Agencias.-La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) de Estados Unidos descubrió ocho asteroides, que consideró “potencialmente peligrosos” para la Tierra.
De acuerdo con la agencia espacial, los cuerpos, que se acercan a nuestro planeta, fueron detectados en el primer año de la misión Neowise (Explorador Infrarrojo de Campo Amplio para Sondeo de Objetos Cercanos a la Tierra).
Los científicos de la NASA han establecido una clasificación para medir la peligrosidad de los asteroides, la cual se realiza en función del tamaño y cercanía de las rocas espaciales.
Según la NASA, Neowise ha clasificado un total de 439 objetos cercanos a la Tierra (NEOs –término para designar a todo tipo de cometa y asteroide que se acerque relativamente a la Tierra). De estos, 72 eran desconocidos para el mundo científico.
Originalmente la sonda –que en su momento se llamaba Explorador Infrarrojo de Campo Amplio para Sondeo (WISE)- fue lanzada en 2009 y desactivada en 2011 cuando completo su misión.
En diciembre de 2013 fue reactivada y renombrada para ayudar a los astrónomos a rastrear NEOs, para de esta forma poder estar al tanto del riesgo de impacto contra la tierra.
Durante el año pasado, Neowise colectó cerca de 5.1 millones de imágenes infrarrojas y midió más de 19 mil asteroides. Tras un análisis cercano, la NASA pudo disminuir este numero a 439 NEOs probables, de los cuales sólo ocho han sido clasificados como asteroides potencialmente peligrosos (PHAs).
James Bauer, investigador principal adjunto de la misión del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, explicó que «los datos arrojados por Neowise nos dan una mejor comprensión de los orígenes de los objetos cercanos a la Tierra, que proceden de diferentes partes del cinturón principal de asteroides entre Marte y Júpiter o de las poblaciones de cometas más helados».
Los objetos cercanos a la Tierra (NEOs) son cometas y asteroides que han sido empujados por la atracción gravitatoria de los planetas gigantes de nuestro Sistema Solar en órbitas que les permiten entrar en la vecindad de la Tierra.
Su seguimiento resulta fundamental para poder prevenir futuros impactos, ya que el impacto contra la atmósfera de, por ejemplo, una roca de sólo diez metros puede causar una explosión equivalente a tres bombas atómicas.