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Genaro V. Vásquez y su legado cultural

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En los tres años que estuvo de manera interina al frente del Poder Ejecutivo Estatal, don Genaro fue un férreo defensor de los indígenas, puso en marcha un vigoroso programa de construcción de caminos rurales y emprendió una gran campaña para fortalecer el arte, la cultura y la educación pública en la entidad

 

Carlos CERVANTES

 

El licenciado Genaro V. Vásquez fue gobernador de Oaxaca de manera interina del 7 de noviembre de 1925 al primero de diciembre de 1928, tiempo durante el cual desarrolló una febril actividad especialmente dedicada a la comunicación del estado entre sus diversas regiones, a la educación y a la cultura. Convocó al primer concurso de la canción oaxaqueña del cual resultaron ganadoras las melodías “Zarape Oaxaqueño”, original del mismo gobernador del estado, primer lugar; “Canción Mixteca”, del maestro José López Alavés, segundo y Mañanitas Oaxaqueñas, de los profesores Heriberto Sánchez y Juan G. Vasconcelos, en tercer lugar.

Don Genaro sustituyó al gobernador Onofre Jiménez cuyos enemigos le apodaban “don anafre”, su gobierno carecía de consistencia y estaba aún influenciado por el porfirismo y por el clero a grado tal que siendo el Ejecutivo estatal besó en público el anillo pastoral del arzobispo de Oaxaca José Othón Núñez. Era presidente de la República el anticlerical Plutarco Elías Calles, quien hizo lo necesario para remover a Onofre.

 

Educación socialista en Oaxaca

 

El nuevo gobernador inteligente y preparado conocía muy bien el medio oaxaqueño, practicaba la doctrina revolucionaria y de inmediato mostró su interés por divulgarla y ejecutarla. Fue un activo defensor del indio, como se le llamaba entonces al indígena, de donde él provenía, iniciando un vigoroso programa de caminos para intercomunicar a la entidad cuyas regiones se encontraban tan dispersas y sin comunicación terrestre. Asimismo destacó una tendencia socialista en la educación pública y emprendió trabajos para impulsar la cultura estética, fomentando las artes y en especial la música, el folklore y la canción oaxaqueña; organizó misiones culturales que recorrieron todo el estado; como músico y compositor captó y ordenó arreglos de lo más rico de la música regional desde lo aborigen de todas las regiones de la entidad gracias a lo cual se conserva ese rico acervo parte del cual se escucha en los “lunes del cerro”. Fue parte importante de su legado cultural a Oaxaca.

 

Rescate de la música vernácula

 

Para ello contó con el apoyo de maestros como Rosendo Sánchez, Heriberto Sánchez y Daniel Baltazar para pasar a la pauta, sones, bailables y canciones, formando un acervo de estas manifestaciones artísticas oaxaqueñas que constituyen un rico filón musical. Fueron rescatadas las marchas fúnebres de Macedonio Alcalá, de Cosme Velásquez y la de Herlindo Martínez, titulada “Valle de Lágrimas”.

Quedaron registradas en pautas diversas expresiones musicales de Oaxaca como la Danza de la Pluma auténtica con sus 26 movimientos; también los sones istmeños Petrona, Sandunga, Juanita y el Gurrión Hermoso; asimismo el son yalalteco “Carcajeo del Diablo” y el jarabe de la misma población; Jarabe de Huautla de Jiménez, Jarabe Huauteco, Flor de Piña, Flor de Café y Flor de Naranjo. También quedaron documentados el Son Mixe, Sones Populares, Jarabe Mixteco, así como las principales obras de los compositores Samuel Mondragón, Guillermo Rosas Solaegui, Heriberto Sánchez, José López Alavés y Agustín H. Toledo incluyendo la rapsodia oaxaqueña del talentoso pianista Gustavo Santaella: “Sones de mi Tierra”, exquisita, poco conocida y de gran valor musical, como la calificó el maestro Guillermo Rosas Solaegui.

 

Sesiones culturales y

los “Sábados Rojos”

 

Entre otros aspectos culturales se recuerda que el gobernador organizó las sesiones culturales que se llevaban a cabo con la colaboración del magisterio y alumnado de las escuelas de la ciudad de Oaxaca; asimismo los “sábados rojos” y los domingos por la mañana generalmente en el teatro Alcalá. También al aire libre en el Paseo Juárez donde se difundía la música y canciones regionales con escenografías apropiadas, bailables, conferencias y otras expresiones que mucho gustaban al público, de tal manera que se enseñaba deleitando.

