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El eco de Ayotzinapa resuena en el mundo  

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Las protestas de los alumnos y maestros de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, por el asesinato de tres de sus compañeros y la desaparición de otros 43, han rebasado las fronteras del país y ha unido a los universitarios como no ocurría desde el movimiento estudiantil de 1968; “no sé, pero algo va a pasar, algo va a pasar”, advierte el padre de uno de los normalistas desaparecidos

 Agencias

FOTO PRINCIPAL (2) En más de 50 ciudades de México y el mundo, se realizaron marchas y manifestaciones el miércoles 22 de octubre, en el marco del Día de Acción Global por Ayotzinapa, para exigir la presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos desde el 26 de septiembre en Iguala, Guerrero.

El nombre de Ayotzinapa retumbó en todos los rincones del país y se dejó escuchar en varias ciudades del extranjero, durante las movilizaciones simultáneas  que se llevaron a cabo en solidaridad con los familiares y compañeros de los normalistas desaparecidos.

La indignación y la solidaridad de miles de estudiantes y ciudadanos por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, resonó en las calles, lo mismo del Distrito Federal, Veracruz o Oaxaca, que en Londres, París o Bogotá, a cuatro días de que se cumpla un mes de que fueron desaparecidos de manera forzada por policías municipales.

A las protestas se sumaron estudiantes y ciudadanos de Los Ángeles, Chicago y Edmonton, en Estados Unidos; Barcelona y Madrid, en España; Londres, Reino Unido; Montreal, Canadá; Bogotá, Colombia; Buenos Aires, Argentina; Río de Janeiro, Brasil; Munich, Alemania; Viena, Austria; Nápoles, Italia; y París, Francia, entre otras ciudades.

En el país, las manifestaciones se extendieron a los estados de Morelos, Chihuahua, Coahuila, Aguascalientes, Tamaulipas, Durango, Querétaro, Guanajuato, Campeche, Tlaxcala, Quintana Roo, Puebla, Veracruz, Sonora, Hidalgo, Oaxaca, Nuevo León, Jalisco, Baja California, Estado de México, Michoacán y Zacatecas.

También se realizaron paros en 17 normales rurales del país y en diversos planteles de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma Metropolitana (UAM), en todo el Instituto Politécnico Nacional, así como en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en el Claustro de Sor Juana y en la Escuela Superior de Música del INBA.

En las manifestaciones participaron estudiantes de escuelas de nivel medio superior y superior, tanto públicas como privadas, quienes se unieron en un solo grito “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.

“Ayotzinapa somos todos; vivos se los llevaron, vivos los queremos”, fue el grito con el que miles de personas se manifestaron en México ese miércoles, para exigir justicia y que se encuentre al grupo de 43 normalistas desaparecidos en Iguala desde el pasado 26 de septiembre.

Estudiantes, maestros, activistas e integrantes de la sociedad civil, marcharon e iniciaron paros en varias ciudades mexicanas, sumándose al reclamo de que aparezcan con vida los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, quienes, según algunos de los detenidos —que ya suman más de 50— fueron introducidos en patrullas y entregados al crimen organizado.

 

Queman Palacio

Municipal de Iguala

 

Durante la marcha efectuada en el estado de Guerrero, en apoyo a los normalistas de Ayotzinapa, sujetos encapuchados incendiaron el Palacio Municipal de Iguala.

Tras causar destrozos con palos, tubos y piedras, un grupo de manifestantes rompió los vidrios de una parte de la fachada, mientras otros con el rostro cubierto, ingresaron al interior para destrozar lo que encontraban a su paso.

El ayuntamiento de Iguala es uno de los 12 que los profesores de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), mantienen tomados como parte de sus acciones de protesta por la desaparición de los jóvenes en ese municipio el 26 de septiembre.

El vocero de la CETEG, José Ángel Varón Venancio, aseguró que además de Iguala, también mantienen tomadas las oficinas de los ayuntamientos de Chilpancingo (la capital del estado), Chilapa, Huamuxtitlán, Ayutla, San Luis Acatlán, Atoyac, Xochihuehuetlán, Alpuyeca, Tlapa, Tixtla y Tecpan.

La quema del Palacio Municipal de Iguala, ocurrió un día después de que manifestantes incendiaron las oficinas estatales del Partido de la Revolución Democrática (PRD), tras una manifestación donde participaron normalistas de Ayotzinapa y maestros de la CETEG.

Al momento en que ocurría la quema del inmueble, en la capital del país, el procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, detalló en una conferencia de prensa, la forma en que fueron detenidos los estudiantes por el grupo criminal Guerreros Unidos, con quien estarían ligados el alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa.

