta para el jueves 3 de noviembre en la que —aseguran— marcharán hasta el Palacio Presidencial.
Las autoridades han impedido a los opositores acercarse al Palacio desde el golpe de Estado de 2002, cuando fue depuesto brevemente el presidente Hugo Chávez, el hoy difunto gobernante que instaló un gobierno izquierdista en Venezuela.
PARLAMENTO
La Asamblea Nacional, controlada por la oposición, ha emprendido un “juicio político” contra Maduro, al que acusa de negligencia en sus responsabilidades, aunque la medida es meramente simbólica porque la instancia legislativa carece de la facultad para destituir al presidente, de acuerdo con la constitución.
Aunque Maduro ha advertido que arrestará a los legisladores que insistan en proseguir el juicio político, el Mandatario manifestó su compromiso profundo en el diálogo con la oposición.
En declaraciones transmitidas desde el museo, Maduro dijo que las conversaciones representan una oportunidad para desarmar el odio, la intolerancia, y abrirle camino al amor entre los venezolanos.
Asistieron a la sesión, exgobernantes de España, Panamá y Dominicana, así como un mediador del Vaticano.
El arzobispo Claudio Maria Celli elogió el inicio de la más reciente ronda de diálogo y señaló que era “muy positivo”.
El clérigo pidió a las partes a que hagan concesiones para evitar el fracaso de las conversaciones, como sucedió en los intentos previos.