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Luz y oscuridad en San Felipe del Agua

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Esta agencia municipal de la ciudad de Oaxaca, es la zona preferida de funcionarios, políticos y nuevos ricos, quienes construyen grandes residencias sobre tierras ejidales y comunales, sin importar el daño a la naturaleza; de ser un manto que alimentaba de agua a la capital, hoy padece los estragos del estiaje, sus ríos y arroyos se han secado. En la zona hay guaruras, sofisticados equipos de seguridad, carros de lujo, residencias y bellas mansiones que contrastan con casitas de lámina sin servicios, pero ninguno de los vecinos se queja, se sienten cobijados por la abundancia que los rodea

 

Yolanda PEACH

 

SAN FELIPE DEL AGUA.- Esta agencia municipal de Oaxaca de Juárez que antaño era el principal pulmón de la capital y de donde bajaba el agua que abastecía a la ciudad, hoy se ha convertido en el lugar predilecto de funcionarios, políticos y nuevos ricos, quienes han construido verdaderas mansiones sobre terrenos comunales y ejidales.

Las modernas construcciones con albercas, jardines, elegantes fachadas

chocan con las pequeñas casas de lámina donde habitan las familias nativas de esta agencia.

Lo cierto es que, las casas, en su mayoría de adobe, tienen grandes detalles en maderas preciosas, herrería y amplios jardines. Una verdadera belleza sacada de cuentos de época.

Ex gobernadores como Gabino Cué, Diódoro Carrasco, Ulises Ruiz o políticos como Eviel Pérez Magaña, Héctor Anuar Mafud, Héctor Pablo Ramírez Puga Leyva, Irma Piñeyro, José Antonio Hernández Fraguas, Javier Villacaña Jiménez y Samuel Gurrión Matías, entre otros, han construido sus residencias en esta zona de la capital.

Pero no solo políticos locales han fijado la mirada en la belleza de San Felipe del Agua, también otros de talla nacional como Raúl Salinas de Gortari, hermano del ex presidente Carlos Salinas, quien tiene una casa en ese lugar.

Si algo llama la atención, es esos contrastes. En la parte alta, se construye una mansión inmensa, con una alberca que casi se volverá flotante, todo de concreto, donde trabajan decenas de albañiles. Es una moderna construcción que abarca casi una hectárea, donde se derribaron decenas de árboles. Es una fortaleza.

Los vecinos dicen que es la nueva residencia de Samuel Gurrión, el político que lo mismo defiende los colores del PRI, que del PRD o del PAN en las contiendas electorales. Esta mansión opaca a las otras de ex gobernadores, políticos o nuevos ricos.

San Felipe se convirtió en el refugio preferido de la clase política. Sus mansiones y zonas residenciales, apenas y esconden las viviendas sin servicios básicos, las más pobres. Esta es la zona de mayor plusvalía en el municipio de Oaxaca de Juárez.

La agencia municipal de San Felipe del Agua se ubica al norte de la capital. En el pasado fue un lugar con amplia vegetación, un río caudaloso y una reserva natural, todo ello ha sido invadido, poco a poco, por los grandes adinerados que construyen mansiones fastuosas sin importar que el lugar sea considerado zona de reserva natural.

Nadie parece notarlo. Lentamente los viejos árboles son derribados para construir grandes complejos residenciales. El resultado es latente, el afluente apenas lleva agua y lo que era tierra fértil se han vuelto calzadas escrupulosamente trazadas.

 

NADIE SE QUEJA

 

San Felipe del Agua es una estampa pintoresca que parece sacada de un cuento fantástico.

Esta comunidad colinda con las agencias de Viguera y Donají, y con los municipios de San Pablo Etla y Huayapam. Está compuesta por nueve barrios.

Aunque se ubica a pocos minutos del centro de la capital oaxaqueña, entrar a San Felipe del Agua es como traspasar a otra época, donde el tiempo parece estar intacto. Un set para una producción cinematográfica.

Sus calles, silenciosas y vacías, contrastan con el bullicio y celeridad con el que se vive en la capital, a pocos kilómetros de aquí.

Las casas, la gran mayoría mansiones, compiten entre sí por ser las más grandes, las más lujosas o las más hermosas. A su lado, sobreviven algunas casitas de lámina, de donde sale el humo espeso que producen los leños, que se utilizan para cocer el maíz y que quede el nixtamal.

Nadie se queja. A cualquier vecino que se le pregunta, de los pocos que andan en la calle arriando sus burros con leño o sus vacas, dicen que están bien, que no necesitan nada.

Hablan de los barrios más populares, como el Barrio La Cruz, Las Salinas, Lachigolera, Loma Rancho y del Kiosko de San Felipe, que está a lado del río.

