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La religión en el conflicto entre palestinos e israelíes

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José Álvarez Carrero

450-DSC_0137 Siempre que se reactiva el conflicto en Gaza o que sucede un hecho violento en Israel, lo primero que muchos tienden a pensar es que se trata de un problema religioso entre judíos y musulmanes, simplificándose las particularidades de la composición religiosa en la que es la Tierra Santa de judíos, musulmanes y cristianos.

Igualmente se tiende a pensar que se trata de un conflicto antiquísimo, al que incluso llegan a situarlo en la época de las luchas entre David y Goliat. Pues bien, esos son mitos bastante alejados de la realidad, ya que hasta la Primera Guerra Mundial hace apenas un siglo, en Palestina se vivía un ambiente de paz, pues esas tierras solo eran habitadas por palestinos, ya fueran de religión musulmana, cristiana o judía, donde la identidad árabe fundada en la lengua era canalizadora de lazos de pertenencia que iban más allá de las creencias religiosas.

Pero todo cambiaría a partir de la Primera Guerra Mundial hace ya una centuria, cuando en 1917 los Ingleses dan a conocer la famosa “Declaración Balfourd” por medio de la cual le dan luz verde a algunos judíos europeos que desde 1898 se venían organizando bajo el liderazgo de Teodoro Herzl para una futura colonización de Palestina, en el marco del movimiento conocido como “sionismo”. A ese plan inicialmente se opuso un número significativo de judíos, especialmente de los sectores más religiosos, quienes consideran que la diáspora se produjo por un designio divino, para ser ejemplo de vida en los países a donde fueran, hasta el advenimiento del Mesías, sin poder alterar ese designio por planes humanos.

Igualmente, muchos judíos laicos se opusieron al sionismo por razones políticas, pues consideraron que esa medida era una forma a través de la cual los europeos se querrían deshacer de ellos, considerando que lo correcto era que fueran aceptados como nacionales de los países en los cuales residían, con derechos iguales a los nacionales étnicos de esos países. Esas ideas explican el por qué el único voto en el Consejo de Ministros Británico en contra de la mencionada declaración fue el de Edwin Montagu, el único judío en esa instancia decisoria.

Al terminar la guerra, Palestina que era parte del Imperio Otomano pasó a ser un mandato británico, con lo que los planes sionistas se hacían más fáciles, creciendo la inmigración y formándose los primeros grupos paramilitares de colonos, con grupos como el Hasghomer y la Haganá, quienes ganaban terreno a pesar de la fuerte oposición del gran rabino de Jerusalén y de los sectores más religiosos del judaísmo que se oponen al sionismo, lo que genera tensiones que se van a exacerbar luego del asesinato a manos de la Haganá, del poeta y jurista Jacob Israel de Haan, amigo personal del rabino de Jerusalén Sonnenfeld y destacado activista antisionista.

Años más tarde y como consecuencia del trágico holocausto durante la Segunda Guerra Mundial, la inmigración de judíos europeo aumentó al punto de que para 1947 ya eran el 33% de la población de Palestina. En ese año se aprueba la resolución 181 que divide esos territorios -aún bajo administración Británica- entre palestinos y judíos, a pesar del voto negativo de la principal organización religiosa judía conocida como Agudat Israel, que se opuso a la existencia de un Estado hebreo.

No obstante, la participación se llevó a cabo y a los palestinos a que eran el 66% de la población solo se les da el 45% del territorio, mientras que a los colonos europeos les correspondió el 54%, incluyendo las tierras más fértiles y gran parte de la costa norte.

Esa situación lleva a la primera guerra árabe-Israelí, la cual es ganada por Israel, con el apoyo de los países occidentales, expulsando a la mayoría de palestinos que quedaban dentro de su territorio, en tanto que la parte Palestina era ocupada por los ejércitos de Egipto y de Jordania.

Al iniciar la guerra, los colonos constituyeron su Estado como un país confesional y hebreo, negando cualquier posibilidad de que los palestinos de religión cristiana o musulmana pudieran tener los mismos derechos, como sería el caso en un Estado laico.

Dos décadas después, se produce la Tercera Guerra Arabe-Israelí, en la cual es ocupada Gaza y Cisjordania por Israel, emergiendo la OLP desde el exilio como la única representante del pueblo palestino y conformándose como una organización que aglutina a diferentes facciones de orientación laica en su gran mayoría, como ocurre aún hoy, donde la única organización islamista con cierta representatividad es Hamas, la cual es constituida solo hasta en el año 1987. .

En 1993 en los Acuerdos de Oslo se conviene en la retirada israelí de los territorios ocupados a cambio del reconocimiento mutuo entre las dos partes en contienda. De lo allí pactado cabe destacar que hasta el día de hoy, el ejército hebreo solo se ha retirado de Gaza en el año 2005, mientras que continúa la ocupación de Cisjordania y la construcción de asentamientos israelíes en esas tierras.

En el tema religioso, mientras que en la actualidad Palestina es un Estado laico que reconoce como nacionales a sus habitantes teniendo como único criterio el vínculo histórico con la tierra (quienes residían normalmente hasta 1947) al punto de que los judíos que históricamente vivieron allí son considerados palestinos (artículo 5 Carta Nacional Palestina), Israel sí se ha establecido como un Estado confesional judío.

Aun así, cabe destacar que en la actualidad más del 20% de israelíes son de religión musulmana (los llamados “árabes del 48″) e incluso, algunos de ellos han sido militares destacados del ejército hebreo como es el caso de ElinorYoseph o de Amos Yarkoni. Entre tanto, sigue habiendo un movimiento de judíos agrupados principalmente en el movimiento NutereiKarta y en la Red Judía Antisionista Internacional que se opone al sionismo y a la existencia del Estado de Israel, por considerarlo contrario a la fe, habiendo un número significativo de esta congregación en Jerusalén y en Nueva York. Igualmente, la mayoría de judíos ortodoxos siguen siendo antisionistas.

Por otra parte, si bien la mayoría de Palestinos son de religión musulmana, también hay entre ellos un importante sector cristiano (ortodoxo, católicos y protestantes), así como palestinos de religión judía, como es el caso del Rabino MosheHirsch quien fuera ministro de YaserArafath durante varios años. Asímismo, como parte del pueblo palestino se encuentran los samaritanos, cuyos 700 habitantes practican una variante antigua del judaísmo y quienes a pesar de su escaso número tienen representación permanente en el parlamento de Palestina.

 

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