Zacatecas, Zac. Cientos de familias wixárikas, coras y tepehuanas que habitan en la Mesa del Nayar y parte de la Sierra Madre Occidental, que comparten Durango, Nayarit y Zacatecas, están siendo obligadas a dejar casas y tierras por el acoso permanente del crimen organizado, que los obliga a sembrar y cosechar amapola para producir goma de opio, denunció Abelino Ramos Parra, líder indígena.
Durante la primera reunión nacional de indígenas y campesinos de El Barzón, en esta ciudad, Ramos Parra señaló que los indígenas ya no dejan sus coamiles (milpas) y animales por hambre o pobreza, sino por la presión del narcotráfico: “Hay un desplazamiento fuerte, y no nomás de Nayarit; también en Durango, Zacatecas y parte de Jalisco.
Decenas de comunidades viven en condiciones críticas, a pesar de los programas gubernamentales de apoyo al campo y a los grupos indígenas, agregó.
Estamos entregando paquetes de insumos para producir maíz. ¡Ojalá no vayan a ser para la amapola! Nosotros lo estamos haciendo de buena fe; espero que no me vayan a meter en un lío. Así están las cosas.
Desde hace meses, señaló el dirigente, médicos, enfermeras y maestros rehúsan subir a la sierra de El Nayar por temor a los narcotraficantes y han abandonado clínicas rurales y escuelas, por lo que pidió auxilio al gobierno y la sociedad civil.
“Todo esto lo aprovechan los criminales. Al narco le interesa que la gente esté pobre, que no vaya el Ejército, que no vaya nadie. Por eso está huyendo mucha gente. Sí, en parte es el hambre, pero también las condiciones” en las comunidades indígenas.
¿Quién creen que cosecha la goma? ¡Los niños, lo tengo que decir! ¿Por qué? Porque es más cómodo para ellos; están chiquitos y no andan agachados rayando (la amapola para obtener la goma de opio).
–¿Cómo desplazan los narcotraficantes a los indígenas?
–Como la siembra de enervantes es clandestina, el narco se esconde en el cerro y empieza a sembrar. Si la vaca de un indígena se mete en el potrero donde siembra amapola, la mata, y eso generó otro desplazamiento.
Ramos Parra, quien también ha sido dirigente de El Barzón en Nayarit, aseguró que los criminales provienen principalmente de Jalisco y provocan incendios forestales a fin de ocupar los terrenos para sus siembras clandestinas.
En la zona donde estamos, en El Nayar, pegado a Jalisco, ¡qué casualidad que todos los incendios se inician en Jalisco! Nos sube la lumbre, nos quema el bosque y nos afecta a los que cosechamos maíz y hongo.
Pese al daño que esto causa a los poblados indígenas, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y “todas las instituciones que tienen que ver con la conservación no hacen nada. Nos dejan a nosotros con una chingada guardarraya y tenemos que defender el bosque. ¿Y cómo lo defendemos? Esa es la desesperanza. Tú, gobierno, pon aquí vigilancia o dame pistola, porque me está afectando la lumbre que salió del coamil donde van a sembrar la amapola. Si no puedes tú, gobierno, déjanos a la sociedad civil; ábrele la puerta”.
La gente que está ahí ya no puede vivir, ya no puede subsistir; se está yendo porque este triangulito de Zacatecas, Nayarit y Durango está muy metido.
Ramos Parra recordó que durante años ha solicitado una escuela normal para la Mesa de El Nayar, “una rural, pero que sea de indígenas para que se vayan a vivir ahí. ¡Y que dice el gobierno que no se puede, por el problemón nacional que hay ahorita!
“Eso es lo que nos está doliendo. ¿Al rato en qué vamos a andar todos? ¿Vamos a adorar al Chapo, o no sé a quién más?”Zacatecas, Zac.
Cientos de familias wixárikas, coras y tepehuanas que habitan en la Mesa de El Nayar y parte de la Sierra Madre Occidental, que comparten Durango, Nayarit y Zacatecas, están siendo obligadas a dejar casas y tierras por el acoso permanente del crimen organizado, que los obliga a sembrar y cosechar amapola para producir goma de opio, denunció Abelino Ramos Parra, líder indígena.
Durante la primera reunión nacional de indígenas y campesinos de El Barzón, en esta ciudad, Ramos Parra señaló que los indígenas ya no dejan sus coamiles (milpas) y animales por hambre o pobreza, sino por la presión del narcotráfico: “Hay un desplazamiento fuerte, y no nomás de Nayarit; también en Durango, Zacatecas y parte de Jalisco.
Decenas de comunidades viven en condiciones críticas, a pesar de los programas gubernamentales de apoyo al campo y a los grupos indígenas, agregó.
Estamos entregando paquetes de insumos para producir maíz. ¡Ojalá no vayan a ser para la amapola! Nosotros lo estamos haciendo de buena fe; espero que no me vayan a meter en un lío. Así están las cosas.
Desde hace meses, señaló el dirigente, médicos, enfermeras y maestros rehúsan subir a la sierra de El Nayar por temor a los narcotraficantes y han abandonado clínicas rurales y escuelas, por lo que pidió auxilio al gobierno y la sociedad civil.
“Todo esto lo aprovechan los criminales. Al narco le interesa que la gente esté pobre, que no vaya el Ejército, que no vaya nadie. Por eso está huyendo mucha gente. Sí, en parte es el hambre, pero también las condiciones” en las comunidades indígenas.
¿Quién creen que cosecha la goma? ¡Los niños, lo tengo que decir! ¿Por qué? Porque es más cómodo para ellos; están chiquitos y no andan agachados rayando (la amapola para obtener la goma de opio).
–¿Cómo desplazan los narcotraficantes a los indígenas?
–Como la siembra de enervantes es clandestina, el narco se esconde en el cerro y empieza a sembrar. Si la vaca de un indígena se mete en el potrero donde siembra amapola, la mata, y eso generó otro desplazamiento.
Ramos Parra, quien también ha sido dirigente de El Barzón en Nayarit, aseguró que los criminales provienen principalmente de Jalisco y provocan incendios forestales a fin de ocupar los terrenos para sus siembras clandestinas.
En la zona donde estamos, en El Nayar, pegado a Jalisco, ¡qué casualidad que todos los incendios se inician en Jalisco! Nos sube la lumbre, nos quema el bosque y nos afecta a los que cosechamos maíz y hongo.
Pese al daño que esto causa a los poblados indígenas, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y “todas las instituciones que tienen que ver con la conservación no hacen nada. Nos dejan a nosotros con una chingada guardarraya y tenemos que defender el bosque. ¿Y cómo lo defendemos? Esa es la desesperanza. Tú, gobierno, pon aquí vigilancia o dame pistola, porque me está afectando la lumbre que salió del coamil donde van a sembrar la amapola. Si no puedes tú, gobierno, déjanos a la sociedad civil; ábrele la puerta”.
La gente que está ahí ya no puede vivir, ya no puede subsistir; se está yendo porque este triangulito de Zacatecas, Nayarit y Durango está muy metido.
Ramos Parra recordó que durante años ha solicitado una escuela normal para la Mesa de El Nayar, “una rural, pero que sea de indígenas para que se vayan a vivir ahí. ¡Y que dice el gobierno que no se puede, por el problemón nacional que hay ahorita!