Entre 1994 y 2011 se crearon cerca de 18.1 millones de empleos, donde más de la mitad fue cubierta por inmigrantes ante la incapacidad de la población nativa de satisfacer esa demanda, sin embargo, el gobierno de Barack Obama gasta más en armas y explosivos que en proteger a los trabajadores indocumentados que representan su principal fuerza laboral
Gloria Aragón
El gobierno de EU gasta más en proteger sus fronteras de migrantes, que todo lo que destina a seguridad interna, combate al narcotráfico, espionaje, control de armas y explosivos. Y lo hace a pesar de que un tercio de la riqueza del país depende de ellos. ¿Por qué?
A los migrantes nadie los quiere en Estados Unidos. Al menos eso parece. El gobierno estadounidense gasta cada año más en combatir la entrada de inmigrantes, que lo que destina a seguridad pública, combate al narcotráfico, control de armas y espionaje juntos. Sin embargo, sin migrantes la economía estadounidense perdería una tercera parte de su riqueza y se quedaría con empleos que nadie quiere hacer. ¿En verdad, los migrantes son una plaga para EU?
Los migrantes en EU, especialmente los de origen hispano, son una población con poca aceptación y altamente vulnerable. El hecho de no ser nativos conlleva que sean víctimas de diversas violaciones a sus derechos humanos, delitos, malos tratos y actos de discriminación, racismo y xenofobia. Las crecientes detenciones y deportaciones de niños migrantes durante este año han reabierto esta añeja herida.
El 27 de junio de 2014, el presidente de EU, Barack Obama, lanzó esta petición en una entrevista a la televisora ABC: “No envíen a sus hijos solos en trenes o a través de contrabandistas; ése es nuestro mensaje directo a las familias en Centroamérica: no manden a sus hijos a la frontera.”
¿Por qué este mensaje tan severo? Porque hasta mayo de 2014 se había detenido a 4 7 mil niños en su intento por cruzar ilegalmente a EU, cuando en todo el año pasado la cifra fue de 38 mil 833, según información de la Patrulla Fronteriza.
Conforme pasa el tiempo, las legislaciones federales y estatales se han vuelto más restrictivas. Medidas diferentes se han tomado en busca de frenar el avance, desde bardas que se hacen cada vez más largas, hasta presupuestos más elevados para las agencias del gobierno dedicadas al control migratorio, y que superan lo destinado a seguridad nacional.
Tan sólo en 2012, de acuerdo con el Instituto de Política Migratoria, 18 mil millones de dólares (mdd) se destinaron al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, mientras que para cinco de las principales agencias de seguridad nacional (FBI, DEA, Servicio Secreto, Servicio de Alguaciles de EU y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos) el gasto fue de 14 mil 400 millones de dólares.
¿Estados Unidos está matando parte de su economía al rechazar a los migrantes, que aportan 32% a su Producto Interno Bruto (PIB)?
Contra los niños, también
Los migrantes no siempre fueron mal vistos. En 1942 surgió el Programa Bracero, en un contexto en el que Estados Unidos se encontraba en la carrera armamentista con miras a su participación en la Segunda Guerra Mundial, por lo que la fuerza de trabajo disponible estaba siendo ocupada en la industria militar, generando una escasez de fuerza de trabajo en el sector agrícola.
Este programa permitía la estancia temporal de 450 mil trabajadores al año, y en 1965 llegó a su fin.
Tras su eliminación se introdujo la legislación migratoria, con el objetivo (no alcanzado) de contener la inmigración indocumentada. Después de esto, las leyes se volvieron cada vez más duras, hasta llegar a la deportación de niños, el momento actual.
Los niños migrantes son en su mayoría de Guatemala, Honduras y El Salvador, y provienen de barrios bajos donde se encuentran las células de los Maras, adolescentes entre 12 y 17 años de edad, explica Saúl Sánchez, coordinador de Asuntos Jurídicos de Save the Children.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados, señala que la necesidad de migrar a los países del norte ha sido por violencia del crimen organizado, de Maras, intento de reclutamiento con fines de actividades hostiles o con fines de explotación laboral o sexual.
“Los niños, niñas y adolescentes deciden viajar solos para cruzar la frontera de Estados Unidos, en primer lugar por el deseo de reunirse con sus familiares, y en segundo término por el deseo de mejorar su nivel de vida a través del desempeño de un trabajo”, explica el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Hay dos causas sobre el incremento del flujo de niños que cruzan la frontera, dice Adolfo Laborde, investigador del Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe: que muchos niños quieren integrarse a sus familias, y la acción del gobierno de Estados Unidos para documentar a los niños que llegaron antes de diciembre de 2010.
