En Oaxaca se diagnostican entre 40 a 50 nuevos casos anualmente y la población más afectada suelen ser pacientes de entre los dos y seis años de edad, aqueja por igual a ambos géneros, niños y niñas
José HANNAN ROBLES
Fotos: Jairo ARAGÓN
Con el rostro marcado por la angustia y el desasosiego, que con trabajo disimula en una fingida sonrisa, Aurelia Martínez Gómez permanece de pie al lado de su hija Janeth Azucena.
Se inclina sobre la niña, e intenta dar a su cara una expresión tierna y dulce, para quien apenas con nueve años yace postrada en una cama, víctima de leucemia.
La pequeña difícilmente se da cuenta de las atenciones de su madre, con la mirada perdida parece que trata de entender por qué se encuentra en esa cama mientras sus amiguitos asisten a la escuela y juegan en su pueblo allá en Tlahuitoltepec, Mixe, aproximadamente a 123 kilómetros de la ciudad de Oaxaca.
Estamos en el área de Oncología del Hospital Aurelio Valdivieso de la capital del estado, institución que al igual que el Hospital de la Niñez Oaxaqueña atiende a niños con padecimiento de cáncer.
El diagnóstico del oncólogo pediatra adscrito al área de Oncología de este hospital, Armando Quero Hernández, es incisiva: leucemia.
Aunque el cáncer nada tiene que ver con la pobreza pues se da en todos los estratos sociales, la mayoría de niños que llegan a estos hospitales son hijos de familias numerosas, campesinas y extremadamente pobres, comenta.
El área de oncología infantil de este saturado hospital, en materia de infraestructura y número de camas tiene capacidad, requiriendo que se le inyecte recurso monetario para dar facilidad al apoyo de soporte que los pacientes requieren, comenta el doctor Quero.
Sostiene que muy ocasionalmente la familia de los enfermos tiene que comprar algún medicamento porque la institución no lo tenga.
En el caso en que sí tiene que participar la familia al 100%, es en la obtención de donadores porque los pacientes con cáncer son muy demandantes en el consumo de sangre o sus derivados, y solamente con donadores se puede obtener este producto.
El rostro de Aurelia Martínez Gómez refleja desesperación y cansancio, a punto de llorar confiesa que carece de recursos económicos para permanecer en Oaxaca aunque recibe cierta ayuda.
“No tengo a nadie que me apoye, su papá, de Janet Azucena, está tomando mucho y no me da el gasto. He estado sola desde que llegamos al hospital hasta ahora”.
Comenta que allá en su pueblo, su pequeña se puso amarilla de sus ojos y en su cuerpo, le aparecieron moretones y puntitos en el cuerpo lo que la obligó a llevarla con un doctor particular quien ordenó análisis de laboratorio, al regresar con ellos le aconsejó que la trajera a oncología del Hospital Aurelio Valdivieso.
“Ahí está más o menos, digamos que todavía no se acomoda ahorita, me dijeron que tiene leucemia”.
“Tengo esperanza de que se cure, estamos pidiendo a Dios que se cure mi hija”, susurra sollozando.
Leucemia aguda linfoblástica la que más ataca a los niños
El oncólogo Armando Quero, explicó que la principal enfermedad que atiende es la leucemia aguda linfoblástica, la cual dentro de todos los tipos de cáncer que se tratan representa el 50% de ellos.
La leucemia linfoblástica infantil (LLA), es un cáncer por el que la médula ósea produce demasiados linfocitos inmaduros, un tipo de glóbulo blanco.
La población más afectada suele ser pacientes de entre los dos y seis años de edad, aqueja por igual a ambos géneros, niños y niñas.
Por cuestión geográfica se atiende más, posiblemente por la cercanía a pacientes de Valles Centrales, Costa e Istmo de Tehuantepec, con menor frecuencia las otras regiones del estado.
La LLA se presenta cuando la médula ósea produce una gran cantidad de linfoblastos anormales crecen rápidamente y reemplazan a las células normales en la médula ósea. La LLA evita que las células sanguíneas se produzcan. Los síntomas potencialmente mortales pueden presentarse a medida que bajan los hemogramas normales.
Se diagnostican entre 40 y 50 nuevos casos por año
El tratamiento para la leucemia dura en promedio tres años, se diagnóstica entre 40 a 50 nuevos casos anualmente. En los dos últimos años la incidencia, aparentemente, bajó en el Hospital más no en el estado de Oaxaca, comentó.
