Francisco GARFIAS/Excélsior
La nueva titular de la Sedatu aseguró, vía SMS, que su cargo no sería ocupado, en lo inmediato, por un presidenciable.
Hace poco más de un mes, Rosario Robles nos apostó que no la moverían de la Secretaría de Desarrollo Social. Perdió. Su lugar ya lo ocupa el excanciller José Antonio Meade.
El 17 de julio pasado, la nueva titular de la Sedatu aseguró al reportero, vía SMS, que su cargo no sería ocupado, en lo inmediato, por un presidenciable.
“Miente quien te vende esa idea”, precisó, entonces, la exdirigente nacional del PRD.
Volvió a fallar. Meade aparece ya en todas las quinielas para 2018. La comentocracia lo hizo precandidato presidencial. Basta con revisar los comentarios alrededor de su nombramiento en la Sedesol.
El caso del excanciller es único. Va por su cuarta secretaría.
El hombre atravesó sin daño la alternancia. En el sexenio del panista Felipe Calderón fue secretario de Hacienda y de Energía. En el de Peña condujo la diplomacia mexicana hasta ayer.
Rosario nos dijo, en julio pasado, que los que “pesan en el seno del grupo en el poder no están en la lógica” de sacarla de la Sedesol.
Fue más lejos en sus señalamientos. En todo caso, destacó, “sólo hay un mexiquense que cuenta”.
Fue precisamente ese “mexiquense que cuenta” el que anunció diez cambios en su gabinete, entre ellos el movimiento de Robles Berlanga.
La lógica de quien pronosticó la salida de Rosario es elemental. La Sedesol es algo así como “la secretaría Santa Claus”. Maneja millonarios recursos en programas sociales y la Cruzada contra el Hambre. Reparte beneficios sin incurrir en desgaste.
De allí salió el desaparecido Luis Donaldo Colosio hacia la candidatura presidencial, a finales de 1993.
Josefina Vázquez Mota, excandidata presidencial del PAN, pasó por el escritorio que ahora ocupa Meade.
Ernesto Cordero, exaspirante a la candidatura presidencial del azul, también fue titular de Desarrollo Social.
En este espacio publicamos que a Robles la cambiarían no porque el presidente Peña estuviera insatisfecho con su trabajo, sino porque necesita el espacio para hacer crecer a alguno de sus prospectos. No la corrió, sólo la reubicó.
Los cambios en el gabinete fueron ampliamente difundidos. Son la nota principal en todos los diarios.
Las llegadas de Meade a la Sedesol y de Aurelio Nuño a Educación acapararon la atención.
Ayer escuché a un experimentado priista comentar, en charla de mesa, que con el movimiento de Nuño, el Presidente da señales de quién es el verdadero tapado.
Otro cambio que llamó la atención es el de Claudia Ruiz Massieu. Va a Relaciones Exteriores. Se ganó el cargo en Turismo. Hizo buen trabajo.
No dudamos de su capacidad, pero nos parece que no es el mejor perfil para hacer resurgir la pálida diplomacia mexicana. Le falta experiencia, roce diplomático.
Su currículum lo refleja claramente.
Peña Nieto, por lo demás, no se mutiló. Los dos alfiles del Presidente, Osorio y Videgaray, no fueron tocados. El primero se mantiene en Gobernación, a pesar de la fuga de El Chapo.
El segundo sigue firme en la SHCP, aun con sus reiteradas revisiones a la baja del crecimiento económico, la devaluación del peso y la caída de los ingresos.
Quizá por eso, Andrés Manuel López Obrador declaró ayer que, en los cambios anunciados, “ni siquiera se puede hablar de gatopardismo”.
“Se irán el secretario de Educación, Emilio Chuayffet, por motivos de salud, y dos o tres secretarios segundones”, minimizó.
Miguel Ángel Chico, senador por Guanajuato, nos dio la primicia de la llegada de Meade a la Sedesol.
Lo hizo una hora antes de que el presidente Peña anunciara los cambios, y en el marco de la comparecencia del todavía canciller ante el grupo parlamentario tricolor en la Cámara alta.
Chico, por cierto, ya se adelantó a la contienda por el gobierno de Guanajuato en 2018.
Nos enseñó, paralelamente, la amplia cobertura local de su autodestape como aspirante a mandatario de la entidad. Va con todo.
En el piso 14 de la Torre de Comisiones del Senado nos dieron copia del texto con el que Emilio Gamboa clausura, esta tarde, la reunión plenaria del grupo priista.
El coordinador recuerda que este año legislativo le toca al PAN proponer candidato para la presidencia de la Mesa Directiva, pero aclaró que la propuesta que haga no está aprobada de antemano.
“Cuando Acción Nacional me de (sic) quiénes son sus precandidatos a la Mesa Directiva, aquí se tomará la decisión correspondiente”, recalcó.
Los panistas aún no se ponen de acuerdo en la propuesta. Nos dicen queJosé Rosas Aispuro trae una ajustada ventaja en los votos, pero que tiene dudas con respecto a si es lo que le conviene en su ruta hacia la gubernatura de Durango.
El otro precandidato fuerte es Roberto Gil.
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