El número de niños que cruzan solos la frontera aumentó más de 90% este año, y está creciendo la proporción de niñas y de menores de 13 años que entran al país sin la compañía de un adulto, de acuerdo con el Consejo de Política Doméstica de la Casa Blanca.
¿Por qué sí querer a los migrantes?
En EU viven 40.4 millones de inmigrantes, de los cuales alrededor de 11 millones son indocumentados, de acuerdo con Pew Hispanic Center. Los mexicanos conforman no sólo el núcleo mayoritario de éstos, sino también son la proporción más elevada de indocumentados.
Con la reforma migratoria en el Congreso y la Casa Blanca, los opositores de la inmigración y en contra de las reformas, tienen como línea de ataque la afirmación, no fundamentada, de que la legalización de esos indocumentados que viven en Estados Unidos resultará muy costosa, argumentando que obtienen más beneficios públicos que otros grupos.
Lo cierto es que no es sólo una cuestión de oferta y demanda laboral: en el trasfondo subyace una estrategia que busca reducir costos laborales sin importar las repercusiones que tiene para los migrantes y, en general, para la clase trabajadora de Estados Unidos.
Así lo demuestra el trabajo ¿Quién subsidia a quién?, de Raúl Delgado y Selene Gaspar, que evidencia la contribución de los inmigrantes a la ocupación, producción y seguridad social estadounidense.
Entre 1994 y 2011 (fecha a la que se tienen los datos más recientes) se crearon cerca de 18.1 millones de empleos, donde más de la mitad fue cubierta por inmigrantes ante la incapacidad de la población nativa de satisfacer esa demanda laboral.
Producto de la Gran Recesión entre 2007 y 2011, de acuerdo con el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, se perdieron 6.5 millones de empleos, donde del total de migrantes, los mexicanos contribuyeron con 5%, con la construcción y la manufactura como los sectores más afectados.
En 2007 el sector de la construcción tuvo una contribución de 4.9% al PIB estadounidense, pero con la crisis la aportación se redujo a 3.5% en 2011.
Ante la importante participación del inmigrante en el mercado laboral, la contribución de éste en el crecimiento económico es considerablemente significativa. En el estudio de Delgado y Gaspar se muestra que los inmigrantes tienen una aportación al PIB estadounidense de 32%, donde los de origen mexicano contribuyen con 11% del total.
Pero no se trata sólo de la aportación que hacen al crecimiento de la economía; también pagan impuestos directos (al trabajo) e indirectos (vía consumo). En 2011, por impuestos al trabajo, la Federación obtuvo 14 mil 100 millones de dólares.
Por el contrario, la gran mayoría de los migrantes no tiene acceso a la seguridad social ni a programas de asistencia pública.
Por todas estas razones es pertinente preguntarse ¿por qué gasta tanto el gobierno estadounidense en evitar la entrada de migrantes a su territorio, si necesita de ellos para funcionar y generar riqueza?
Mitos sobre los migrantes
Para terminar y a manera de colofón de este reportaje, aquí les dejamos algunos mitos sobre la realidad de los migrantes en EU:
Los inmigrantes no pagan impuestos. Todos los migrantes pagan impuestos de manera directa e indirecta.
Viven a expensas del bienestar social. De acuerdo con la Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración y el Instituto Urbano, los migrantes pagan alrededor de 90 mil millones de dólares en impuestos y sólo utilizan 5 mil millones de beneficios públicos.
Envían todo su dinero a su país de origen. Cifras del Instituto Cato y del Banco Interamericano de Desarrollo demuestran que de cada 10 dólares que ganan, envían uno a sus comunidades de origen y gastan nueve en transporte, pago a intermediarios y manutención.
Roban empleos y oportunidades a los estadounidenses. De acuerdo con la Oficina de Estadísticas Laborales, las grandes olas de inmigración a EU de 1900 a 1989 han coincidido con los periodos de mayor crecimiento y menor desempleo en la economía estadounidense.
Son una pesada carga para la economía de EU. El 70% de los inmigrantes llegan en una edad de elevada productividad laboral, y una vez que su país se hizo cargo de su educación. Sus contribuciones permitirán financiar las pensiones de los trabajadores estadounidenses durante los próximos 20 años.
La mayor parte de los inmigrantes cruza la frontera de manera ilegal. El anuario estadístico del Servicio de Inmigración y Naturalización, muestra que más de 75% de los inmigrantes cuenta con visa permanente, 25% son indocumentados y 40% se quedaron en el país una vez que venció su visa de no migrante.