En el Hospital de la Niñez Oaxaqueña se está concentrando el mayor número, antes se mantenía en partes iguales en las dos instituciones.
Después de la leucemia tiene incidencia el grupo de linfomas que engloba patologías de ganglios linfáticos que puede diseminarse al hígado, al bazo, a cualquier parte del tejido.
Hay dos grupos, la enfermedad de Hodgkin es un tipo de linfoma, un cáncer de una parte del sistema inmunitario llamado sistema linfático. El primer signo de la enfermedad de Hodgkin es un ganglio linfático de gran tamaño. La enfermedad puede diseminarse a los ganglios cercanos. Más adelante se puede diseminar a los pulmones, al hígado o la médula ósea. La causa es desconocida.
Siendo la más agresiva el linfoma no Hodgkin, que es un cáncer que comienza en las células llamadas linfocitos, el cual es parte del sistema inmunológico del cuerpo. Los linfocitos se encuentran en los ganglios linfáticos y en otros tejidos linfáticos, como el bazo o la médula ósea.
Algunos otros tipos de cáncer, por ejemplo, el de pulmón o el colon, pueden propagarse al tejido linfático, tal como los ganglios linfáticos. Sin embargo, los cánceres que se origina en otros tejidos y que luego se propagan al tejido linfático no son linfomas.
En tercer lugar están los tumores del sistema nervioso central, los tumores del cerebro.
En rango de la enfermedad ecológica es amplio, hay casos de niños que a los 8 o 10 meses tuvieron el diagnóstico de enfermedad ecológica, por política de la institución se les atiende hasta los 15 años, sin embargo, se aprecia que también los adolescentes mayores cursan con esta enfermedad, entonces el rango es de 1 a 18 para el área pediátrica.
Existe curación, siendo la proporción variable según el cáncer de que se trate, se estima que para la leucemia aguda linfoblástica en nuestro país la sobrevida es de 70 y 75%, algunos tumores del sistema nervioso central, por su ubicación es difícil la intervención, pudiendo vivir de 6 a 18 meses después del momento del diagnóstico, es muy variable el pronóstico de estos pacientes.
El costo, en el caso de la leucemia que es lo más común, oscila entre 150 mil a 600 mil pesos el tratamiento completo, por concepto de quimioterapia y estudios básicos.
En el Hospital Aurelio Valdivieso se cuenta con el programa federal de gastos catastróficos, que a partir de 2006, empezó a cubrir a los niños con cáncer, en 2008 entraron todos los niños con enfermedad maligna.
El oncólogo pediatra adscrito al área de Oncología, refiere que aparentemente en los últimos años se ha mantenido estacionado el cáncer en los niños entre una frecuencia de 80 casos por año “desde hace unos cuatro años, según las estimaciones estadísticas se deberían de estar viendo alrededor de 120 a 130 casos nuevos por año en el estado”.
La mortalidad es entre un 20 y 40% según la patología.
Se tiene conocimiento que algunos pacientes, sobre todo aquellos que están cercanos a otros estados como Veracruz, Puebla y el Distrito Federal, se van a tratar a esos lugares, dijo.
Entre 25 y 30% de niños abandonan el tratamiento
El entrevistado estimó que entre 25 y 30% de los niños abandonan el tratamiento, “este problema nos está golpeando muchísimo. Es de las más altas en el país”.
Ningún municipio de la entidad tiene un área de oncología, seguramente esos niños van a morir, lamentó.
Cuando el paciente se diagnostica con cáncer permanece durante cuatro o seis semanas en el hospital, una vez que se recupera o estabiliza se van a sus comunidades acudiendo a sus citas programadas. El tratamiento, cuando se trata de leucemia, dura tres años, para otras enfermedades varía de 6 u 8 meses a uno o dos años.
Es desafortunado, precisó, que los niños lleguen al hospital en etapas muy avanzadas lo que da malos resultados y pronósticos de vida muy pobre.
Los datos de alarma de la leucemia linfocítica aguda son, palidez sin causa, hemorragia sin motivo, crecimiento de algún ganglio sin ninguna causa aparente o alguna alteración neurológica que no tengan una causa bien identificada.
También puede causar síntomas como, sensación de cansancio, debilidad, mareo o aturdimiento, dificultad para respirar, fiebre, infecciones que no desaparecen o recurren, sufrir moretones fácilmente, sangrado frecuente de las encías o nariz.