Alumnos de Iguala, Chilpancingo y Acapulco, caminaron en el contingente que partió desde la Central de Abasto al primer cuadro de la ciudad, en donde tomaron de manera simbólica el Palacio Municipal.

A la marcha se sumaron ciudadanos de Iguala, localidad ubicada a unos 22 kilómetros de Chilpancingo, y donde fueron levantados los normalistas el pasado 26 de septiembre.

 

Coraje e impotencia

 

Una de las manifestaciones más concurridas, fue la que se realizó en el Distrito Federal, donde participaron más de 50 mil asistentes, según datos de la Secretaría de Seguridad Pública.

Epifanio Álvarez sostiene la fotografía de su hijo, Jorge Álvarez, uno de los 43 desaparecidos. Escucha el grito de la multitud congregada en el Zócalo de la Ciudad de México. “¡No están solos, no están solos!”. No puede evitar llorar, pero se seca las lágrimas antes de tomar el micrófono para sacar su coraje: “Pinche gobierno que tenemos. ¿Dónde están sus aparatos de inteligencia, por qué no encuentran a nuestros hijos?”.

Esa es la pregunta constante en la movilización de este miércoles. Es el reclamo que origina el enojo y la indignación de los miles que salieron a las calles. Esta vez la exigencia se enfoca al gobierno de Enrique Peña Nieto y no solo al de Ángel Aguirre. Los padres les advierten: “si quieren guerra, guerra van a tener”, porque cuando la justicia no llega, el dolor se convierte en rabia.

En el templete colocado frente a Palacio Nacional, están los padres de los 43 jóvenes. Rafael López, padre de Julio César López, toma el micrófono: “Le digo al pinche gobierno que yo le doy dos días nada más. Si en dos días no aparecen nuestros familiares, vamos a tomar otras medidas porque ya estamos cansados”.

Insiste en que su desesperación está llegando al límite porque ninguna autoridad responde a sus exigencias. “Lo que nos hace el gobierno es una mierda. No hacen nada porque ellos los tienen”.

Uno a uno coincide en que han esperado demasiado, para poder tener a sus hijos de vuelta en casa. “No hay palabras para expresar lo que sentimos, queremos justicia”, dice Rafael. “sentimos rabia porque el gobierno no nos ha respondido”, grita Epifanio.

Son padres campesinos cuyos hijos se preparaban para ser maestros. No son diputados, ni gente reconocida, “somos pobres”, dice Bernabé.

Debajo del templete, hay 43 pupitres con las fotografías de los jóvenes, y veladoras que forman la palabra Ayotzinapa. Son los rostros que insisten en no ser olvidados. No son un número, son jóvenes que hacen falta en sus familias. Son el ejemplo de sus hermanos mayores y la esperanza de sus padres. Así los recuerdan mientras los nombran uno a uno. La multitud responde “presentación” después del pase de lista.

Según cifras del gobierno capitalino, son 50 mil los asistentes. Una multitudinaria respuesta a la indignación que ha provocado el caso en México y en el extranjero. Son amas de casa con pancartas con las leyendas: “¿qué harías si fueran tus hijos?” “Ayotzinapa somos todos”. Son estudiantes de la UNAM, el IPN, la Universidad Iberoamericana, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, la Universidad Autónoma Metropolitana.

La “indignación” del Presidente por lo ocurrido en Ayotzinapa, no convence a los asistentes ni a los padres. La recompensa de un millón y 500 mil pesos ofrecida por la Procuraduría General de la República, no sirve para los familiares que no han podido abrazar a sus hijos en casi un mes.

Después de las 20:00 horas de ese miércoles 22 de octubre, mientras el mitin continua en el Zócalo, estudiantes organizan una “acción”: con veladoras arman la frase “Fue el Estado”. Es el reclamo a 27 días de la desaparición de los jóvenes a manos de policías estatales.

Es la conclusión después de que el procurador Jesús Murillo Karam, informara que el alcalde José Luis Abarca y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, son los autores intelectuales del ataque armado y la desaparición de los 43 normalistas. Es la respuesta por una investigación federal que no ha podido hallar a los jóvenes.

Al final, las organizaciones sociales se dijeron solidarias con los padres de los normalistas. “Estamos dispuestos a todo”, sentenció Ignacio del Valle, líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Mientras que en un mensaje enviado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional dicen: “reiteramos que mientras no aparezcan con vida, seguiremos respondiendo en consecuencia”.

Los activistas recordaron que la impunidad priva en Guerrero, porque después de la matanza de Aguas Blancas, después de la muerte de dos normalistas en 2011, no hubo justicia.

Cuando se le pregunta a Epifanio, qué pasará si el gobierno no encuentra a sus hijos en los próximos días, responde: “no sé decirle qué, pero algo va a pasar, algo va a pasar”.

 

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