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“El Mencho”: el sanguinario ascenso de un capo

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Nemesio Oseguera Cervantes nació en el seno de una familia humilde en Michoacán comenzó trabajando cuidando campos de aguacate y terminó siendo el líder del Cártel de Jalisco Nueva Generación, la prioridad número 1 de la DEA y del que apenas se conocen dos fotografías. Este personaje ha sido noticia durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto, la semana pasada, la agencia Europa Press, a través de su portal Notiamérica, difundió que había sido abatido por el Ejército mexicano. Supuestamente le dispararon desde un helicóptero militar en la inmediaciones del llamado “Triángulo dorado”, entre la frontera de los estados de Chihuahua, Sinaloa y Durango. Hasta un video fue presentado, pero no hay confirmación del hecho

 

Elia Baltazar / Infobae / SinEmbargo

 

CIUDAD DE MÉXICO.- Es el hombre más buscado en México y pero sólo se conocen un par de fotos de él. Una circula en las fichas de la DEA desde 2016, cuando Nemesio Oseguera Cervantes llegó al tope de la lista de los narcotraficantes que reclama la justicia de Estados Unidos, junto con “figuras” como Ismael Zambada García y Rafael Caro Quintero.

Al “Mencho”, como lo llama la voz pública, las autoridades estadounidenses lo buscan porque es uno de los principales distribuidores de drogas sintéticas del continente, según la DEA.

Pero el negocio no lo construyó él. En realidad, es una especie de heredero de una familia en disputa y su historia de poder es un entuerto de alianzas y traiciones que se remonta una década atrás, cuando “El Mencho” no era más que un sicario al frente de un grupo llamado Los Torcidos (por traidores así los bautizaron), bajo las órdenes de los hermanos Óscar y Juan Carlos Orlando Nava Valencia. Estos eran socios de Ignacio Coronel, uno de los narcotraficantes más famosos en Jalisco en los años noventa, tercero en la jerarquía del cártel de Sinaloa y poderoso en el tráfico de drogas sintéticas hasta su muerte en 2010, en un operativo del Ejército para su detención.

Óscar y Juan Carlos eran conocidos como “El Lobo” y “El Tigre”. Ambos pertenecían al clan de Los Valencia – una de las más antiguas familias del narcotráfico– y fueron los líderes fundadores del Cártel de Milenio.

Detenidos los hermanos en 2009 y 2010, “El Mencho” pasó al círculo cercano de otro miembro de la familia, Erik Valencia Salazar, conocido como “El 85”. Juntos convirtieron al Cartel del Milenio en el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), la ahora poderosa organización criminal que ganó fama y fuerza de la mano del Chapo Guzmán, al enfrentar a los Zetas y su grupo aliado La Resistencia –una escisión del Cártel del Milenio– en los territorios de Michoacán, Jalisco, y Colima. Todos estados del Pacífico donde se concentra la producción de drogas sintéticas y por donde pasan los precursores químicos que llegan de Asia a los puertos de Manzanillo (Colima) y Lázaro Cárdenas (Michoacán).

En sus orígenes, de hecho, los miembros del CJNG eran más conocidos como los “matazetas” por la violenta guerra que emprendieron contra ese grupo, al acecho de los territorios del “Chapo” en el Pacífico, particularmente Jalisco.

Durante esos años (2010­2012), el infierno se instaló en el estado, recuerda el periodista Héctor de Mauleón en un artículo de 2015 publicado en la revista Nexos. “La guerra emprendida por los fundadores del Cártel Jalisco Nueva Generación dejaría ecos abundantes en la prensa: pequeñas notas dispersas en la sección policiaca que hablaban, en realidad, de “la limpia” que “El Mencho” y Erick Valencia estaban realizando en el estado”.

“El 85” fue detenido en 2012 y “El Mencho” tomó su lugar al frente de aquella incipiente y violenta organización.

 

El niño de los aguacates

 

De “El Mencho” se sabe que nació en Michoacán el 17 de julio de 1966, en el seno de una familia pobre de cinco hermanos. Dicen que lo bautizaron con el nombre de Rubén y él se hizo llamar Nemesio en honor a su padrino. También dicen que su cuna es el municipio de Naranjo de Chila y otros que fue Uruapan o Aguililla. Tal vez fue este último porque allí, apenas siendo un niño que recién abandonaba la escuela en el quinto año de primaria, se contrató para cuidar los campos de aguacate propiedad de Los Valencia.

De esta familia, conocida primero como el Cártel del Aguacate (porque traficaba la marihuana escondida en los cargamentos de ese fruto), nació el Cártel del Milenio cuando saltaron a la siembra de marihuana y amapola. Tan poderosos eran en su tierra que uno de ellos, José, incluso llegó a alcalde en 1989, postulado por el PRD. Con ellos, apenas adolescente, “El Mencho” se hizo vigilante de los plantíos y traficante después.

