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Don Samuel Mondragón dejó a los oaxaqueños su legado musical

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Autor de dos revistas teatrales, una opereta y más de cuarenta composiciones musicales, su principal obra poética fue Tortolita Cantadora que a la fecha entona la delegación de Huautla de Jiménez en los Lunes del Cerro y que hace vibrar a los asistentes a la Guelaguetza

 

Carlos CERVANTES

 

El maestro Samuel Mondragón fue un oaxaqueño que se distinguió en su gusto y pasión por las bellas artes, especialmente el canto, el teatro y la composición de música oaxaqueña; participó en los actos que se organizaron con motivo del cuarto centenario de la ciudad de Oaxaca en 1932 y se le recuerda especialmente en la zona de la Cañada por la musicalización de aquella composición poética del doctor Alberto Vargas Tortolita Cantadora que durante varios años era entonada por la delegación de Huautla de Jiménez en los “lunes del cerro”, en la Guelaguetza.

Don Samuel, como se le conocía, nació en esta ciudad de Oaxaca en 1884 donde cursó la educación elemental e hizo sus primeros estudios de música siendo monaguillo de la catedral. En 1903 se trasladó a la ciudad de México donde comenzó sus estudios de canto superior bajo la dirección de sus maestros Roberto Marín y Rafael López. Al retornar a esta ciudad continuó con sus estudios de canto dirigido por el profesor Asunción Hermosa, fue entonces que el gobernador Emilio Pimentel le concedió una beca para continuar su carrera en la capital del país, ante su innata disposición por la música y, desde luego, su excelente voz.

 

Su voz fue de un gran tenor

 

En 1907 sustentó la prueba de canto superior interpretando el cuarto acto de El Trovador acompañado por la soprano María N. Sidney que hizo el contralto; Gonzalo Barranco, barítono y don Samuel, tenor. En 1910 ganó el concurso de cantantes a que convocó La Comisión Nacional del Centenario de la Independencia Nacional participando en diversos recitales y demostrando sus dotes de tenor. En 1911 debutó en el teatro Colón de la ciudad de México con la opera “Rigoletto” en compañía del gran barítono mexicano José Torres Obando y la señorita Álvarez de la Cadena, que recientemente había llegado de Italia.

En la misma temporada cantó La Navarsse de Massenel; asimismo Lucía, La Tosca, La Bohemia, Caballería Rusticana y otras más que interpretó no solo en la ciudad de México, sino en otros puntos de país, donde acudió en giras artísticas. En 1913 ganó el concurso de cantantes a que convocó el Conservatorio Nacional de Música, lo cual le valió al artista mayor popularidad y giras a diversos puntos del país y de Latinoamérica, poniendo en alto el nombre de Oaxaca ya que en las promociones publicitarias se mencionaba el lugar de su nacimiento.

 

Laureado por el Ateneo veracruzano

 

En el año de 1936 fue laureado con el primero y tercer lugares, así como mención honorífica en el Concurso de la Canción Mexicana a cual convocó el Ateneo Veracruzano y donde presentó varias de sus composiciones, letra y música. Luego en 1940 formó parte de la “Misión Cultural” que recorrió los países latinoamericanos durante varios meses durante los cuales los artistas de la misión de presentaron en diversos teatros.

De retorno a la ciudad de México formó parte de la orquesta típica “Miguel Lerdo de Tejada” que tuvo gran éxito y al mismo tiempo profesor de canto coral de la Secretaría de Educación Pública, logrando componer varios cánticos escolares que fueron editados en un folleto para las escuelas del entonces Distrito Federal.

 

 Autor de canciones oaxaqueñas y opereta

 

Fue autor de dos revistas teatrales, una opereta y un importante número de canciones oaxaqueñas. Su primera melodía fue Oaxaqueña y le siguieron Tehuana, Así Fue, Mujeres del Istmo, puso música al poema de Enrique Othón Diaz “El Nito”, Sobre la Cumbre del Monte y, desde luego Tortolita Cantadora que aun se sigue cantando en la zona de la Cañada y en festejos folklóricos. Compuso música sacra: Aves Marías, una invocación a la Virgen de Guadalupe y un Oh Salutaris. Fueron más de 40 sus composiciones musicales, que le proporcionaron fama como artista de renombre.

En 1928, año del terrible primer sismo de ese siglo, se estrenó en el teatro “Luis Mier y Terán” su opereta La Farándula. También editó varias publicaciones entre ellas: La Enseñanza de los Coros Escolares, revista quincenal patrocinada por el Gobierno del Estado de Oaxaca.

 

A los acordes de Tortolita Cantadora

 

Se recuerda que en 1932 cuando se escenificó el “Homenaje Racial” a la Ciudad de Oaxaca en la rotonda del cerro del Fortín, la delegación de Huautla de Jiménez entró al entarimado a los acordes de “Tortolita Cantadora”, provocando el aplauso de los asistentes y, desde luego, de las autoridades locales e invitados que por primera vez escucharon la pegajosa y sentimental melodía con tema campirano y que relata un pasaje campesino.

En años recientes parece que los burócratas que tienen que ver con la organización del programa y con la trillada “autenticidad” se han olvidado de las regiones que participaron en aquel homenaje y de las canciones que como Tortolita Cantadora fue obra del compositor oaxaqueño precisamente para esa celebración que aun cuando deformada, persiste con el nombre de “Guelaguetza”.

Durante su fructífera vida el maestro Samuel Mondragón Noriega siempre estuvo pendiente del acontecer cultural de Oaxaca participando de diversas maneras. Falleció en la ciudad de México en 1962, de acuerdo don lo que se relata en el “Diccionario” de personas que editó en su tiempo el licenciado y profesor don Manuel Zárate Aquino.

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