En un territorio sin ley, donde la propia policía permanece intimidada, transportistas de la CTM y Sindicato Libertad mantienen a sus anchas el control de las calles de Santa Cruz Xoxocotlán, el segundo municipio más importante de la zona metropolitana de la ciudad de Oaxaca. Ambas organizaciones son responsables de la ola delictiva que azota a esa demarcación. Asaltos, robos a casa habitación, robo de vehículos y autopartes; accidentes viales, zafarranchos a tiros y agresiones en contra de la comunidad, son la constante desde hace cinco años
Texto: David MÉNDEZ
Fotos: Esteban CHINCOYA
SANTA CRUZ XOXOCOTLÁN.- Rehenes del hampa: Asaltos a mano armada, robos a casa habitación, robo de vehículos y autopartes, son algunos de los fenómenos delincuenciales con los que la población de este municipio lidia a diario, desde la instalación en la zona, hace cinco años, de alrededor de 27 sitios de taxis y mototaxis adheridos a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y al Sindicato Libertad.
La proliferación de agrupaciones de transportistas ha derivado, además, en la invasión de calles no aptas para transporte público, múltiples accidentes vehiculares y agresiones físicas y verbales en contra de los ciudadanos que han intentado exigir respeto a las normas de convivencia que, hasta hace dos trienios, predominaban en aquel municipio conurbado, según la denuncia de líderes vecinales.
“Somos rehenes de estos cuates (sic)”, lamentó Santos Matías Enríquez, presidente del barrio Calicanto, uno de los cuatro que conforman la cabecera municipal de esta población, en la que coexisten de 20 a 25 organizaciones de mototaxistas y dos de taxis foráneos.
Desde mediados de 2018, sin justificación alguna, las autoridades de Santa Cruz Xoxocotlán encabezadas por el perredista Alejandro López Jarquín, suspendieron los rondines policiacos que habían sido implementados en 2017, lo que provocó que la comisión de delitos aumentara hasta llegar al registro de tres casos por día en algunas zonas del casco, según lo establece Matías Enríquez.
Aunque ningún sector de la población puede considerarse a salvo, los presidentes de los barrios La Cruz y Ermita, Jesús Hernández y Miguel Roberto Pascual Pérez, detallaron, consultados por separado, que los grupos más vulnerables a sufrir la violencia derivada de hurtos callejeros han sido adolescentes y jóvenes en edad escolar, así como mujeres trabajadoras o amas de casa, a quienes despojan de celulares, dinero y otros objetos.
“Andan en moto o en mototaxi; a veces les tapan los números (a los mototaxis) y andan en las calles de las orillas; ahí se presta (para cometer robos)”, explicó, al momento de ser cuestionado, Santos Matías.
En la Calzada de los Deportes, la calle que comunica a la secundaria y que atraviesa los barrios Ermita y Calicanto, predominan los robos de celulares, al tiempo que en el libramiento Guadalupe Hinojosa de Murat, en jurisdicción del barrio La Cruz, han sido perpetrados asaltos a mano armada contra la tienda Coopel y otros hurtos menores.
“Existen vecinos que se bajan donde está el parque, donde está la glorieta (de la ex Garita), y atraviesan (hacia el casco de Xoxocotlán). Esa zona se presta para cometer delitos, pues los delincuentes no huyen hacia el centro de la población, sino hacia la orilla”, detalló Jesús Hernández, representante del barrio La Cruz.
Uno de esos casos se suscitó hace unas semanas; la víctima fue una mujer que regresaba a su domicilio: “Afortunadamente, ahí sí detuvieron al responsable; lo agarraron adelante de la gasolinera, pero ese tipo de situaciones hemos estado viviendo en esta parte del barrio”.
Los vecinos aseveraron que se han registrado hurtos durante la mañana, cuando los jóvenes o ciudadanas salen de sus hogares con dirección a sus centros educativos y laborales; durante la tarde, cuando los estudiantes salen de las escuelas y durante la noche, cuando la población retorna luego de cumplir su jornada de trabajo.
–¿Cuántos hechos delictivos se registran al día?
–No es tan complicado, pero nosotros no habíamos tenido ese tipo de situaciones. Existen vehículos, taxis foráneos que no deben circular adentro de la población, pero, a veces, vemos taxis que no son de una colonia, ni de un fraccionamiento y que andan por acá adentro; entonces, ese tipo de situaciones se prestan para que se den muchos asaltos.
>Me imagino que tienen conocimiento de la situación de Coopel, donde han sido recurrentes asaltos a mano armada; estamos a cuatro cuadras; esa es la situación, respondió Hernández, al ser consultado por los reporteros.
–En el barrio Calicanto, ¿cuántos asaltos se suscitan al día?, se le cuestionó minutos después a Santos Matías.
–Hubo un tiempo en que hubo unos tres robos al día.
–¿Cuándo fue?
–Hace dos o tres meses.
