Agencias
Los Demócratas arrebataron el control de la Asamblea de Representantes y lograron así encestar a Trump su primer derrota política importante, aunque el presidente logró retener y hasta aumentar el control Republicano del Senado, lo que le permite defender la idea que su administración no cayó bajo una marea azul.
Para los demócratas se trata de un triunfo que les permite recuperar una semblanza de control frente a un presidente que durante dos años ha capitalizado como pocos los poderes del Ejecutivo, gracias a un Congreso aliado que en múltiples ocasiones se negó a supervisar.
En términos políticos es un retroceso ineludible para Trump, pero similar a las derrotas que vivieron presidentes anteriores en sus primeras elecciones de medio término. Por otro lado, el triunfo cómodo en el Senado frenó lo que por momento parecía que sería una ola demócrata en el Congreso. Hacia el final de la campaña Trump entendió que debía ajustar sus esfuerzos para apoyar a aquellos republicanos que le aseguraran una victoria en el Senado, y la estrategia funcionó. Además, le sirvió para confirmar que su mensaje anti inmigrante sigue resonando entre sus seguidores más fieles.
Si se quiere tomar esta elección como un plebiscito de los primeros años del presidente, hay que decir que la discusión sigue abierta.
Lo que prometieron los demócratas: demandar y publicar las declaraciones fiscales que Trump se negó a difundir; abrir investigaciones sobre el uso de recursos públicos por parte de los miembros del gabinete; amarrar protecciones a la ley de salud instaurada durante la presidencia de Obama; e intentar proteger a los dreamers, aunque estás últimas dos requieren colaboración del Senado.
La socialista Alexandria Ocasio Cortez ganó su curul en el distrito 14 de Nueva York con un margen amplio, como se proyectaba; mientras que el favorito de los liberales Beto O’Rourke no pudo arrebatar su sitio al senador Ted Cruz, aliado cercano del presidente que por poco pierde ante el «Kennedy texano».
En junio pasado Ocasio sorprendió cuando le ganó en la interna al congresista Joe Crowley. La salida de Crowley solidifica la posición de Nancy Pelosi como líder de la Asamblea ya que era el único congresista con la experiencia suficiente para desafiar a la experimentada legisladora.
De acuerdo con numerosos reportes, el presidente Donald Trump está contento con los resultados. Ya desde hace semanas parecía que Trump había aceptado como inevitable la derrota en la Asamblea por lo que había ajustado sus baterías al Senado. Lo cierto es que la Cámara Alta este año era una apuesta muy complicada para los Demócratas.
Antes de la media noche el presidente lanzó un tuit celebrando los resultados. «Tremendo éxito esta noche. ¡Gracias a todos!».
A diferencia de la Asamblea de Representantes, la Cámara Alta no entra en juego de un golpe. Cada dos años entran a la boleta un tercio de los senadores, quienes sirven durante seis años antes de tener que ser reelegidos.
Este era un año particularmente complejo para los senadores demócratas. La senadora Heidi Heitkamp Dakota del Norte perdió su sitio ante el republicano Kevin Cramer, que ganó con un decisivo 57.1% de los votos en un estado donde Trump es muy popular.