Relaciones peligrosas
Nunca como hoy se ha puesto en evidencia el grave riesgo que existe entre la relación del gobierno de Gabino Cué con la mafia que dirige la Sección 22 –denominado también Cártel-22-. En Oaxaca nadie ignora la complicidad entre ambos actores, lo que se ha puesto de manifiesto con el doble discurso del gobierno de la alternancia, con algo que a los ojos de todos pasa. Si bien es cierto que en muchos sentidos se ha pretendido distraer la atención ciudadana sobre una postura gubernamental responsable y congruente, los hechos han rebasado a la ficción y el régimen actual está materialmente boca abajo respecto a los abusos que sigue cometiendo el magisterio mal llamado democrático. Uno, la violencia incubada en la toma de escuelas que padres de familia renuentes al retorno de la S-22 y a favor de la Sección 59 han mantenido y dos, el llamado del gobierno para que los mentores de ésta última, cedan pacíficamente ante las agresiones de sus correligionarios del bando opuesto.
La semana pasada la opinión pública conoció de un hecho aberrante, inadmisible en un régimen que se dice democrático: la toma violenta de las oficinas de la Sección 59, por parte de una turba de porros y golpeadores del Cártel-22, para quemar papelería y muebles. Son los mismos militantes de la tristemente Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), franquicia de convenencieros y mercenarios, como Rogelio Vargas Garfias y Germán Mendoza Nube, entre otros, que en 2006 fueron los que prendieron la mecha para el conflicto cuyas secuelas aún prevalecen. Son éstos pseudo revolucionarios, adoradores de Stalin, que siguen anclados en la prehistoria de las ideas políticas, arrastrando mitos y estigmas anacrónicos. Sin embargo, lo que está en tela de juicio no es el hecho de que los maestros “democráticos” hayan arremetido en contra de “los espurios”, sino la complicidad gubernamental con los autores materiales, que impunes asumen su responsabilidad sin recibir castigo.
Es evidente que la factura del triunfo de Gabino Cué en los comicios del 2010, es demasiado onerosa para poder liquidarla al magisterio que le allanó el camino con el voto de castigo al PRI y al PAN. El ejecutivo parece estar dispuesto a que la violencia prohijada por este segmento abominable y exhibido a nivel nacional, se lo lleve entre las patas. No se atisba un solo gesto, una sola actitud, que permitan avizorar una acción de Estado para acotar al Cártel-22. Por el contrario, cualquier espacio público en que aparece el gobernador es aprovechado tanto para agradecer la tolerancia que han tenido con los mentores, como para cacarear el llamado Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO). Un día se dice una cosa; otro día se desdice, en una simulación peligrosa que puede derivar en una crisis de credibilidad en el gobierno de la alternancia.
Por el lado que quiera verse, la relación atípica del gobierno estatal con el magisterio, más tarde que temprano exhibirá su lado fatal. La Reforma Educativa, ha insistido el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, no tiene marcha atrás y Oaxaca no es una entidad aparte del Pacto Federal. Es un estado de la Unión que no se regirá por una ley exclusiva ni, mucho menos, habrá una situación de excepción. Eso no lo han entendido aún en la dupla gobierno estatal/Sección 22. Gabino le está apostando a un juego sumamente peligroso, en el que un error le puede costar el cargo. No lo ha visto así. Pero las condiciones a nivel nacional, en el espectro político, así lo advierten.