En el aspecto cultural colaboraron con don Genaro personajes como don Samuel Mondragón, profesores Heriberto y Rosendo Sánchez, el doctor Alberto Vargas, Prof. Juan G. Vasconcelos, maestro Canseco Feraud, Gabino García Pujol, el señor Leonardo Goizman, los escritores Jorge Fernando Iturribarría Martínez, el poeta y periodista Enrique Othón Díaz, José Muñoz Cota, Baltasar Dromundo, Guillermo Sánchez, Raymundo Trovamala, Roberto Ortiz y don Guillermo Rosas Solaegui. Lo notable de estos oaxaqueños fue que además de su sensibilidad artística no cobraban honorarios, pues su trabajo lo hacían por Oaxaca.

 

Elías Calles, el anticlerical

 

Cuando don Genaro asumió la gubernatura el panorama de Oaxaca era una maraña de problemas, ideales, intereses y aspiraciones distintos, según lo dijo el propio gobernador en su obra “El Camino de la Reconstrucción”. A nivel nacional se vivía una gran inquietud política; las medidas anticlericales tomadas por el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles y las protestas del Episcopado hicieron que estallara la rebelión cristera que terminó en 1926, tres años después de iniciada. También tocó al gobierno de Oaxaca el efecto de la crisis política de 1928 al proclamarse aspirante a la Presidencia por segunda ocasión el general Álvaro Obregón, quien como candidato sufrió varios atentados hasta que siendo Presidente electo fue asesinado por el fanático religioso José de León Toral. De este crimen hubo complicaciones un tanto caprichosas y arbitrarias inodando al padre Pro y a la madre Conchita, condenados como cómplices y llevados a las Islas Marías donde cumplieron su condena de muchos años. Una historia de amor y de suplicio.

 

Sismos de 1928 en Oaxaca

 

El año 1928 fue desastroso para Oaxaca, por la serie de temblores que sacudieron a la entidad: el primer temblor ocurrió el 9 de febrero, otro el 21 de marzo, el cual dañó la mayor parte de los edificios públicos; veinte días después un sismo de mayor intensidad que los anteriores con el daño consiguiente; tres meses posteriores un cuarto terremoto con más fuerza que los demás y quince días más tarde se sintió el quinto movimiento telúrico que dejó en ruinas el Palacio de Gobierno. El gobernador hizo todo lo posible por infundir ánimo a la población.

Don Genaro continuó su programa para elevar el nivel de vida de la población y orientando la cultura para consolidar la identidad oaxaqueña de las siete regiones de la entidad. Además, promovió el decreto de la Legislatura reduciendo impuestos a las fábricas de hilados y tejidos a fin de hacer competitivos los precios con los de otras entidades; procuró sacar a la minería de su estancamiento, por lo que se ofrecieron amplias facilidades fiscales a quienes establecieran haciendas de beneficio de metales, como efectivamente ocurrió y se reactivó la actividad minera.

 

Hay que dar la razon al indio…

 

El gobernador impuso la moda de hacer giras por todo el estado a pesar de las dificultades por la falta de caminos. Su interés era conocer de cerca los problemas de los indígenas o “indios” como se les llamaba entonces, a quienes don Genaro tenía especial aprecio, por ello acuñó aquella frase que decía: “Hay que dar la razón al indio, aunque no la tenga”.

Por otra parte, y al conocer lo difícil de la orografía estatal que dificultaba la comunicación por tierra, fundó la Junta Central de Caminos, que comenzó con la apertura de carreteras.

Preocupado por la educación reformó la Ley Estatal de Educación promulgada 30 años antes, por lo que en la nueva se incluyeron los sistemas pedagógicos más modernos de la época, con lo se cambió drásticamente la enseñanza en la entidad. Durante los tres años de su gestión duplicó el número de escuelas y dio gran impulso a las misiones culturales.

 

Intelectual distinguido

 

El gobierno procuró preparar a los hijos de campesinos en las labores del campo con sistemas modernos que se iniciaban desde la selección de semillas. Los cursos prácticos se impartieron en el edificio y terrenos de Aguilera.

Don Genaro V. Vásquez fue un intelectual distinguido y después de concluir su mandato ocupó cargos relevantes a nivel federal, fue escritor, conferencista y miembro distinguido de la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia. Impartió cientos de conferencias y escribió libros.

En esos tiempos se impuso la moda de que, al asumir el cargo, el gobernador tenía que casarse con una distinguida señorita que representara a la “primera dama” del Estado dejando fuera a su familia anterior. Don Genaro casó con la señorita Amparo Colmenares, pero antes estuvo casado con notable pianista, de tal manera que en pocos años tuvo dos casamientos de donde surgieron también dos familias:

Vásquez Casas y Vásquez Colmenares, ambas muy estimadas en Oaxaca.

 

 

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