La disputa entre los senadores Martí Batres y Ricardo Monreal, que se agudizó la semana pasada, ha expuesto las profundas divisiones que existen al interior del Partido Movimiento de Regeneración Nacional; “somos la Cuarta Transformación, no la cuarta tranquiza”, reparó el diputado Porfirio Muñoz Ledo
Daniela CHAO
Morena protagonizó su primer choque de trenes en el Senado de la República.
El enfrentamiento y ruptura auspiciada por Ricardo Monreal, quien destrozó el proyecto de Martí Batres de repetir como presidente de la Mesa Directiva del Senado inició el colapso.
“Culminó finalmente un proceso irregular, inequitativo, lleno de trampas, conducido por el senador Ricardo Monreal. Finalmente, un proceso fraudulento”, expresó Batres. Mientras que el senador Ricardo Monreal respondió que “el Grupo Parlamentario de Morena votó en libertad”.
La pelea continuó en Twitter. Se pusieron en evidencia las tensiones internas en la bancada de Morena y quedó expuesta durante el proceso para elegir al nuevo presidente de la mesa directiva de la Cámara de Senadores.
Los dos grupos de legisladores que disputaban el cargo era el afín al presidente de la Cámara alta, Martí Batres, quien buscaba la reelección; el otro cercano al coordinador del grupo parlamentario, Ricardo Monreal, mismo que impulsó la idea de que una mujer ocupe el cargo.
Finalmente, la senadora Mónica Fernández fue electa como nueva presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República en sustitución de Martí Batres.
Con la votación de 33 senadores de Morena y Encuentro Social, Fernández superó los 29 votos obtenidos por Batres. Hubo dos votos nulos, entre ellos el del líder de la bancada de Morena, Ricardo Monreal.
Batres desconoció los resultados y acusó a Monreal de ensuciar el proceso al permitir que en la votación participaran los senadores de Encuentro Social, cuando el acuerdo original era que solo votaran los de Morena.
Lo acusó de clavarle “un puñal en la espalda”, al alegar que se apoyó en senadores para asegurarse de que no lograra la reelección.
“Me persiguió y me combatió durante meses, dándome trato de enemigo”, dijo Batres en una rueda de prensa tras una votación entre los miembros de la bancada. “Se ha exhibido como un político faccioso, incapaz de encabezar un movimiento plural, incapaz de convivir en la diversidad, incapaz de compartir responsabilidades políticas”.
Monreal, en tanto, describió la disputa en el Senado como “desencuentros normales en procesos democráticos”. Emplazó a su compañero a que presente una denuncia por los supuestos “cañonazos” que se ofrecieron a legisladores de su bancada para que no votaran por su permanencia como presidente de la Cámara Alta.
La pelea llegó a más, tras anunciar que impugnaría la elección, reculó al pedir que, si Ricardo Monreal renunciaba a la coordinación del grupo parlamentario de Morena y a la presidencia de la Junta de
Coordinación Política, dejaría de pelear por quedarse con la presidencia del Senado y adelantó que no dará disculpa alguna por asegurar que los senadores de Morena recibieron “cañonazos”, pues él es el agraviado y, por lo tanto, es a él con quien deben disculparse.
Anunció una gira por todas las alcaldías de la Ciudad de México, a fin de dar un informe y contar lo que ocurrió en la votación de los senadores de Morena, procedimiento que es una alerta “ámbar” que debe evitar que se repita en el proceso de sucesión de la dirigencia nacional de Morena.
En respuesta, Monreal Ávila informó que presentó su dimisión como coordinador del grupo parlamentario de Morena, como lo exigió Martí Batres. Sin embargo, su renuncia fue rechazada por los 53 senadores que acudieron a la reunión plenaria que sostuvieron ante notario público.
Reiteró su llamado a “anteponer el interés de la patria y hacer a un lado las divisiones, los grupos, la falta de entendimiento y los intereses personales. “Tenemos que caminar con cuidado, conciliando, atendiendo, escuchando y, sobre todo, respetando al adversario”.
Los mismos morenistas explicaban que las tensiones entre ambos legisladores se originaron cuando en 2017, siendo Batres presidente de Morena en la Ciudad de México, se decantó por Claudia Sheinbaum como candidata del partido a la jefatura de Gobierno.
Al considerar grave el pleito, el presidente de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, pidió a los dos legisladores que se serenen, que no permitan que les gane la “víscera” y que tomen en cuenta que representan a la Cuarta Transformación y no a la “Cuarta Tranquiza”.
Ante las discrepancias, el presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo que no son los cargos los que deben importar, sino la contribución a los cambios, “el político tradicional, el que está pensando cómo ‘colarse’, no ayuda en nada y no tiene futuro”.
Descartó que esa “ruptura” entre los legisladores morenistas afecte las reformas que plantea su gobierno, ya que las propuestas que se hacen al Congreso son para beneficiar al pueblo, “entonces no solo los legisladores de Morena sino de otros partidos nos están apoyando y aprueban nuestras iniciativas de ley”.
“El pueblo de México tiene un instinto certero, sabe quién habla con la verdad, quién tiene buenos sentimientos, quién se preocupa por ayudarlos y quién es un trepador, un oportunista, un politiquero”,dijo López Obrador.