El principal reto del nuevo Presidente de México es no fallarle a su pueblo y cumplir con sus promesas de campaña.
Alonso PÉREZ AVENDAÑO
El sábado 1 de diciembre, Andrés Manuel López Obrador se convirtió en el presidente de los Estados Unidos Mexicanos. Es el décimo quinto presidente desde que Lázaro Cárdenas inauguró la sucesión interrumpida de mandatos sexenales completos, sin renuncias anticipadas ni intentonas reeleccionistas.
Asimismo, es el cuarto presidente electo desde la alternancia partidista en 2000. Desde estas ópticas, el suyo será un sexenio de continuidad y no de ruptura. Continuidad con la tradición de gobiernos civiles que ya se va acercando al siglo y continuidad en la alternancia, ya que, de las últimas cuatro elecciones presidenciales en México, tres han resultado en un relevo del partido en el poder; una muestra de que nuestra renqueante democracia garantiza al menos la capacidad ciudadana de reemplazar a partidos corruptos o ineficientes.
Para empezar su gobierno, Andrés Manuel López Obrador cuenta con una aprobación del 66% de los ciudadanos.
“¿Cree usted que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador vaya a cumplir sus promesas de campaña?”.
A pesar de los baches que ha encontrado y que ha generado Andrés Manuel López Obrador durante su periodo como presidente electo, la confianza que los ciudadanos depositan en él aún es lo suficientemente alta como para mantener el ánimo respecto a su gobierno.
A diferencia de las encuestas de campaña, que pulularon por todos los medios, antes de que tomara posesión como jefe del Poder Ejecutivo federal solo El Universal y El Financiero se ha dado a la tarea de medir qué tanto respaldo tiene aún el tabasqueño.
La pregunta sobre la “fe” que tienen los encuestados fue respuesta con una mayoría favorable: En agosto pasado 49% respondió que sí, mientras que en noviembre la cifra subió a 64.5%. El “no cumplirá” se mantuvo en un 18.5%, lo que representan dudas de uno de cada cinco mexicanos.
No obstante, a la pregunta sobre si creen que México mejorará durante el próximo sexenio vio cómo entre agosto y noviembre la respuesta a favor del presidente surgido del Movimiento de
Regeneración Nacional perdió nueve puntos porcentuales al pasar de 69 a 60%.
La caída más drástica se reflejó con la pregunta ¿usted aprueba o desaprueba la forma en la que López Obrador desempeña su labor como presidente electo? La aprobación entre ambos meses cayó de 64.6% a 55.6%. La desaprobación subió de 12.7% a 12.8%. La calificación promedio que recibió como presidente electo fue de 7.43 a 6.81 puntos en una escala de 1 a 10.
En noviembre 28.1% de los encuestados consideró que la principal prioridad de López Obrador sería la disminución de la pobreza; 12.6% contestó que sería mejorar la economía del país; 10.6%, combate a la corrupción; 8.5%, creación de empleos; 6.0%, acceso a la salud; 5.1%, combate a la delincuencia.
Las actividades a que considera que menor porcentaje de encuestados recibirán atención son la relación con EU, ya que solo 1.9% de los encuestados considera que será una prioridad; 2.7% señala que será el combate al narcotráfico; reformas estructurales, 2.9%; desarrollo del campo, 3.9%.
Andrés Manuel López Obrador sin embargo iniciará su gobierno con una aprobación popular muy por encima de la que logró Enrique Peña Nieto, que en diciembre de 2012 era apoyado por el 42% de los ciudadanos, mientras actualmente el líder de Morena tiene el respaldo del 64%, de acuerdo con una encuesta de El Financiero.
