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Luis Mier y Terán, honestidad y trabajo incansable, su sello

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El General de División gobernó los estados de Veracruz y Oaxaca durante los periodos de Benito Juárez y Porfirio Díaz. En las dos ocasiones que estuvo al frente del Ejecutivo en esta entidad emprendió importantes campañas sanitarias y fortaleció la educación pública; creó la Escuela de Artes y Oficios, introdujo el servicio de tranvías y concluyó la línea del ferrocarril que comunicó a Oaxaca con Puebla

 

Carlos CERVANTES

 

Luis Mier y Terán fue un militar formado durante el porfiriato, cuando los gobernadores estatales eran nombrados directamente por el presidente Díaz, fue gobernador de Veracruz y luego de Oaxaca. Se le recuerda porque siendo el mandamás en Veracruz se sublevaron los marinos de una embarcación anclada en el muelle lo cual informó telegráficamente al Primer Magistrado quien le contestó por el mismo medio interpretando el gobernador la orden como “mátalos en caliente”, por lo que el militar asesinó a todos los marinos.

Fue gobernador de Oaxaca en dos ocasiones: del primero de diciembre de 1884 al 17 de febrero de 1886 y luego del 17 de mayo de 1886 al 25 de febrero de 1887.

 

Estuvo al lado de Juárez y Porfirio Díaz

 

Muy joven ingresó al ejército mexicano donde llegó a General de División habiendo participado en la Guerra de Reforma a favor de los liberales y luego durante la intervención francesa al lado de Juárez. Apoyó a Porfirio Díaz cuando proclamó los planes de la Noria y de Tuxtepec, en 1871 y 1875, respectivamente.

En 1877 el presidente Díaz lo nombró gobernador del Estado de Veracruz. Durante su mandato ocurrió la sublevación en el vapor de guerra “Libertad”, por lo que, al tener conocimiento del hecho, Mier y Terán lo comunicó al Presidente quien a su vez le contestó por telegrama. Según unos historiadores don Porfirio gustaba de usar frases en latín, de ese latín que aprendió en el Seminario de la Santa Cruz en la ciudad de Oaxaca por lo que el telegrama que dictó decía: “si los sorprendes infraganti, ejecútalos inminente!”. El gobernador lo único que entendió fue “mátalos en caliente”, por lo que inmediatamente mandó masacrar en el cuartel del puerto a todos los marinos rebeldes. Esta situación manchó su carrera y le pesó toda su vida.

Mier y Terán resultó electo como gobernador de Oaxaca en la elección de 1884 y tomó posesión el primero de diciembre de ese año: el mismo día en que don Porfirio Díaz asumió la Presidencia del país por cuarta ocasión.

 

Inteligencia y honestidad

 

El Gobernador de inmediato dio claras muestras de inteligencia, honestidad y organización. Por ello se rodeó de un buen número de especialistas oaxaqueños capaces de superar las anomalías, procediendo a integrar juntas auxiliares formadas por destacados profesionistas, hombres de empresa y ciudadanos filántropos, todo lo cual trajo beneficios a la entidad resultando leyes y disposiciones acordes con la situación económica y social de la entidad.

Una de las juntas fue la de higiene y salubridad que entró de lleno para atacar dos enfermedades que generalmente se convertían en epidemias que diezmaban a la población: la fiebre amarilla y la viruela. La primera apareció en 1884 provocando estragos en el Istmo, especialmente en Tehuantepec y San Blas Atempa. Sin embargo, gracias a la atención de la autoridad y de las juntas de Higiene y Salubridad, así como a la campaña de vacunación que encabezó el notable médico Carmona y Valle, la fiebre amarilla pudo ser controlada. Poco después apareció la viruela por lo cual el gobernador Mier y Terán ordenó una eficaz campaña de vacunación y una serie de medidas para erradicar la enfermedad. Todo ello con las penurias económicas de siempre.

 

Atención a la higiene

pública y buenos maestros

 

Posteriormente se instituyeron nuevas juntas de beneficencia para restaurar y conservar la higiene pública, procurando mejoras para el hospital general como la dotación de medicamentos, ropa de cama, ropa para médicos y enfermeras, así como para los enfermos, construcción de la sala de operaciones y un baño hidro terapéutico. Se abrieron al público las regaderas del hospital general para una mejor higiene.

Un asunto que mereció especial atención fue la educación pública de la que pocos se ocupaban. La solución para el gobernador no era construir más escuelas, aun cuando durante su administración se construyeron 165 planteles, sino dotarlas de maestros competentes, con apostolado, actualizados y bien remunerados. El obstáculo en el medio rural era que los vecinos estaban apegados a sus costumbres y a su idioma, lo cual chocaba con las doctrinas europeas en educación. Con tesón y participación de los maestros se fue superando el problema. La historia registra que, en uno de sus informes ante la Cámara local de diputados, Mier y Terán, señalo: “Ilustrar esta raza es noble trabajo y su realización es la más hermosa conquista que pueden hacer los gobiernos”.

 

La Escuela de Artes y Oficios

 

Durante su administración Mier y Terán se preocupó por encauzar el estado financiero de la entidad y las obras realizadas fueron en beneficio de los oaxaqueños, Entre éstas el mejoramiento del alumbrado público; a la Escuela de Artes y Oficios se le dotó de maquinaria y herramientas para trabajar la madera, la cantera y el mármol; en la misma escuela se instalaron los talleres gráficos del gobierno para que el alumnado conociera y aprendiera e oficio de impresor. Se construyó un tramo de la carretera a Mitla llegando a la altura de Santa Lucía del Camino, entre otros trabajos.

Desde 1882 el gobierno federal comenzó a otorgar permisos de colonización, por lo cual las empresas extranjeras deslindadoras cometieron atropellos despojando a los pueblos de sus bienes comunales, por lo que cuando el gobernador tuvo conocimiento ordenó una estricta supervisión para evitar el atropello y para que los afectados fueran indemnizados.

 

Díaz Ordaz, Benemérito del estado

 

Durante su gobierno se reconocieron los méritos de tres personajes oaxaqueños: Benito Juárez, Antonio de León y don José María Díaz Ordaz, a quien en agosto de 1885 se le declaró Benemérito del Estado y Mártir de la Libertad. Se le erigió un monumento en el jardín central y a don Antonio de León otro en la Alameda, el cual aún se conserva.

Durante su segundo periodo de gobierno se instaló el servicio de tranvías e hizo todo lo posible por terminar la vía de ferrocarril que comunicó a Oaxaca con Puebla. El 25 de febrero de 1887 pidió licencia para trasladarse a la capital del país a fin de atenderse de penosa enfermedad que le afectó no solo por el trabajo sino por las penurias económicas en que se encontraba la entidad y el esfuerzo de recorrer las regiones a caballo. El 19 de agosto de 1891, a los 56 años de edad falleció en la ciudad de Orizaba, Veracruz. Durante el gobierno de don Emilio Pimentel fue construido el teatro casino al cual se le denominó “Luis Mier y Terán”. Una calle de la ciudad de Oaxaca lleva su nombre, en reconocimiento a la obra realizada y al esfuerzo que le deterioró su salud, trabajando por Oaxaca, hasta el último momento. El general Mier y Terán se ganó el aprecio de pueblo de Oaxaca.

 

 

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