A los 20 años ya había emigrado a Estados Unidos. Vivía en la bahía de San Francisco, en California, donde se involucró con una banda de tráfico de heroína y metanfetamina. El periodista estadunidense Josh Eells, en un reportaje publicado en la revista Rolling Stone y con base en información de autoridades de Estados Unidos, afirma que Abigael González Valencia, “El Cuini”, cuñado de Oseguera Cervantes, lo formó en el negocio de las drogas.

En Estados Unidos lo detuvieron por tráfico de drogas junto con su hermano Abraham. Al salir de prisión, en 1997, las autoridades estadunidenses lo deportaron a México y aquí se enroló como policía municipal en Tomatlán, Jaliscco.

Allí se vinculó con los hermanos Nava Valencia del Cártel del Milenio, y con Nacho Coronel, del Cartel del Pacífico, como también llamaban a la organización criminal del Chapo Guzmán. Con ellos, al dejar la policía, “El Mencho” se convirtió en una especie de consejero de seguridad y una pieza estratégica en el tráfico de drogas sintéticas a Estados Unidos, gracias a su experiencia en aquel país, de acuerdo con Eells.

De Maulón cita una ficha del gobierno de Jalisco en la que afirma que “Oseguera Ramos había conocido a fondo la operación del Cártel del Milenio y por tanto sabía cómo operar, cómo hacer enlaces y establecer controles”.

También se distinguió como un violento sicario al frente de Los Torcidos, quienes barrieron a sangre y plomo con la gente de La Resistencia, el grupo desgranado del Cártel del Milenio, que quería disputarles el negocio y hasta el nombre.

 

Ascenso a sangre y fuego

 

Su carrera se aceleró sin duda durante los violentos reacomodos de grupos, como consecuencia de la ofensiva gubernamental contra el narco que emprendió el ex presidente Felipe Calderón sin cálculos de muerte. Entre 2006 y 2012 distintos estados del país, entre ellos Jalisco y Michoacán, se convirtieron en arena de disputa entre cárteles con escenas nunca vistas en México. Muchas fueron obra de los zetas y del CJNG, o producto de su disputa. Y un autor principal fue “El Mencho”, quien “ejerció, desde el primer día, un liderazgo extremadamente violento”, cita De Mauleón a las autoridades de Jalisco.

“El Mencho ejerció, desde el primer día, un liderazgo extremadamente violento. Ha mostrado un salvajismo que es extremo incluso para los estándares del narco”.

“Se cuenta que desde Sinaloa le enviaron a los ‘Ántrax’ y a otra gente de La Corona (otro grupo) para que lo “enfrentaran y aseguraran el control del cártel sobre las operaciones. Pero Oseguera acabó con ellos: los ‘Ántrax’ fueron barridos y muchos de La Corona siguen escondidos: hasta cambiaron de nombres para no ser ubicados”, relató el entonces comisionado de Seguridad Pública de Jalisco, Alejandro Solorio Aréchiga.

Scott Stewart, analista de la consultora en temas de seguridad Stratfor, lo describe así: “El Mencho ha mostrado un salvajismo que es extremo incluso para los estándares del narco. Para El Chapo, sin duda brutal, el asesinato era una parte necesaria de los negocios. Para “El Mencho” se parece más al sadismo como espectáculo público. Ha habido asesinatos masivos, como los 35 cuerpos atados y torturados arrojados en las calles de Veracruz durante la hora punta de la tarde de 2011. Dos años más tarde, los integrantes del CJNG violaron, mataron y prendieron fuego a una niña de 10 años a quien ellos (equivocadamente) creyeron hija de un rival. En 2015, los asesinos de CJNG ejecutaron a un hombre y a su hijo en una escuela primaria detonando palos de dinamita pegados en sus cuerpos, riéndose mientras filmaban la espantosa escena con sus teléfonos”.

Con la muerte de Nacho Coronel, la detención de los hermanos Nava Valencia, la posterior aprehensión de Erick Valencia y la caída de otros líderes capos como “El Chapo”, “La Tuta”, “El Z­40”, “El Mencho” tomó el control del CJNG, eliminó a sus adversarios y convirtió a 22 estados en su territorio, incluido el puerto de Manzanillo.

Según una ficha de la fiscalía general de Jalisco –escribe De Mauleón–, su organización es hoy “el cártel con mayor control territorial en la venta y distribución de droga”.

“Su cártel es el que tiene mayor control territorial en la venta y distribución de droga”.

De su poder ya dio muestras a las autoridades, cuando la mañana del 1° de mayo de 2015 algunos de sus hombres dispararon un cohete y derribaron el helicóptero militar que lo rastreaba. Era la primera vez que el Ejército mexicano sufría un ataque de este tipo.

De sus movimientos poco se sabe. Alejandro Hope, analista de seguridad, ha explicado que “El Mencho” y el propio cártel de Jalisco han tratado de volar bajo el radar, al menos hasta antes de aquel ataque de 2015.

“Esas estructuras son muy verticales, para esas organizaciones es muy importante la jerarquía, y de ahí viene este personaje, el cual es de alta peligrosidad y no se tienta el corazón”, dijo en una entrevista

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