Margarita, una joven madre que camina largas cuadras con sus dos pequeños, por quienes fue a la primaria, comenta que su problema antes era lo del transporte. Actualmente, tienen dos rutas. Una que va a la Experimental, San Antonio de la Cal, y otra que llega a Ánimas Trujano.

Y aunque aun así camina largos trechos, no se queja. “Todo está bien, tenemos una terminal de autobuses”.

En las partes altas e incluso a escasas cuadras de la agencia municipal, hay pobladores que carecen de algunos servicios, como agua potable y drenaje, pero tampoco se quejan. Han resuelto el problema al construir fosas sépticas. “Cada quien soluciona el problema cómo puede, tal vez lo más grave es cuando llueve mucho, porque se inundan nuestras viviendas”, dice don Raúl.

Otra carencia es el agua potable, pues las épocas de estiaje los afectan bastante. “Nadie se preocupa, los funcionarios y los ricos no tienen ese problema. Nosotros compramos pipas y se soluciona todo”, dice sin quejarse.

Las autoridades municipales admiten que la población ha crecido. Calculan más de 10 mil habitantes, entre nativos originarios y avecindados. Al aumentar la población, se demanda de servicios básicos, como agua potable, drenaje, electricidad y pavimentación.

“Hemos apoyado a todos los barrios, un 80 u 85 por ciento ya goza de todos los servicios básicos”, afirma Carlos Zárate Nolasco, suplente del agente municipal, quien no quiso hablar mucho, al considerar que el indicado es el agente.

Sin embargo, comenta que en esta gestión se logró que todos tengan alumbrado público y el techado para la explanada municipal, “solo que a las autoridades municipales no les importó, ni siquiera vinieron a inaugurarlo”.

Asegura que se trata de una agencia que aún conserva sus tradiciones.

Otro logro, son los comedores escolares. Se les da alimento a los niños que asisten a la primaria y preescolar.

A pesar de que se buscó al presidente municipal en otros horarios, no estuvo en su oficina. “Es que aquí, el servicio es gratuito. No nos pagan por este puesto”, comenta una secretaria.

 

RICO EN TRADICIONES

 

San Felipe del Agua tiene, junto a su agencia municipal, un templo católico, el de San Felipe Apóstol, en cuya fiesta participan los pobladores, al igual que en los eventos deportivos y los festejos propios del lugar.

“Tenemos comités, estamos bien organizados, seguimos las tradiciones, los usos y costumbres”, informa don Carlos.

Un año se sirve a la agencia y el otro año se descansa. El que no acata sirve a la comunidad paga multa, “antes lo encerrábamos”.

Advirtió que los nuevos vecinos, también se tienen que acatar a la tradición.

Los oficios también se conservan. Los hombres salen con sus burros de carga a recolectar leña. A pastar a sus animales de rancho a lo alto de los montes, vacas, toros, borregos y chivos. Las mujeres hacen el nixtamal para hacer sus tortillas, que después bajan a vender al centro de Oaxaca.

Los niños corren descalzos en la tierra mientras juegan con sus perros sin raza, lo que se diferencia de las residencias, a unas casas, donde los perros son de abolengo y en su mayoría, hasta entrenador tienen.

 

INSEGURIDAD, EL CLAMOR COMÚN

 

Doña Carmela comenta que les gustaría, tal vez, que hubiera más vigilancia, ya que, en la actualidad, solo cuentan con una patrulla y, cuando tienen una emergencia, los policías tardan en llegar.

Beatriz, quien hace tortillas a mano, admite que se siente segura al saber que viven ahí personalidades con muchos recursos. Tienen guaruras y equipos sofisticados de seguridad.

“Acá todos nos encerramos temprano, ya sabemos que quien anda de noche es que anda buscando algo”.

Aunque antes respaldaban a los del Partido Revolucionario Institucional, señala que ahora es su deber apoyar al presidente municipal, que es de Morena, pues es el que eligió Oaxaca de Juárez, “tenemos que sumarnos a la decisión de todos”.

Indicó que si bien, la inseguridad es un flagelo que se vive en la agencia, “donde quiera siempre se está en peligro”.

Andrés, un jovencito que volvía del bachillerato, contó que el único problema que enfrentan, son los vándalos, “se reúnen en la parte de la terminal y hay que estar con cuidado”.

Aunque hay contados alcohólicos crónicos que deambulan por las calles, “no hacen feo los borrachitos”.

En la agencia San Felipe del Agua, independientemente de los policías municipales tienen topiles, actualmente son entre 12 y 15, aunque antes tenían más de 35.

Sobre los auxilios, lo clásico, llamadas para ayudar en alguna riña, en robos a casa habitación y, sobre todo, en violencia doméstica, “es que en cualquier lugar se cuecen habas”.

 

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