Por su parte, la inseguridad obligó a los ciudadanos del barrio Ermita a crear brigadas de “Vecinos Vigilantes”, grupos de WhatsApp para responder en equipo en caso de emergencias y a realizar rondines nocturnos por las calles.
El pasado 15 de noviembre, los presidentes de los cuatro sectores que conforman el casco sostuvieron un encuentro con el edil Alejandro López Jarquín, al que le exigieron medidas inmediatas para contener y disminuir los actos delictivos.
El munícipe, quien entre 2014 y 2016 se desempeñó como titular de la Secretaría de Desarrollo Social y Humano (Sedesoh), durante el gobierno estatal del aliancista Gabino Cué Monteagudo, se comprometió a reanudar la vigilancia en todas las calles.
Sin embargo, para ello, designó una patrulla de la Policía Municipal, la número 1125, con cuatro elementos a bordo, para llevar a cabo esa tarea, cuando en los cuatro barrios de la población habitan, de acuerdo con estimaciones, entre 10 mil y 12 mil personas; es decir, un policía por 3 mil habitantes.
Aunque en los barrios Ermita y Calicanto tal medida fue catalogada como benéfica, pues disminuyó la ocurrencia de asaltos, en el barrio La Cruz, los vecinos consideraron que la vigilancia debe optimizarse aún más.
“No podemos pedir un policía por casa, entendemos, pero son cuatro barrios para una sola patrulla; no es suficiente. Cuando tuvimos la reunión con los cuatro barrios, el presidente (municipal) comprometió que la misma patrulla va a recorrer toda la población”, señaló Jesús Hernández.
La atención recibida por la ciudadanía, al menos la que habita en La Cruz, recriminó, dista de la que le es proporcionada a tiendas como Chedraui y el propio Coppel: “Vamos a Chedraui, que lo tenemos cerca, y, a las 10 u 11 de la noche, vemos a la patrulla de la Policía Municipal parada enfrente, resguardando, como si fuera seguridad para ellos.
“Los vecinos nos mandan la fotografía y dicen: ‘Miren, en dónde está la patrulla’ y, efectivamente, lo comentamos con la autoridad y nos dice: ‘Lo vamos a checar’, y (ese) ‘los vamos a checar’ es porque hay algún convenio por lo cual se está dando eso.
El presidente del barrio sostuvo que los moradores no se oponen a que la vigilancia se extienda a todo el municipio, incluidas las tiendas comerciales, pero sí a que la seguridad sea selectiva.
En el barrio La Cruz programaron el domingo 16 de diciembre una nueva reunión con López Jarquín, pero éste no llegó, a pesar de que un día antes, el sábado 15, había rendido su segundo informe de gobierno.
Territorio sin ley
Junto con el problema de la inseguridad, existe otro que ha causado mayores estragos entre la población xoxoqueña: la invasión de transportistas y su violencia desmedida, que mantiene sometidas a autoridades y población.
“Estamos en manos de esos cuates”, reiteró Santos Matías.
Los presidentes de barrio coincidieron en que desde hace varios años, con el afán de evadir los semáforos y el congestionamiento vial que se forma en el bulevar Guadalupe Hinojosa, centenas de taxis colectivos invaden a diario las calles del centro de la población, a pesar de que éstas no fueron construidas para soportar tráfico intenso y de que están fuera de la ruta de los ruleteros.
Tal fenómeno se agudizó, al grado de convertir a Xoxocotlán en un foco rojo de violencia, luego de la aparición de decenas de sitios de mototaxis durante el trienio del priista Héctor Santiago Aragón, alias El Lobo (2014-2016)
De acuerdo con los testimonios recogidos en el lugar, son al menos tres calles del centro de la población las que sufren en mayor medida aquella problemática: Benito Juárez, Morelos y Progreso.
No existe, afirmaron los líderes, ningún vecino o autoridad capaz de meter en cintura a las organizaciones, pues tanto policías como pobladores, cada vez que intentan hacer valer el Estado de Derecho, son golpeados o amenazados.
“No tenemos nada en contra de ellos, pero pasan echando carreras y, cuando les reclama uno, se ponen al tiro”, agregó Santos Matías.
–¿Y la policía?, preguntó Real Politik.
–Los llegan a golpear… yo los comprendo porque son carne de cañón. Sus jefes les dicen no hagan nada y no puedes responder como autoridad… No puedes ni rozar a un mototaxista.
Ante su incapacidad de impedir que los vehículos de alquiler continúen ingresando a la población, la autoridad construyó topes de más de 10 centímetros de altura en la mayoría de las vialidades, pero ello no disminuyó el problema y, en ocasiones, ha llegado a empeorarlo.
Hace un año, cuentan los pobladores, dos taxis foráneos echaban carreras sobre una de las calles mencionadas anteriormente; sin embargo, al ver un tope, uno de los conductores frenó intempestivamente, perdió el control y atropelló a una niña, que resultó con lesiones de las cuales logró recuperarse.
En otra ocasión, ésta más reciente, otro ruletero intentó “volarse” otro reductor de velocidad y estuvo a punto de estrellarse con todo y pasaje contra una vivienda situada en una esquina.
