S-22: Sigue el pataleo
El magisterio oaxaqueño que milita en la Sección 22 está jugando con fuego. Una vez que el gobierno de Gabino Cué se abrió al diálogo, siempre que éste fuera público y sin presiones, mucho menos condicionando los avances que se han dado, los maestros están emplazados a retornar a sus centros de trabajo si no quieren hacerse acreedores a sanciones de tipo administrativo, incluso, el propio cese, como se ha reconocido en los últimos días. Es evidente que las reglas cambiaron radicalmente y que no habrá marcha atrás, al menos es lo que ha sostenido el ejecutivo estatal. La muestra de que existe un amplio sector que está convencido de que la norma es otra, fue la actitud de los empleados sindicalizados de la Sección 22 que laboran en el desaparecido Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), al ignorar a sus dirigentes seccionales y estar emplazados hoy a presentarse en sus nuevas asignaciones.
Las marchas y movilizaciones han continuado. Y sin duda seguirán. No es fácil que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), cuyo eje es el Cártel-22, asimile que a partir del 21 de julio es simplemente un gremio de la clase trabajadora; que dejó de ser patrón; que tiene atadas las manos para maniobrar en venta de plazas y el manejo discrecional del presupuesto asignado a la educación. Tampoco es tarea sencilla para los nuevos funcionarios enderezar un barco que desde hace mucho hacía agua; una institución quebrada desde el punto de vista financiero, pero adicionalmente, con una serie de vicios y corruptelas que se han venido arrastrando por más de dos décadas.
El ratificado titular, Moisés Robles Cruz, pese a que no tiene formación en el tema educativo -su formación de abogado lo llevó a laborar en dependencias federales ligadas a la seguridad pública- parece estar empeñado en limpiar las atarjeas pestilentes de la institución, empezando –creemos- en su círculo cercano. No obstante, hay que reconocer que la mayoría de funcionarios del llamado “nuevo IEEPO”, no tienen tablas en la cuestión educativa ni conocen los entresijos de las maniobras de la Sección 22, a lo largo de los últimos diez años. No hay que omitir que el 2006 fue una etapa en la que el citado magisterio impuso más sus reglas y los dirigentes que entraban con una mano adelante y otra atrás, terminaban su período como verdaderos potentados, al igual que los titulares. El flujo de efectivo, regalos, bonos, prebendas y otras canonjías, fueron parte de los arreglos subrepticios entre gobierno/Sección 22. Y por el bien de los oaxaqueños eso no debe repetirse más.
Diversos sectores sociales han exigido al gobierno de Gabino Cué no ceder ni un ápice; continuar con el diálogo sin poner en tela de juicio el breve camino andado; ajustarse al camino de la ley, ése al que jamás se han sometido los capos de la educación. La Reforma Educativa debe instrumentarse en la entidad. No somos capítulo aparte ni ínsula autónoma. Oaxaca necesita del apoyo federal y de ninguna manera un sector como es el magisterio puede obstaculizar de apoyos y programas tan necesarios para nuestra gente. El paso ya está dado. No hay que ceder. Habrá que alentar el diálogo pero sin negociar; que dirigentes y demás sigan dando de patadas y estertores: son parte del desenlace que implica que el Estado retome la rectoría de la educación. En efecto –insistimos- no es fácil enderezar la nave. Ello sólo se logrará aplicando sin cortapisas el espíritu simple y llano de la ley. La sociedad atisba en el horizonte una Reforma Educativa viable y la posibilidad de que la mediocridad que tanto ha lacerado a nuestra niñez, con una educación deficiente, sea mañana la esperanza de un nuevo amanecer.
