Juan Carlos Gutiérrez, abogado experto en DDHH y coautor del libro ‘Arraigo Made in México’
EL PAÍS.- La entrada en vigor de un nuevo sistema penal cambiará el rostro de México y la forma de impartir justicia, que será más transparente y con un mayor respeto a los derechos humanos. El Nuevo Sistema deja atrás el modelo ‘inquisitivo’ y lo sustituye por uno ‘acusatorio’ que implica, entre otras cosas, que cualquier persona será inocente hasta que se demuestre lo contrario o que varios jueces garantizarán la transparencia del proceso.
Sin embargo muchos expertos han criticado el nuevo rol que jugará a partir de ahora la policía como parte investigadora y es que el nuevo sistema penal deja en manos de una policía corrupta y mal preparada tareas de investigación que antes no tenía.
Otra de las críticas es la convivencia entre un nuevo modelo, más respetuoso con los derechos humanos, y figuras como el arraigo o la prisión provisional automática, diseñadas para combatir el crimen organizado. “Esto supone una esquizofrenia y es incompatible en el nuevo sistema penal”, explica el abogado Juan Carlos Gutiérrez, autor del libro “Arraigo, Made in México” editado por i(dh)eas
Gutiérrez sin embargo defiende que con el nuevo sistema penal será más difícil la corrupción como la compra y venta de pruebas, la alteración pagada de la escena del crimen o la modificación de dictámenes periciales, habituales en México. “Ahora el juez estará supervisando el proceso desde el comienzo y las pruebas tienen que ser convalidadas en una audiencia pública” explica.
Algunos sectores han criticado que el nuevo sistema es “hipergarantista” con los presuntos delincuentes y será una puerta giratoria que dejará en libertad a miles de culpables. “No estoy de acuerdo en esas críticas y, en dado caso, las críticas no serían contra el sistema en su conjunto pues ahora los jueces de control deberán poner en libertad a los sospechosos si, por ejemplo, no se mantuvo la cadena de custodia, se torturó, o si el detenido no fue capturado en flagrancia” señala. “En cualquier caso no será una puerta giratoria, sino que obliga a mejorar todo el sistema de investigación y a que policías y Ministerio Público sean más rigurosos en sus investigaciones respetando siempre el debido proceso” añade.
Para Gutiérrez la gran contradicción del nuevo sistema penal es que por un lado se avanza en materia de derechos y por otro convive con formas de detención que violan los derechos humanos como la figura del arraigo, que permite mantener detenido a un sospechoso durante casi tres meses para investigarlo sin necesidad de aclarar su situación jurídica. “La figura del arraigo es incompatible con el nuevo sistema acusatorio. Hay 11 recomendaciones de Naciones Unidas que han pedido al Estado mexicano suprimir esta figura que fue diseñada para casos excepcionales y hoy se aplica para todo tipo de delitos” concluye.