En múltiples ocasiones, entre los involucrados en los percances han figurado ciudadanos oriundos de la zona, familiares directos e indirectos de los fundadores del pueblo, quienes llegaron a financiar el 50 por ciento de la construcción de las calles que hoy son invadidas.
“Como autoridad, él (Alejandro López) tiene que poner un límite con los taxis foráneos, no permitirles el acceso porque no es su ruta. Puede pasar cualquier persona que lo desee, pero no pueden estar circulando taxis foráneos porque no les compete.
“Por ejemplo: ¿Se dan cuenta que hay calles que no tienen banqueta? (pues) así fueron construidas (como corredores semipeatonales). Existen personas que circulan con los niños y se arriesgan a las mentadas de madre por parte de los taxistas. Estás en tu propio pueblo y cómo es posible que vengan, te griten y te cuestionen”, subrayó Jesús Hernández, del barrio de La Cruz.
Cada vez que se registra un accidente de tránsito entre un vecino y un taxista o mototaxista, éstos últimos responden, la mayoría de las veces, de manera agresiva, amenazando al conductor con bates de beisbol y armas.
Luego, a la intimidación se suman compañeros de organización, que rodean la zona hasta obligar a pagar los daños al ciudadano, aunque éste no sea responsable. La policía no interviene.
“Un trabajador de una aseguradora una vez dijo: ‘A estos amigos (los ruleteros) no les vamos a ganar… paga el deducible de él y el tuyo’, y sólo así se logró resolver el problema”, contó Hernández, haciendo referencia a una experiencia vivida por una vecina.
Cuando los involucrados son integrantes de organizaciones contrarias, las cosas no son mejor, pues, entonces, hay una alta posibilidad de que se desencadenen zafarranchos y confrontaciones a tiros.
En una ocasión, aseguraron los pobladores, los integrantes del sindicato Libertad y la CTM se liaron a balazos y uno de los proyectiles hirió a un vecino.
“Esto empezó desde el trienio de El Lobo porque él trajo a todos esos mototaxis”, reclamó Matías Enríquez.
–¿No había mototaxis en Xoxocotlán?, reviraron los comunicadores.
–No había y, además, (el ex edil) ocupaba esos mototaxis para sus tareas sucias, ese ambiente se quedó y desde ahí comenzó todo.
–¿Cuántos sitios de mototaxis hay?
–Entre 15 o 20
–Son muchos.
–Sí y no lo ocupan como trabajo, sino para hacer sus desmanes. Ahorita ya no hay control. Si acaso actuaron con protección de las autoridades anteriores, ya se les salió de control y, ahora, los ciudadanos, ya no pueden decir nada…
En Xoxo, mil 700 mototaxis
De acuerdo con cifras del gobierno de Oaxaca, a las que este medio tuvo acceso, en Santa Cruz Xoxocotlán circulan mil 700 mototaxis con concesiones debidamente expedidas; no obstante, debido a la falta de operativos de revisión, se desconoce cuántas unidades ofrecen el servicio de manera irregular.
Fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) señalaron que las autoridades estatales pretenden realizar una serie de operativos en el municipio, con el fin de establecer la cifra de unidades pirata que circulan en aquel punto de la zona metropolitana.
Según los informes, el escrito para solicitar la coordinación con el Ayuntamiento ya fue enviado.
50 policías para 100 mil habitantes
Consultado al respecto, el ex presidente municipal de Santa Cruz Xoxocotlán, Roberto Molina, admitió que aquella población padece de un problema de inseguridad, derivado, desde su óptica, de un crecimiento poblacional anárquico, que permanece por encima de la media anual del país (1.3 por ciento en 2017).
En la actualidad, dijo el político de extracción perredista, la población supera los 100 mil ciudadanos, que se distribuyen en ocho agencias y más de 70 colonias, debido a un fenómeno de “migración interna”, que se ha suscitado durante los últimos años.
“Si me preguntan cuál es el problema número uno, como en todo el país, en un municipio con un crecimiento desmedido, es la inseguridad”, refirió, en entrevista.
El ex munícipe, calculó que el municipio dispone de 100 policías municipales divididos en dos turnos para atender los requerimientos de 100 mil habitantes; es decir, un agente por cada 2 mil pobladores.
“Se necesitan políticas de coordinación con diversas corporaciones policiacas, meterse al proyecto del mando único, donde pueda intervenir la Policía del Estado, la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), la Procuraduría General de la República (PGR) y la Policía Municipal”, resaltó.
Molina sostuvo que la coordinación entre autoridades federales, estatales y municipales es la única alternativa que existe para combatir con resultados al corto plazo la inseguridad que prevalece en aquel municipio.
De lo contrario, advirtió que los niveles delictivos no sufrirán ninguna modificación, pues para hacerse cargo de manera individual de la seguridad de sus habitantes, el Ayuntamiento de Xoxocotlán requeriría de por lo menos 400 elementos más, un proyecto que, presupuestalmente, es inviable.