Martín MORENO/Excélsior
Desde el arranque del sexenio hasta el cierre de 2014, hay dos millones más de pobres.
Ocho meses marcaron la brutal desigualdad —agraviante, insultante— entre el poder político y la pobreza en México. La diferencia es hoy, más que nunca, una llaga en el corazón del país:
Mientras en noviembre de 2014 se reveló que la familia presidencial tenía, entre otras muchas propiedades, una mansión con valor de siete millones de dólares (el affaire Casa Blanca), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) divulgó, el pasado 23 de julio, la cifra de la derrota: de 2012 a 2014, los pobres aumentaron en México. Hay dos millones más a nivel nacional.
Desde el arranque del gobierno peñista hasta el cierre del año pasado, la cifra pasó de 53.3 a 55.3 millones más de pobres. El ritmo de la pobreza es frenético: en los dos últimos años, mensualmente se registraron alrededor de 80 mil nuevos pobres. Veinte mil cada semana. Casi tres mil diarios. ¿Quién frena la brutal pobreza en México?
De nada sirven reformas (a estas alturas, reformas truncas), cuando la máquina de la pobreza gira y gira y cada vez hay más miserables en el país.
De nada sirven discursos, promesas o giras internacionales, si el país es cada vez más pobre. Ése ha sido uno de los graves problemas en el actual gobierno: el exceso de retórica. Mucha saliva y poca eficacia. Los pobres comen frijoles, no palabras.
De nada sirven portadas en la revista española ¡Hola! presumiendo lujos y viajes de la familia presidencial, si en México hay, día tras día, más pobres que apenas llevan al estómago un puñado de arroz, tortillas y agua. Ése es el retrato de la pobreza extrema.
Las cifras del Coneval son dramáticas:
Oficialmente, 55.3 millones de mexicanos están catalogados en situación de pobreza, lo que representa 46.2% de casi 120 millones de habitantes. Es decir: casi la mitad de los mexicanos es pobre.
El ingreso fue el rubro que no mejoró. El porcentaje de población con ingreso inferior a la línea de bienestar —aquella que no tiene recursos para comprar la canasta alimentaria— pasó de 60.6 millones a 63.8 millones de mexicanos. Uno de cada dos mexicanos. Son las cifras de la derrota nacional.
En ocho estados se ha incrementado notablemente la pobreza: Estado de México, Veracruz, Morelos, Oaxaca, Sinaloa, Coahuila, Hidalgo y BCS.
En términos absolutos, el Estado de México —una máquina de fabricar pobres— agregó 941 mil personas a la pobreza nacional, totalizando… ¡ocho millones 269 mil 900 pobres! Siguió Veracruz, con 492 mil, para sumar cuatro millones 634 mil. En ambas entidades siempre ha gobernado el PRI. No ha habido alternancia en la gubernatura.
Los más pobres durante el gobierno peñista viven en zonas rurales, son indígenas, tienen menos de 18 años y enfrentan alguna discapacidad.
Respecto a la pobreza extrema, prácticamente quedó en los mismos niveles: de 11.5 millones registrados en 2012, a 11.4 millones contabilizados en 2014.
En las ciudades hay 38.4 millones de pobres, que representan 41.7% de la población total. Alrededor de 35.4% de ellos viven en pobreza moderada y 6.2% en extrema.
“La estrategia está funcionando. Debemos seguir por este camino…”, aseguró la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles. Lo dicho: demasiada retórica y poca efectividad. Las cifras la desmienten. Del “no te preocupes, Rosario”, al inevitable fracaso en la lucha contra la pobreza.
Es la pobreza. Es la desigualdad. Es la tragedia mexicana.
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DÓLAR, A LAS NUBES. El pesito es castigado por el poderoso billete verde y nadie duda de que llegue a los 17 pesos al arranque de agosto. Sí: la devaluación ya alarma.
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